Los aficionados al cine fantástico y de terror lo tienen marcado (con sangre, claro está) en el calendario. Y cada año las cifras de asistencia reafirman la apuesta del equipo liderado por Ángel Sala. Este año, cuando el Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya celebra su 56.ª edición, Sitges recibirá un puñado de nombres propios que forman parte de la historia del género: de J.A. Bayona a Brad Anderson, de Hideo Nakata a Lee Unkrich. Los cuatro recibirán el Premio Máquina del Tiempo, como también lo harán Mary Lambert y Lamberto Bava.
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Aparte, el certamen entregará dos Grandes Premios Honoríficos al mago de los efectos especiales Phil Tippet y al productor Jan Harlan (capital para entender la obra de Stanley Kubrick, colaborando en filmes como Eyes Wide Shut o La Naranja Mecánica). Y, por su parte, la actriz Barbara Bouchet recibirá el Premio Nosferatu. Pero más allá de estas chillonas visitas, lo que importa a los espectadores del Festival de Sitges es el cine, las películas, los sustos, la sangre y el hígado. Y aquí os proponemos una guía de 11 títulos imprescindibles entre el maremágnum de propuestas que componen la inacabable oferta del certamen.
1. Hermana Muerte, de Paco Plaza
Presencia habitual en el Festival, presentando fenómenos como [REC] o disfrutando como espectador, Paco Plaza inaugura Sitges 2023 (lo que él denomina "el Wimbledon del terror, el centro del mundo para toda la comunidad cinéfila del género a nivel planetario") con un filme que hace una expansión del universo de su excelente Verónica (2017), conectando a muchos niveles pero con una fuerte personalidad propia. De nuevo con Enrique López-Lavigne en la producción y con Aria Bedmar como protagonista, nos sitúa en la España de posguerra y centra la trama en una novicia con poderes sobrenaturales que empieza a trabajar en una escuela ubicada en un antiguo convento.
2. La sociedad de la nieve, de J.A. Bayona.
Después de clausurar Venecia y de ganar el Premio de Público (con récord histórico de puntuación) en San Sebastián, Jota Bayona vuelve a casa. Porque, como decíamos con Paco Plaza, el director de Trinitat Vella ha vivido Sitges como cineasta pero, sobre todo, como espectador desde la adolescencia. Ahora presentará su magnífica mirada a la tragedia, y al milagro, de los Andes: el año 1972, un equipo de rugby uruguayo sufrió un accidente cuando el avión en el que viajaban se estrelló en las montañas. Un puñado de supervivientes tuvieron que luchar contra el frío, las heridas y el hambre, antes de ser rescatados. Su peripecia ya fue llevada al cine por Frank Marshall en Viven (1993), pero Bayona propone una experiencia mucho más profunda, equilibrando con delicadeza la parte espectacular del filme con el alma íntima y humanista. Probablemente la mejor película de Bayona.
3. El chico y la garza, de Hayao Miyazaki
El maestro de la animación japonés decidió hacer marcha atrás en su anunciada jubilación y, para alegría de los millones de seguidores de su cine, vuelve con una nueva muestra del poder de la imaginación y la fantasía que Hayao Miyazaki ha demostrado en clásicos como Mi vecino Totoro o La princesa Mononoke. El creador de Studio Ghibli reflexiona aquí sobre la muerte y el luto infantil, y crea una fabulosa y melancólica aventura llena de sorpresas, manteniendo la firme apuesta por la animación tradicional, con colores y texturas que solo se consiguen huyendo de los ordenadores. Miyazaki en estado puro.
4. Robot Dreams, de Pablo Berger
Cuenta con esta perla del director de Blancanieves y Torremolinos 73, que se pasa a la animación y adapta, con fidelidad, el cómic de la artista norteamericana Sara Varon. Robot Dreams habla sobre una amistad insólita, la que se crea entre un perro solitario y un robot, en el Nueva York de los años 80. Berger fue aplaudido a la presentación del filme en Cannes y, ganó el Gran Premio de la sección Contrechamp en el prestigioso Festival de Animación de Annecy.
