Andando por Benetússer, varios vecinos paran a Jorge para preguntarle por la librería. Que cuándo abrirán, que cómo va el proyecto. Tienen muchas ganas de ver los estantes llenos de libros. Él les responde con un gesto amable que todo va bien y que esperan volver en un par de meses, allá por abril, cuando se habrá cumplido más de medio año de la DANA que arrolló por completo Somnis de paper. Esa tarde Jorge estaba allí. Su hermano le había alertado que estaba entrando agua por su calle y fue a la librería a subir cajas de libros al mostrador, por si acaso. Al terminar ya estaba entrando el agua por debajo de la puerta y al pisar la calle le llegaba al tobillo. De camino a su casa, a cinco minutos andando, ya le llegaba por las rodillas. La librería quedaría anegada por un charco que alcanzó el metro setenta de altura.

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Al día siguiente toda la calle era destrucción. Cuando Laia vio la librería por primera vez tras el paso de la riada, se puso a llorar. El local antes había sido una oficina bancaria y los cristales tenían el grosor de los antibalas, pero los coches los reventaron igualmente y dentro se encontraron una imagen dantesca digna de una película de terror. “Primero me quedé en shock y después no pude parar de llorar, porque son todos los años de trabajo, todo lo invertido, y no quedaba nada”. Los vecinos les ayudaron a sacar las pocas cosas que pudieron salvar y montaron barricadas para evitar robos. "Eran unos pocos, pero, a la que se fue un poco el agua, había gente haciendo pillaje y cogiendo cosas", relatan. Después volvían a casa sin haber dormido para limpiar, porque su bajo también se había convertido en un lodazal

SECTOR EDITORIAL DANA VALENCIA - Somnis de Paper Benetusser / Foto: Montse Giralt
La librería Somnis de paper en obras, al lado de un local donde reparten productos de primera necesidad, en Benetússer. / Foto: Montse Giralt

Jorge Cabezas y Laia García son pareja y copropietarios de la librería desde hace más de una década. Sin embargo, no tuvieron claro seguir adelante con el proyecto después del desastre. “Ves toda la destrucción y no tienes fuerzas, los primeros días pensábamos que no podíamos volver a empezar”, explica Laia. Perdieron más de 100.000 euros en stock, material y muebles. La cosa cambió cuando los voluntarios y clientes los animaron a seguir porque eran necesarios en el pueblo. “Fue el primer empujón, porque cuando estás tan jodido, en la mierda, y la gente te verbaliza que tienes que volver a abrir… quizás puedes pensarlo, pero cuando lo dicen se materializa”, razona Jorge. Ahora la reforma del local ya va viento en popa, pese a que han tardado algo más de lo previsto. Querían que la reconstruyera gente de la zona de la Horta Sud, pero era complicado encontrar trabajadores. “O tienen mucho trabajo o no pueden trabajar”, matizan.

Pero las obras en la librería no han impedido que su actividad continúe. A principios de diciembre, el concejal del Ayuntamiento de Benetússer les ofreció a algunos comercios afectados montar sus negocios en los puestos vacíos del mercado municipal. Jorge y Laia han armado el escaparate de libros en una parada que antes fue una carnicería, al lado de una droguería. Justo delante, los trabajadores de una autoescuela montan el chiringuito en unas mesas centrales para poder seguir con el servicio. También hay una zapatería o un puesto al que una chica se desplaza para que sus clientas puedan hacerse las uñas. No es tanto el beneficio que obtienen como el poder tener un sitio para atender a su clientela, dar el servicio y tener un espacio para poder verse las caras. Como estos libreros dicen: “una librería es un comercio muy especial porque es un sitio de encuentro y es lo que la gente echa de menos”.

Laia García, copropietaria de Somnis de paper: "Ves que pasan las semanas y no se avanza; ahora hemos conseguido que no haya coches en los descampados, pero nos ha costado tres meses"

Para poder gestionar esta etapa, el bajo de la casa que comparten se ha convertido en su almacén particular. Como el espacio limitado del mercado no les permite grandes barbaridades, han trasladado la logística al garaje, con una instalación bastante precaria y limitada, para poder ir tirando. “Solo tenemos un servidor, así que si trabajamos en casa no podemos hacerlo desde el mercado”, explica Laia. Las horas que la parada está cerrada intentan acelerar trabajo haciendo comandas online y van haciendo viajes de un lugar a otro transportando cajas de libros. Aparte de ellos dos hay un par de trabajadores más, uno por turno, que el primer mes sufrieron un ERTE. Cuando empezaron a entrar centenares de comandas vía web, pudieron volver.

