Pau Donés ha conseguido durante un año lo que su entorno le decía que no sería capaz de hacer: detenerse. Nueva vida en California con su hija, clases de salsa, y una tabla de surf. Pero sin dejar ni la quimioterapia ni la guitarra. A pesar de se ha alejado del ritmo frenético que ha llevado durante los últimos veinte años, el líder de Jarabe de Palo no deja de componer, y esta vez dejando atrás los miedos y los recuerdos más oscuros. En una entrevista con la ACN, Donés adelanta que el próximo disco del grupo será "vital, luminoso y positivo", y no pone fechas para que estas letras salgan a la luz porque el futuro para él no existe. La banda se tomará un tiempo más, pero "el compromiso contra el cáncer no se detiene". Por eso, Jarabe reunirá a todos los músicos que han formado parte del grupo en dos conciertos el 23 de diciembre en Luz de Gas.
"La vida no sólo es música. Yo vivía para la música y para los demás. ¿Y para mi casa, qué estaba haciendo? Ganar pasta para pagar las facturas", reflexiona el cantante. En California ha ido a "hacer de padre" y desconectarse del negocio, pero como un escritor o un pintor no pueden dejar de pintar, para Donés "es imposible dejar de hacer canciones".
Cuando ve un concierto, se da cuenta de que él quiere estar arriba del escenario. El público de Jarabe, no obstante, tendrá que esperar un poco, "quizás un año o dos más". "El futuro para mí no existe, se vive muy bien sin tener un plan de futuro ni expectativas sobre los planes", afirma.
Mientras tanto, Donés va componiendo en su casa, y sacando el polvo a antiguas composiciones para aprovecharlas con una visión más optimista. Es lo que quiere transmitir en este momento, después de más de cuatro años de enfermedad y más experiencia en los hombros.
"Ir sobreviviendo a la enfermedad te da una cierta experiencia, y eso siempre es un elemento de control, en el sentido que tu estado de ánimo y tus miedos los puedes medir y vivir con cierta tranquilidad", explica.
Por eso en el próximo disco no quiere reflejar los días de más desánimo, todo lo contrario. "Llevábamos material de hace muchos años, en una carpeta, y lo he ido desarrollando. Había de todo, y lo que es más melancólico o lo que he compuesto en acuerdos menores, que son los temas más tristes, estos no los estoy grabando", asegura el músico. Incluso hay algún tema más irónico, que "despierta una sonrisa".
Atrás quedan los momentos en qué necesitaba compartir temas como Humo (2017), letras que componía cuando "pensaba que se moría". "Fue un tema muy puntual, como podría escribir ahora, para que quieras que no, a los enfermos de cáncer la muerte no nos ronda, la llevamos encima. Es una enfermedad que te puede matar, y se puede despertar cualquier día", afirma Donés.
Después de atender la entrevista, la primera en más de un año de paro, Pau Donés prepara el desayuno a su hija, le hace la fiambrera para el instituto y después irá a hacer un poco de surf, como cada día. Por la tarde se han apuntado a dar clases de salsa con su hija, con quien en Catalunya no convivía el día a día. "Reanudar el contacto cotidiano con mi hija ha sido muy revelador para mi futuro y el de Jarabe", asegura. Y mañana, como una clase o encargo más, toca ir al hospital City of Hope a continuar el tratamiento de quimioterapia.
La enfermedad "sólo" le acondiciona por el hecho de que se tiene que establecer en un lugar donde pueda continuar el tratamiento contra el cáncer. Sea en Estados Unidos o en Catalunya, el cantante cogerá fuerzas para seguir haciendo música, tocar en festivales de todo el mundo y fiestas mayores, pero "con un poco más de conocimiento". "100 carreras al año ya no las volveré a hacer nunca más", reconoce. Lo que tiene claro es que la enfermedad no puede ser la protagonista de su vida.
Donés está preparando dos conciertos especiales a Luz de Gas, una cita que este año será con los 19 músicos que han formado parte de Jarabe de Palo a lo largo de los 23 años del grupo. El cantante pide hacer el máximo de aportaciones para la investigación del Vall d'Hebron Institut d'Oncologia, ya sea yendo a los conciertos o haciendo donaciones directas a la fila 0 que se ha impulsado. "Los investigadores avanzan a toda pastilla, y eso para los enfermos es una tremenda esperanza", observa.
Con una naturalidad que cautiva, el autor de La flaca asegura que se retirará el día que "lo metan en la caja de pino". "Pero a medias, porque no podré subir a un escenario, pero la música perdurará. Seguiremos estando allí de alguna manera".