Nada en contra de Carles Porta. Todo lo contrario, en Revers somos fans irredentos de nuestro true crimer por excelencia, pero Patrick Radden Keefe habría resuelto quién mató a Sansa. Porque si hablamos de periodismo de investigación, el reportero de The New Yorker juega en una liga aparte del resto. Un talento excepcional que queda nuevamente reafirmado a Caps de serp. Una crònica sobre el poder i el contraban de persones a Chinatown (Periscopi, 2024); relato, magníficamente traducido al catalán por Ricard Gil, que llegará a las librerías a inicios de este próximo mes de septiembre (en castellano lo publicará Reservoir Books con el título Cabeza de serpiente. Una epopeya oscura en Chinatown).

Adictivo como los opiáceos

Como lectura estival, el contrabando de personas en el barrio de Chinatown de Nova York me resultaba, de salida, tan interesante como pasar los días en la playa con el BOE entre las manos o coger sueño en las noches bochornosas repasando las contraindicaciones apuntadas en el prospecto del Espidifen. Pero la lectura era casi obligada tratándose de la nueva referencia (en nuestro país, porque originalmente fue publicado el 2009) del autor de ya dos incunables del periodismo de investigación como son No digas nada (en castellano publicado por Reservoir Books el 2020) y El imperio del dolor (Reservoir Books, 2021).

El primero (considerado uno de los mejores libros de no ficción de la década) magistral reconstrucción del conflicto norirlandés. El segundo, alumbramiento de la historia secreta de los Sackler, dinastía farmacéutica responsable de producir y promocionar el OxyContin, un opiáceo vendido como analgésico que ha provocado miles de muertes y millones de adictos en los Estados Unidos. He acabado devorando sus 500 páginas con la voracidad con la que los chiquillos se zampan la merienda a la media parte de un interminable partido de fútbol en la plaza del pueblo bajo el sol de agosto.

Imagen del Golden Venture, el barco que ancló delante de las costas de Nueva York con centenares de migrantes ilegales en su bodega

La sinopsis de Cabeza de serpiente queda perfectamente resumida en su subtítulo, una crónica sobre el poder y el contrabando de personas en el barrio chino de la capital del mundo, es decir, Nueva York (un entramado, sin embargo, con ramificaciones internacionales). Un negocio (no hay que decir que ilícito) que entre inicios de la década de los 80 e inicios del nuevo milenio movía millones y millones de dólares anualmente.

Radden Keefe, como es habitual en su estilo formal, se adentra en la historia a partir de un hecho concreto: el anclaje del barco Golden Venture delante de las costas de la ciudad de los rascacielos con centenares de inmigrantes chinos en las entrañas de su bodega después de meses navegando, literalmente, por todo el mundo. A partir de aquí va decodificando el tráfico de personas en un relato que es adictivo como el mismo opiáceo de los Sackler.

Cubierta de la edición catalana publicada por Periscopi de Caps de serp

Las tres virtudes de Radden Keefe

La literatura de Radden Keefe, que este verano ha estado viviendo en Barcelona invitado por el CCCB como primer invitado de su programa de residencias internacionales, tiene muchas virtudes, pero destacan especialmente tres: su impecable tarea de investigación periodística, su magistral revisión histórica y, finalmente, su extraordinaria capacidad literaria.

Sobre el primer punto, esta investigación periodística en la que si hace falta habla con las piedras, en este caso lo lleva a descifrar hasta el más mínimo detalle toda la red criminal que operaba en el barrio chino de Nueva York, descubriéndonos personajes tan perversamente fascinantes como la Hermana Ping, una aparentemente venerable empresaria, en el trasfondo la más poderosa contrabandista de personas entre China y los Estados Unidos (cabeza de serpiente es el nombre que en China se da a los traficantes de personas y Cheng Chui Ping, a pesar de que discreta y siempre escondida en un segundo plano, fue la más relevante contrabandista de la historia). Con ella, un casting de miembros del sindicato del crimen y oficiales de las agencias gubernamentales norteamericanas (algunos honestos, otros corruptos) que parecen surgidos de una película de Martin Scorsese.

La Hermana Ping, la contrabandista de personas más mayor|gran de todos los tiempos

Para enfatizar la crónica, a lo largo de todo el libro Radden Keefe va introduciendo apuntes históricos sobre la inmigración china a los Estados Unidos y las diversas posturas y políticas sobre esta cuestión que el país ha ido adoptando a lo largo de su historia. Lejos de resultar pesado, estas aportaciones enriquecen y aportan contexto al relato.

Finalmente, el periodista norteamericano escribe como le da la gana. Y en el caso de Caps de serp acaba perfilando un thriller sobre mafias y criminales, con sus luchas de poder y asesinatos, digno del mejor autor de novela negra. Definitivamente, si se lo propusiera Patrick Radden Keefe resolvería quién mató a Sansa.