Hace aproximadamente un año, el D'A Film Festival de Barcelona presentó una película catalana sobre el apocalipsis. Un sol radiant, película nacida como trabajo colectivo de cinco talentos surgidos de la Pompeu Fabra, se llevó el premio Talents, dotado con 10.000 euros, y reconocía, en palabras del jurado, "un imaginativo relato de coming-of-age, sencillo y poético, que expresa la crisis de futuro de la juventud contemporánea".

Este viernes el largometraje llega por fin a los cines. Firmado por Mònica Cambra, Ariadna Fortuny, Clàudia Garcia de Dios, Lucía Herrera y Mònica Tort (las dos primeras hacen de directoras, pero todas ellas han formado parte de la toma de decisiones y cada una tiene cargos como jefa de departamento), Un sol radiante explica la llegada del fin del mundo, causada por la inmediata caída de un meteorito. Apocalipsis visto desde la mirada de una niña de 11 años que espera el momento con su hermana mayor, la madre y el abuelo en una masía aislada en medio del bosque. En un entorno rural, rodeado por la naturaleza, no se sabe cómo se habrá recibido la noticia en las grandes ciudades, mientras que las protagonistas de la película lo hacen con un estado de ánimo que bascula entre la calmada resignación, habiendo asumido la realidad sin levantar la voz, y cierta rebelión en los pequeños gestos: Mila quiere celebrarlo y organiza una fiesta para despedir la vida humana; su hermana, en plena efervescencia adolescente, quiere pasar tiempo con el amor juvenil que acaba de encontrar, y la madre va tomando conciencia que no hay manera de proteger a las hijas, y solo desea marcharse en paz y en familia.

Un sol radiant propone un apocalipsis de las pequeñas cosas: en el fondo, el fin del mundo es el marco de una historia universal sobre el descubrimiento de la vida

En este contexto, Un sol radiant propone un apocalipsis de las pequeñas cosas: en el fondo, el fin del mundo es el marco de una historia universal sobre el descubrimiento de la vida, aunque la particularidad del relato señala que la vida está a punto de acabar, y que las jóvenes protagonistas no tienen ningún futuro en frente. Charlamos con las tres protagonistas: la madre es Núria Prims (la protagonista de la icónica Historias del Kronen que, después de una retirada de la profesión el año 2010, volvió siete años más tarde cuando Agustí Villaronga la llamó para ser la Carlana de Incerta gloria), la hija mayor es la debutante Nunu Sales, y la pequeña es Laia Artigas (la niña de Verano 1993).

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Un sol radiant, esperando el fin del mundo en familia

La luz de la familia

Empezamos pidiendo a las tres intérpretes que nos definan la película más allá de su apocalíptico punto de partida: "Es una historia de luz", dice Prims. "Habla de la unión familiar", añade Artigas. Sales se extiende un poco más en la respuesta: "Yo creo que hace un retrato de la realidad de una familia catalana, en la cual, aunque haya mucho amor, hay enfrentamientos. Chocan y eso forma parte de la realidad y es lo que da magia a la historia". La joven actriz da una de las claves de la trama, porque el filme juega con una premisa de ciencia ficción para hablar de cosas muy cotidianas.

El filme juega con una premisa de ciencia ficción para hablar de cosas muy cotidianas

Núria Prims recoge la palabra "magia" para confesarnos lo que Un sol radiant le ha provocado por primera vez en su larga carrera: "Nunca me había pasado esto de ver una película sin sufrir. Esta la disfruté muchísimo. Tuve la capacidad de verla desde fuera y entrar como espectadora, y me emocioné mucho. Para mí, eso es magia, y esta magia se reproduce en la familia que creamos. Y creo que es gracias a las directoras. Ellas lo consiguieron con los ejercicios previos y ensayos, y con la energía que desplegaban en el rodaje. Con una forma de trabajar que, para mí, era nueva, atrevida, muy humilde, muy valiente y muy inteligente". Le preguntamos si, en esta manera de trabajar diferente al habitual, cree que tiene que ver la juventud de cineastas que bordean la veintena y el hecho de que sean mujeres: "Creo que es un tema más generacional que de género, porque me estoy encontrando con este talante cuando ruedo con gente más joven".

