Las parejas más icónicas son las más conflictivas. Por motivos que no entiendo, vemos como más eróticos, más intensos y más reales los romances donde los implicados se tiran los trastos a la cabeza y después destrozan habitaciones de hotel follando como desesperados. Johnny Deep y Kate Moss. Kurt Cobain y Courtney Love. Sid Vicious y Nancy Spungen. Y los autores del primer vídeo porno casero viral: la eterna playmate, Pamela Anderson, y el batería de Mötley Crüe, Tommy Lee. Un matrimonio que vuelve a estar de actualidad después de que la plataforma de streaming Hulu haya anunciado la producción de una serie basada en su relación. Un rodaje al cual, por cierto, los protagonistas no dan apoyo.

Poco se sabe de Pam and Tommy más allá de que su estreno está previsto para el 2022 y que la protagonizan Sebastian Stan, conocido por interpretar el Soldado de Invierno en Los Vengadores, y Lily James, la maravillosa Donna de la infame Mamma Mia 2. Pero solo con estos datos ha sido suficiente para levantar la expectación entre todos los fans de un buen escándalo, gracias a unas caracterizaciones que han transformado a ambos actores en los sex symbols de los noventa.

Sebastian Stan y Lily Janes caracterizados como Pamela Anderson y Tommy Lee / @imsebastianstan

Y es que, siendo sinceros, cuesta mucho no sentirse atraído por esta mierda. Pamela y Tommy se conocieron la noche de Fin de Año de 1994. Un breve encuentro que seis semanas después acabó en una boda en la playa de Cancún después de pasar 4 días juntos encerrados en una habitación de hotel. 96 horas que fueron precedidas de un mes entero de intensa persecución por parte del músico, durante el cual la actriz no había dado demasiadas señales de interés por él. En la ceremonia él solo llevaba unas bermudas color caqui. Ella un breve bikini blanco. Tuvieron dos hijos, Brandon (1996) y Dylan (1997) y se separaron en 1998, para después rejuntarse, separarse, volver a casarse, divorciarse y volver a estar juntos infinidades de veces.

Pero lo que les ha hecho pasar a la historia es su cinta porno. Robada por venganza por un lampista, Rand Gauthier, a quien Tommy Lee despachó a punta de pistola y sin pagarle sus honorarios, se convirtió en el primer vídeo viral en un momento que internet todavía iba con pañales. Una cinta de uso personal, de un matrimonio que disfrutaba de sus vacaciones y que se grabó durante 8 minutos follando en un velero. Con todo, a pesar del potencial que tenía el vídeo para hundir sus carreras, esquivaron el temporal, a pesar de no poder detener la distribución y que fue el golpe definitivo para un matrimonio nada estable. ¿Por qué? En la Rolling Stone lo explicaban de la mejor manera: "Es un vídeo casero de 54 minutos que muestra unos ocho minutos del sexo que los norteamericanos toleran: blanco, heterosexual y entre personas casadas y enamoradas".

Imagen principal, Pamela Anderson y Tommy Lee / GTRES

Durante sus años de matrimonio, Pam y Tommy llenaron portadas de diarios. Era una relación explosiva: dos iconos sexuales viviendo al más puro estilo rock and roll. Ey, pero, ¿y los abusos? Entre tanto glamur y la energía sexual que desprendían, esto nos suele pasar por alto. La llegada de las criaturas parece que no gustó al batería, que empezó a sentir muchísimos celos de sus hijos. Parecía que no podía soportar no recibir la atención que él consideraba que merecía. El punto culminante: una pelea en casa que acabó con Lee dando una patada a la espalda a su mujer mientras amamantaba a su hijo pequeño. Una agresión que lo llevó a recibir una pena de 6 meses de prisión por violencia doméstica, de la cual cumplió cuatro y que acabó con su primer matrimonio.

No es el único episodio polémico de Lee. En la autobiografía de su grupo, The Dirt: Confesions of the World's Most Notorious Rock Band (encontraréis una versión descafeinada en Netflix) explican por ejemplo cómo obligó a una de sus novias, Honey, a hacer una felación a todos los miembros de su grupo porque él no se corría. La relación se acabó cuando ella insultó a su madre y él le hizo saltar varios dientes de un puñetazo. Y en el 2018 volvió a los titulares por pegarse con su hijo mayor. Brandon Lee alega que la riña se produjo por los problemas de su padre con el alcohol. Y no olvidemos que la relación con Anderson empezó después de un mes de acoso continuado donde el músico no dejaba respirar a la actriz ni un segundo hasta el punto que ella pensaba que Lee "estaba loco", tal como explica en la autobiografía del batería Tommyland. Un figura, vaya.

Pero eso era deseable en los noventa. Y ahora, parece. Porque seguimos romantizando una relación tóxica. Porque Anderson y Lee eran jodidamente sexys, pero también terriblemente conflictivos. Nos gusta este tipo de rollos. Los consideramos más reales que nuestras relaciones basadas en hablar de nuestros sentimientos y en salir el sábado a cenar por Gràcia comentando cómo nos ha ido en nuestro trabajo precario esta semana y cómo sufrimos para que nos echen el mes que viene cuando se nos acaba el contrato. Quizás sí que eran más vibrantes, pero no hay psicólogos en el mundo que permitan enfrentarse a lo que ha vivido nuestra vigilante de la playa preferida.

Porque por el hecho de que la mayoría de hombres de más de 40 se hayan hecho pajas pensando con ella, se suele menospreciar el hecho de que Pamela Anderson es una persona y no un estereotipo. No solo es una activista que hace muchas décadas que trabaja activamente por los derechos de los animales y que en los últimos años se ha sumado al movimiento antipornografía (y nuestra cosa preferida, su apoyo a la causa catalana). También es una superviviente de abusos sexuales. En el 2014 hizo público que entre los 6 y 10 años fue abusada por su niñera, que en los 12 fue abusada sexualmente por un hombre de 25 años y que con 14 fue violada en grupo por su entonces novio y sus amigos.

Pam se enfrentó al escándalo del vídeo sexual y a su matrimonio, haciendo pública su situación en un momento que ni el feminismo estaba tan presente en la esfera pública ni la liberación sexual de las mujeres era vista con buenos ojos, especialmente en la contradictoria sociedad norteamericana. Y el hecho de ser un símbolo sexual no la ha frenado a la hora de compartir y hacer visibles sus ideas políticas. En diciembre de 2020 se volvió a casar con su guardaespaldas y ha abandonado las redes sociales para centrarse en su amor por la "lectura y la naturaleza". Solo le deseamos toda la paz y felicidad del mundo.