La Fundació Catalunya Europa ha querido aprovechar la proximidad de Sant Jordi para presentar una obra coordinada por Jaume Claret: Pasqual Maragall. Pensament i acció (editorial La Magrana). Los autores de la obra son Jaume Badia, Jaume Bellmunt, Quim Brugué, Joan Fuster-Sobrepere y Oriol Nel·lo. Se trata de un libro que aunque afirma evitar "tentaciones hagiográficas, lecturas teleológicas y aproximaciones maniqueas", no esconde la admiración que genera Maragall entre los autores. Y defiende "la pertinencia de recuperar el pensamiento y la obra política de alguien tan comprometido con la urbanidad como Pasqual Maragall". De hecho, los autores de la obra fueron estrechos colaboradores del exalcalde y expresidente de la Generalitat, y al reivindicar la tarea de Maragall, también están reivindicando la propia.

Acto con incondicionales

Para presentar este libro, ha tenido lugar una conversación entre Milagros Pérez Oliva y Josep Ramoneda. Al acto, muy concurrido, han asistido varias personalidades: la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, el primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, el Diputado de Cultura de la Diputació de Barcelona, Juanjo Puigcorbé, el ex president José Montilla, el conseller de Salud Antoni Comín, el dirigente socialista Miquel Iceta... Y muchos concejales y altos cargos del Ayuntamiento del periodo en que Maragall era alcalde. Josep Ramoneda, desde el escenario, ironizaba que la mayoría de los presentes conocían a Maragall mucho mejor que él. Josep Maria Vallès, de la Fundación Catalunya Europa, promotora de la publicación, ha afirmado que el motivo de esta publicación responde a que "era necesario hacer un inventario de las reflexiones y acciones de Maragall durante su tiempo de acción política".

Maragall por sí mismo

En el diálogo, el filósofo Josep Ramoneda ha destacado la calidad del trabajo de los 5 autores, que dan la palabra a Maragall buscando textos del ex alcalde que estaban mucho olvidados y que han sido capaces de establecer distancias hacia Maragall. Ramoneda ha destacado que Maragall es una personalidad singular en el mundo de la política, con un gran sentido de la oportunidad, de la ocasión, pero al mismo tiempo con una gran consecuencia. Milagros Pérez Oliva afirma que la imagen de Maragall ha sido distorsionada por los medios y que este libro ofrece un nuevo relato que reivindica la verdad sobre un personaje, "que como más tiempo pasa más respeto gana". Pérez Oliva ha apuntado que el proyecto de Maragall "visionario, global y coherente" era muy adelantado, pero que le fallaron la oportunidad y las complicidades. Ha defendido que Maragall, que había materializado un gran proyecto para Barcelona, no pudo materializar su gran proyecto para Catalunya por falta de oportunidades, pero no porque no fuera adecuado.

Cinco visiones

El libro se estructura en 5 capìtols. Joan Fuster-Sobrepera, en "La política és la gent" aborda la vida política de Maragall, sobre todo desde su punto de vista de su actividad partidista e institucional. El geógrafo Oriol Nel·lo, en "La ciutat de Pasqual Maragall", plantea las relaciones de Maragall con su proyecto urbano para Barcelona. Quim Brugué, en "Políticas públicas y ciudadanía", se enfrenta a la faceta de Maragall como gestor de la cosa pública, especialmente en su periodo como presidente de la Generalitat. Jaume Bellmunt analiza lo que llama "La acción catalana", los vínculos de la trayectoria de Pasqual Maragall con el catalanismo, pero también sus relaciones con España, con Europa y con el mundo. Para acabar, Jaume Badia hace un pequeño epílogo sobre la Barcelona Olímpica de Maragall, quizás el momento estelar de su carrera, en que disfrutó de una "tregua" en que pudo trabajar con una cierta sintonía con Convergència i Unió y con el PSOE.

Pasqual Maragall: una vida en política

Pasqual Maragall y Mira (1941), nieto del poeta Joan Maragall, entró en política, de la mano de la Asociación Democrática Popular de Catalunya, cuando estudiaba en la universidad. Cuando se licenció pasó a trabajar al Ayuntamiento de Barcelona, en el área de urbanismo, como economista. Pasaría por Convergència Socialista de Catalunya antes de incorporarse al PSC. En las primeras elecciones democráticas sería elegido concejal y sería designado teniente de alcalde de Reforma Administrativa y Hacienda. En 1982, cuando el alcalde Narcís Serra fue nombrado ministro de Defensa, Maragall ocupó la alcaldía, cargo que mantendría hasta 1997. En este periodo consiguió que se concediera en Barcelona la organización de los Juegos Olímpicos de 1992 y que la ciudad experimentara una transformación espectacular. En 1999 se presentó a las elecciones a la Generalitat, como candidato del PSC, pero no consiguió superar en escaños a Convergència i Unió, y Jordi Pujol fue reelegido. En el 2003, gracias a la formación de un tripartito, fue elegido president de la Generalitat. Desde allí impulsó la aprobación de un nuevo Estatuto, que más tarde sufriría grandes recortes. En 2006 dejó el cargo. En 2007 abandonó el PSC para considerar que el PSOE no les había dado el apoyo que los había prometido. Aquel mismo año anunció que se le había diagnosticado alzhéimer y organizó una fundación para luchar contra esta enfermedad.

A contracorriente

Sintomáticamente, el libro tiene el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat de Catalunya. Evidentemente, estamos muy lejos de los tiempos en que el Ayuntamiento maragalliano se llevaba a matar con la Generalitat pujolista. El tiempo ha pasado y se ha llevado por delante todo un ciclo político. Convergència ya no existe; los Maragall ya no están en el PSC; Pujol ha pasado de ser un mito a ser repudiado unánimemente... Ahora, a pesar de todo, este libro va a contracorriente. Pretende reivindicar las virtudes de la política de la España de la transición y de la primera democracia, cuando esta cada vez está más que desprestigiada. Cada vez hay más críticas a la timidez en los cambios en la transición, a la falta de decisión en enfrentarse a las supervivencias de la dictadura, a la corrupción en que cayeron los grandes partidos, a las estrechas relaciones entre las élites políticas y las económicas, a la especulación inmobiliaria que llevó a la burbuja, al modelo turístico que ahora hace la vida imposible a los ciudadanos... Josep Ramoneda ha reconocido que cuando Maragall llegó a la Presidencia de la Generalitat, se destapó la olla del sistema bipartidista vigente hasta entonces; y que aquella olla estaba en plena ebullición. El derrame era inevitable: "y todavía continúa", afirma Ramoneda. O quizás ya no queda nada de sopa dentro de la olla. Parece ser que la dinámica política ha pasado página, definitivamente, al maragallismo.