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Nunu Sales y Laia Artigas son las jóvenes protagonistas de Un sol radiant

Madre y referente

Un sol radiant propone una aproximación cinematográfica naturalista que muestra la influencia del cine de Carla Simón en las cinco cineastas, y que la elección de Laia Artigas como protagonista también evidencia. "He vivido el rodaje de una forma muy similar a la experiencia en Verano 1993", afirma Artigas, que ahora ya tiene 16 años y sigue firme en su idea de seguir haciendo carrera como actriz. "Me gustaría, sí", afirma. Y continúa: "El rodaje fue muy bonito, como unas colonias. Y estoy muy de acuerdo con eso que la magia la consiguieron las directoras. Pero también tiene que ver lo que Núria nos quiso dar, de qué manera nos transmitió que era nuestra madre. Preocupándose por nosotros, preguntándonos, cuidándonos...". Nunu Sales también se apunta a valorar el trabajo de su compañera, y madre en la ficción: "Me parece que le salía un poco de forma natural, este instinto de protección, de estar allí, de darnos la mano y acompañarnos. Y después también nos influyó mucho la experiencia que tiene como profesional. Nos daba una base, y eso también hizo que la viéramos como un referente, como un pilar. Como una madre, al fin y al cabo".

Si teníamos situadas tanto a Laia Artigas como Núria Prims, el caso de la Nunu Sales es diferente. Estudiante de Diseño de Interiores, este verano hará los 21 años. En el mundo de la interpretación, hasta ahora solo tenía la mínima experiencia de dos cortos y una publicidad. A la película llegó a través de un casting abierto: "Fue un drama, pero alguna cosa hizo que sonara la flauta", dice entre risas. Fue premiada por su trabajo en el Festival de Santander. Y tras un parón entre rodaje y rodaje, ha repetido con La noche no hace víspera, otro largometraje que también es producto de un trabajo de final de grado de seis alumnos del UPF.

Hay mucha gente que lo que quieren es ser famosa, no actrices o actores. Si quieres ser famoso, dedícate a otra cosa, que funciona mucho mejor. Y si quieres ser actriz o actor y tener pasta, dedícate a otra cosa

En una entrevista en Revers ahora hace un año, a propósito del estreno de Sica, Núria Prims nos explicaba que la gente joven que empieza en la interpretación tiene que ser consciente de que esta es una profesión durísima, pero que, al mismo tiempo, sí tenían claro que era el camino que querían hacer, no se tenían que dejar intimidar por nadie que les aconsejara dedicarse a otra cosa. Sentada al lado de sus jovencísimas hijas en la ficción, le preguntamos por aquellas palabras: Es que hay mucha gente que lo que quieren es ser famosa, no actrices o actores. Si quieres ser famoso, dedícate a otra cosa, que funciona mucho mejor. Y si quieres ser actriz o actor y tener pasta, dedícate a otra cosa", explica con gracia. "Porque esta inestabilidad económica te da una inestabilidad personal, si no te suena el teléfono. Piensas que ya no gustas. No estoy diciendo nada nuevo. Mira, és como estar embarazada. Cuando lo estás, piensas que nadie te ha avisado de todo lo que implica. Y sí que te lo han dicho, pero no lo querías escuchar. Hasta que no te encuentras, no sabes realmente lo que es a largo plazo la profesión. Te tiene que gustar mucho, es dura, pero si te dedicas, tiene que ser porque te gusta, si no sufrirás mucho. Y si te gusta, también. Pero te recompensa. Conoces gente muy guapa, te implicas en proyectos muy bonitos, te abre el espíritu y la mente... No hablo de proyectos comerciales, que también están muy bien, sobre todo para poder hacer los otros".

Experimentada y con la sabiduría que le da haber ido y vuelto, Núria Prims continúa: "Hay mucha gente joven, mucha, y lo tienen muy difícil. Yo ya lo tengo complicado por ser una mujer de 50 años, lo tengo negro, muy chungo. Pero ellas tienen mucha competencia, y con gente que busca ser famosa. Solo hay que coger el autobús para ver que el barómetro de los principios y las prioridades han cambiado mucho. Se ha dicho siempre que la nuestra era una profesión de codazos. Yo nunca he tenido la sensación de que me los hayan pegado y si ha pasado no me he dado cuenta de ello. Pero creo que las nuevas generaciones van muy a saco. Van muy bestias. Lo tienen difícil. Que las personas que lean este artículo cambien el chip, porque el cine no es el que vemos en las galas. Es otra cosa, al menos en este país. Por eso el amor y la luz es lo que hará salir hacia adelante en esta profesión".