"Cada día alguien me pregunta por Grease y sigo pensando que fue un regalo enorme hacerla", explicaba a menudo. Cualquier perfil biográfico sobre Olivia Newton-John (1948-2022) lleva las referencias al mítico musical en letras mayúsculas. El impacto de aquella película mantiene la misma magia desde hace más de 40 años, convertida en uno de aquellos insólitos casos que no sufren ni el paso del tiempo ni los cambios en los gustos de los espectadores. Grease es un clásico intergeneracional, transversal, inmortal. Y convirtió Newton-John en un icono cinematográfico aunque su carrera como actriz fue mucho menos exitosa que la musical.
📽️ Mor Olivia Newton-John, protagonista de 'Grease', a los 73 años
El poder del musical dirigido por Randal Kleiser el año 1978 se sustentaba en una docena de canciones fabulosas (Summer Nights, Sandy, Hopelessly Devoted tono You, You're the One That I Want, entre otros), en la mirada entre nostálgica y paródica a la iconografía propia de los años 50, y en una trama divertidísima acompañada de la apuesta por actores de veinte-y-muchos años haciendo de adolescentes de instituto, decisión artística que contribuía a aumentar la comicidad de la historia. Y, obviamente, en la química, pura dinamita, entre sus protagonistas.
A pesar del éxito abrumador de la película, la carrera cinematográfica de la actriz y cantante nunca acabó de explotar (otra cosa fue la musical, con más de 100 millones de discos vendidos y éxitos brutales como Physical, que vendió dos millones de copias y fue número 1 de la lista Billboard durante 10 semanas consecutivas). Sólo el extravagante Xanadú, peli de culto con el paso del tiempo, tuvo cierta repercusión. Pero es que el peso de Grease era tan gigantesco que también persiguió un Travolta que pasó una década bien perdido hasta que una comedia menor sin muchas pretensiones, Mira quien habla, y sobre todo el Pulp Fiction de Quentin Tarantino, volvieron a reivindicarlo como estrella.
Inglesa de nacimiento y de forma australiana desde que su familia se instaló, cuando ella tenía sólo cinco años, Olivia era nieta de un Premio Nobel, el físico alemán Max Born, e hija del profesor Brinley Newton-John, que durante la Segunda Guerra Mundial hizo de agente del MI5 y trabajó con el equipo que descifró el código Enigma, clave para la victoria de los aliados contra los nazis.
Cuando Grease llegó a su vida, ya llevaba más de una década cantante: había empezado a los 16 años, formó parte de un cuarteto vocal femenino de jazz, ganó un viaje a Londres en un concurso televisivo de talentos, había formado el dúo Pat & Olivia con una amiga australiana, y ya en solitario había grabado un puñado de discos, había participado a Eurovisión representante el Reino Unido con Long Live Love (quedó cuarta, aquel año ganaron unos tales ABBA con Waterloo), había encabezado listas de éxitos con I Honestly Love You, Have You Never Been Mellow o Please Mr. Please, y había ganado tres premios Grammy.
Casada en dos ocasiones, con Matt Lattanzi (bailarín a quién conoció haciendo Xanadú), padre de su hija Chloe, y con el empresario John Easterling, Olivia Newton-John fue diagnosticada con cáncer de mama el año 1992, empezando una trayectoria paralela a la artística como comprometida activista en la lucha contra una enfermedad que devolvió a su vida repetidamente hasta el final. Entre otras cosas, creó la Olivia Newton-John Foundation Fund, y no dejó de recaudar fondos (todavía se recuerda la subasta de la chaqueta y los pantalones de cuero que lucía a la escena final de Grease) y hablar de los beneficios de terapias alternativas basadas en el uso de plantas medicinales.
En varias ocasiones, Newton-John había explicado que estuvo a punto de rehusar hacer Grease, porque no se veía interpretando a una adolescente de 17 años cuando ella ya había soplado las 29 velas, y tampoco sabía bailar. La convenció John Travolta, y la historia del cine reservaría un lugar de honor a la pareja. Además, el rodaje los unió para siempre: amigos íntimos durante más de 40 años, en más de una entrevista admitieron que la tensión sexual entre los dos, explicaban que nunca resuelta pero tan real como la vida misma, remó a favor de obra. El actor escribía ayer a su instagram: "Queridíosima Olivia, hiciste que nuestras vidas fueran mucho mejores. Tu impacto fue increíble. Te amo mucho. Te veremos en el futuro y todos estaremos juntos de nuevo. Soy tuyo desde el primer momento que te vi. ¡Y para siempre! Tu Danny, tu John".
Fantasía kitsch que mezclaba mitología (ella interpretaba a Kira, la seductora hija de Zeus, que se enamora de un mortal, interpretado por Michael Beck) y canciones compuestas por la propia artista (Magic) y por colaboradores de lujo como Cliff Richard (Suddenly) o el Electric Light Orchestra (All Over the World, I'm Alive o la misma Xanadu). Y que unía a dos iconos del musical como la misma Olivia y un Gene Kelly casi septuagenario. Fue un estrepitoso fracaso de público y crítica, pero el paso del tiempo fue consolidando a un grupo cada vez más numeroso de fanáticos que acabaron convirtiéndola en una imprescindible cult-movie (que, por cierto, podéis recuperar a Filmen).
Prácticamente, nadie recuerda, y no nos extraña, este desastroso intento de recuperar la magia de una pareja emblemática. Una historia absurda, que mezclaba ángeles y un demonio, los planes de Dios para destruir la Tierra, un atraco y un hombre y una mujer que pueden ser la última esperanza de la humanidad para sobrevivir. La mezcla de comedia romántica y fantasía divina funcionaba menos que Coutinho como extremo del Barça. Un desastre de proporciones cósmicas en aquellos momentos en que Travolta no sabía que necesitaba un Tarantino, y en que Olivia parecía más preocupada por su carrera musical.
Su compromiso por los derechos de la comunidad LGTBIQ+ y que Randal Kleiser (el director de Grease) firmara la película fueron suficientes para que Newton-John participara en este agridulce melodrama sobre la última celebración de vida de un enfermo de sida condenado a una muerte inminente. Kleiser se inspiraba en su propia experiencia como expareja del arquitecto Harry Stein, que se marchó, como el protagonista del filme, montando una fiesta de despedida en vida, con todos aquellos que lo amaban.
Desconocida entre nosotros, nunca llegó a las salas del estado español, esta comedia pasada de vueltas tiene buen predicamento entre las comunidades LGTBIQ+ anglosajonas. Olivia Newton-John se dejaba ir haciendo de una cantante de country lesbiana que vuelve a su pequeño pueblo de Texas para reencontrarse con su familia y asistir al funeral de la madre. La actriz y cantante interpretaba cinco canciones y tanto a gusto se encontró con su personaje que lo recuperó cuando Sordid Lives se convirtió en serie, ocho años más tarde.
Posiblemente la perla oculta de la carrera d'Olivia Newton-John, formando parte de un proyecto del productor Don Kirshner para reproducir un éxito propio anterior, con los Monkees. La idea era presentar una nueva banda, los Toomorrow, haciéndola protagonista de una película. Siguiendo el empuje pop de la época, el resultado es un delirante musical de ciencia ficción en lo que unos extraterrestres secuestran unos músicos porque necesitan de sus vibraciones para sobrevivir. Aquello no tenía ni pies ni cabeza, y, a pesar del ambicioso planteamiento, que incluyó la grabación de un álbum en RCA Records, ni Toomorrow película ni Toomorrow grupo musical fueron en ningún sitio, y la disolución del grupo fue inmediata.