Pau Riba y Pascal Comelade, dos figuras únicas y esenciales del cosmos musical catalán. Universos únicos que se encontraron el año 2013 con la publicación del disco Mosques de colors. Diez años después de su aparición, Comelade se despide definitivamente de su amigo con la reedición en vinilo de edición limitada de 500 copias de su álbum común, ahora con el añadido de un segundo disco que compila piezas inéditas y versiones de algunos de sus temas más conocidos. Llamamos a Comelade, que nos atiende sentado en un parque desértico de una ciudad francesa (pero no nos revela cuál): "Es el momento ideal para hablar, nadie nos molestará", para que nos hable de Pau Riba y de cómo cazaron aquellas Mosques de colors.

¿Cómo surge la idea de reeditar estas Mosques de colors?
Editamos el disco en el 2013. Pasa que en el 2018 nos volvimos a reunir con Pau (Riba) y grabamos cositas. Utilizamos el mismo sistema que habíamos utilizado siempre: yo la enviaba una base de piano. Y a partir de esta base, Pau hacía su cocina: escribía la letra, las estrofas, el estribillo... y todo eso me lo enviaba de vuelta a Ceret. Todo este material lo fui guardando con la idea de publicar un nuevo disco. La lástima es que los dos éramos muy lentos, trabajando. Con el disco original, hemos publicado un segundo disco, con canciones hasta ahora inéditas o versiones. La primera de ellas se llama No Nan Lloc, y estuvimos años para acabarla. De hecho, no la acabamos nunca, porque, desgraciadamente, Pau murió. Fue este pasado invierno, que me di cuenta de que, reuniendo todas estas grabaciones, tenía bastante material para publicar un nuevo disco entero. Ha sido así cómo, a partir de esta idea, y después de hablar con la Memi (pareja de Pau Riba), el Caïm (Riba, hijo de Pau Riba) y Discmedi (su discográfica), hemos decidido reeditar Mosques de colors, únicamente en vinilo en edición limitada de 500 copias, sin tocar nada, añadiendo un segundo disco con todos estos temas que no pudimos acabar y versiones que hicimos algunas de las veces que tocamos juntos. Este disco es mi particular homenaje a Pau Riba.

¿Cómo fue el proceso original de creación de Mosques de colors?
Yo entonces trabajaba con cintas de casete.

No ha habido nada más difícil en mi vida que explicar a un francés, un inglés o un alemán, el arte, la música, la poesía de Pau Riba

Particular postañl en Cadaqués de los particulares Pascal Comelade y Pau Riba

¿¡Cintas de casete!?
(Ríe) ¡Sí! Como explicaba, le enviaba a Tiana cintas de casete con mis bases de piano, él las cocinaba en su casa y me las devolvía. Todo hasta que nos encontramos una semana en el estudio del Pep Pascual (músico, compositor e inventor de instrumentos que ha colaborado en varias ocasiones con Pascal Comelade) en la Travesera de Gràcia. A Pau le pasaba como pasa con Jaume Sisa: hacia el exterior ofrecen una imagen, pero cuando se encierran en un estudio de grabación, son muy serios. Mucho más que yo. Son muy preciosos, detallistas y exigentes. Yo no soy tan radical. A mí siempre me gusta la primera toma. En Mosques de colors no hay nada improvisado. El segundo disco, el que hemos incluido ahora, es otra cosa. Hay temas como El vi al corb el torna albí, que es un poema de Pau Riba recitado por el Enric Casasses con música mía. Una cosa común. También hay una versión que grabé hace tiempo de Noia de porcellana y otra de La daliniana flor, también de Pau, que grabé en Figueres en un espectáculo que hice en el festival Acústica del 2011. Un espectáculo increíble que se llamaba Dalí canta, del que también participaron el mismo Pau, Albert Pla, Gerard Quinata, la Martirio... Esta versión en directo me parece preciosa, me gusta mucho. También hemos incluido una versión de Taxista que hicimos en el 2013. O Cares d'Argiles, que también es una canción de la época que hicimos Mosques de colors, pero que quedó fuera del disco y ahora hemos recuperado. Encuentro que ha quedado un disco muy coherente. Un disco común de verdad. Encontramos el punto de conexión.

¿Le echas de menos?
Todo el mundo lo encuentra faltar. Lo añora la música catalana, lo añora la poesía catalana... Es imposible no añorarlo.

Si hubiera nacido en Inglaterra o los Estados Unidos sería considerado uno de los grandes genios de la cultura popular del siglo XX.
No ha habido nada más difícil en mi vida que explicar a un francés, un inglés o un alemán, el arte, la música, la poesía de Pau Riba. Cuando hacemos este tipo de ejercicio siempre requiere buscar equivalente, y Pau Riba era único. No tiene equivalentes. Estamos hablando de un artista que ya se dio a conocer con un primer disco de la magnitud de Dioptria. Un disco importantísimo en el marco de la canción popular no solo en Catalunya sino en todo el mundo, pero totalmente desconocido más allá de Catalunya. De hecho, una gran parte de la música catalana es del todo desconocida en el resto del mundo, exceptuando Tete Montoliu y Carles Santos. Pero a figuras tan importantes como Toti Soler o toda la escena de la Ona Laietana, se les conoce muy poco.

Se reedita el disco compartido de Pau Riba y Pascal Comelade, Mosques de colors

Habría que analizar cómo funciona la sociedad actual catalana y su relación con su pasado cultural. Desde hace 20 años que tengo la sensación que estoy haciendo de maestro de escuela de historia catalana

Por otra parte, creo que en Catalunya también se le conoce muy poco, o se lo conoce muy mal, a Pau Riba. Nos hemos quedado con el personaje y hemos profundizado poco en el artista y su obra.
Habría que analizar cómo funciona la sociedad actual catalana y su relación con su pasado cultural. Desde hace 20 años que tengo la sensación que estoy haciendo de maestro de escuela de historia catalana. Llegó un momento en que en la sociedad desapareció la transmisión de la cultura popular. El otro día se celebró el Festival Internacional de disco y cómic de Perpinyà, un acontecimiento muy importante, aquí. Conocí a un periodista catalán, muy majo. Un tipo que está muy metido en el mundo de la música. Pues le tuve que explicar la historia tras el disco Triat i garbellat, en el que está la canción Passejant per Barcelona. Un disco, además, en el que también toca la guitarra Toti Soler. Un disco maravilloso que tuve que descubrir a un periodista musical catalán de más de treinta años. ¡A la mierda! (ríe). No estoy aquí para buscar soluciones. Pero no es un problema únicamente catalán. En Francia pasa lo mismo. Pasa en todo el mundo, Ya puedes estar en África o en Costa Rica, que actualmente en todas partes suena la misma música.

¿La cultura se ha estandarizado?
La cultura y todo. En todo el mundo, por ejemplo, la gente viste igual. Vamos por la calle vestidos que parecemos profesores de gimnasia. Es la puta realidad de este mundo. Pau, en cambio, era único y diferente a todo. Es demasiado fácil reducirlo a decir que era un hippy. Demasiado simple para una figura de su dimensión.

Hace un tiempo que te retiraste de los escenarios, pero no has dejado de trabajar. ¿En qué proyecto estás preocupado actualmente?
Estoy trabajando en una relectura de todo el material que publiqué en mi disco conjunto con la Cobla Sant Jordi. Me gustaría publicarlo el año que viene. En vinilo, también, que es el formato que me parece más elegante.