5. La ermita, de Carlota Pereda
Después de la magnífica Cerdita, la cineasta Carlota Pereda vuelve al terror con una de las musas del género, Belén Rueda, y una trama que mezcla fantasmas y médiums, digestión de la pérdida y relaciones entre madres e hijas, y dos líneas temporales (el actual y el siglo XVII). Y con una jovencísima actriz, Maia Zaitegi, que se sumará al listado de niños y niñas que han hecho grande el cine fantástico. Sin duda, una de las películas más esperadas de Sitges 2023.
6. Late Night with the Devil, de Cameron y Colin Cairnes
Año 1977, un late night televisivo conducido por un popular presentador ofrece una sesión de espiritismo en directo por todo el país. Obviamente, las cosas se descontrolan. Los hermanos Cameron y Colin Cairnes, ganadores de la Sección Midnight X-Treme en Sitges hace diez años con 100 Bloody Acres, apuestan por la fórmula del found footage y hacen una propuesta traviesa que pone los pelos de punta mezclando horror, ocultismo y falso documental.
7. Dream Scenario, de Kristoffer Borgli
En dos palabras: Nicolas Cage. Él es el protagonista de la nueva película del noruego Kristoffer Borgli (después de la estupenda Sick of Myself). El punto de partida, millones de personas que sueñan a la vez con un padre de familia cualquiera convirtiéndolo en una celebridad viral, sirve para dibujar una fábula surrealista y siniestra que respira alguna cosa de los universos de Michel Gondry y Charlie Kaufman. Además, Dream Scenario cuenta con el aval de Ari Aster (renovador del terror con Hereditary) como productor y de la compañía A24. Y volvemos a las dos palabras del inicio: Nicolas Cage, esta vez en un tour de force que incluye transformación física y que destaca en la, digámosle irregular, trayectoria del actor los últimos años.
8. Poor Things, de Yorgos Lanthimos
El mito de Frankenstein pasado por el filtro subversivo del autor de Canino o Langosta, en un filme que se llevó el León de Oro en el último Festival de Venecia. Con una extraordinaria Emma Stone encabezando el reparto, y reencontrándose con el director después de La favorita, la película hace una radical reflexión sobre el patriarcado y la opresión social de las mujeres, añadiendo múltiples referencias al terror gótico. Mark Ruffalo y Willem Dafoe completan el cast.
9. Les chambres rouges, de Pascal Plante
Terror psicológico sobre asesinos en serie, juicios mediáticos, películas snuff y depravación en la dark web. Esta producción canadiense, con su viaje a las profundidades de internet, ofrece toneladas de mal rollo, más por la creación de una atmósfera malsana que no por ser explícita. El cineasta quebequés Pascal Plante, confesado seguidor del cine de Michael Haneke, impacta a los espectadores pero también busca provocar el debate con un filme que provocará escalofríos en el público del Auditorio.
10. Vincent doit mourir, de Stéphane Castang
El debutante Stéphane Castang se incorpora a esta nueva ola de cine de terror francés que lleva algunos años dando alegrías a los fanáticos del género. Y lo hace con una mezcla de apocalipsis y sátira tragicómica sobre la condición humana en un entorno extremo. El Vincent del título se encuentra con el mundo contra él desde una mañana en el trabajo donde es atacado por el becario, que lo golpea con el portátil, y por un contable que le clava un bolígrafo. No serán los únicos que intentan matar al protagonista y su obsesión será descubrir por qué extraño motivo.
11. Moscas, de Aritz Moreno
Qué exhibición de recursos, la de Ernesto Alterio en esta estupenda comedia negrísima, adaptación de la novela de Kike Ferrari Que de lejos parecen moscas. El actor hispanoargentino interpreta a un poderoso empresario sin escrúpulos y con unos cuantos cadáveres en el armario. Y, también, con un muerto en el maletero de su coche. Lo descubre accidentalmente y eso lo hace entrar en una espiral cada vez más delirante en la que de poco servirá su habitual forma de actuar, tirando de cadenas de favores y de contactos en las altas esferas. Dirigida por Aritz Moreno (que debutó con la muy reivindicable Ventajas de viajar en tren), la película es, en el fondo, un retrato inmisericorde de aquella burguesía argentina que se enriqueció durante la dictadura de Videla, y que todavía hoy forma parte de las élites que remueven las cerezas en un país marcado por las crisis continuas.