SECTOR EDITORIAL DANA VALENCIA - Somnis de Paper Benetusser / Foto: Montse Giralt
La parada de libros se ha montado en un puesto que antes era una carnicería. / Foto: Montse Giralt
SECTOR EDITORIAL DANA VALENCIA - Somnis de Paper Benetusser / Foto: Montse Giralt
Algunos libros expuestos en la parada del mercado. / Foto: Montse Giralt
SECTOR EDITORIAL DANA VALENCIA - Somnis de Paper Benetusser / Foto: Montse Giralt
Jorge trabaja en la parada municipal habilitada por el Ayuntamiento de Benetússer. / Foto: Montse Giralt

Y es que gente de todas partes se volcó para comprar libros y hacer que pudieran salir a flote, y Somnis de paper multiplicó por 10 las comandas online, pasando de 90 a 1.000. “Las ventas por Internet de una librería pequeñita o mediana son muy residuales porque la gente que compra online no suele comprar en librerías, y fue una locura, sobre todo teniendo en cuenta que estábamos trabajando en condiciones muy precarias, sin libros y sin que los coches pudieran salir de Benetússer”, recuerda el copropietario del negocio, que valora y agradece la paciencia que ha tenido la gente que ha querido apoyarles desde todas partes del país.

Una luz al final del túnel de la incertidumbre y la mala gestión política

Como la mayoría de las librerías afectadas, las ayudas públicas que han pedido no han llegado todavía. Ratifican que en el País Valencià todo está muy parado y que no han cobrado nada, aunque reconocen que la primera semana el Ministerio de Cultura se puso en contacto con ellos para apoyarlos y saber cuáles eran sus necesidades. “Pero a nivel autonómico, un desastre”, confiesan, lamentando la lentitud con la que llegaron las propuestas para que el sector tirara adelante. “No solo en la DANA; el Govern de la Generalitat Valenciana no ha convocado las ayudas ordinarias a las entidades culturales y la Fira del Llibre ha estado a punto de no celebrarse”, argumenta Laia. A su lado, Jorge niega con la cabeza en señal de incomprensión. Él, que también es parte de la junta del Gremi de Llibrers de València —organizador de la Fira, la segunda más grande en España— no da crédito a lo ocurrido. “No entendemos como no ha salido esta ayuda, que es cíclica, solo hay que darle a un botón para que vuelva a salir”.


Ambos piensan que el color político se ha notado en la evolución de las ayudas que ha recibido el sector del libro en la última década, y que la cosa ha empeorado, con una gestión nefasta por parte de la Administración valenciana. “Hay mucha rabia porque te sientes abandonado totalmente, y después mucha tristeza, porque vas paseando por tu pueblo y ves que pasan las semanas y no se avanza. Ahora hemos conseguido que no haya coches en los descampados, pero nos ha costado tres meses”, lamentan. Mucha gente ha perdido su casa, quedan muchos meses de recuperación y está siendo, y será todavía, muy duro. Pero ellos ahí siguen, resistiendo.

Después que el temporal de ese martes 29 de octubre diera un vuelco a su normalidad, parece que todo ha empezado a moverse y ya empiezan a ver un poco la luz. Tienen los ojos puestos en la reapertura de la librería, que nacerá de nuevo con una reforma total. Y se empiezan a preparar para la Fira del Llibre, aunque con pies de plomo. “En una librería pides las novedades más o menos con tres meses de antelación; nosotros no estamos pidiendo nada porque no sabemos el tiempo que nos queda de obra, ni cuando haremos el cambio a la librería; estamos con mucha incertidumbre”, explica Jorge. Y cuando acaba la frase, mira a Laia y ambos sonríen. “Con incertidumbre, pero también, no sé, con alegría”.
 

SECTOR EDITORIAL DANA VALENCIA - Somnis de Paper Benetusser / Foto: Montse Giralt
La logística de Somnis de paper se ha trasladado al bajo, donde viven Jorge y Laia. / Foto: Montse Giralt

 

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