El periodista musical Pep Blay (Tarragona, 1966) tenía que cenar con Carles Sabater la noche que murió, pero tenía trabajo atrasado y fue baja de última hora. Esta fatal anécdota es la chispa de Cor trencat. Mort i vida de Carles Sabater (Folch&Folch), un libro que se adentra en la figura del cantante de Sau justo cuando se cumplen 25 años de su muerte y que busca comprensión. Con la ayuda del testimonio de una treintena compañeros de teatro, música, amigos y familiares, Blay pone luz a una figura calidoscópica que iba más allá de un icono del rock catalán. "Tenía el corazón roto porque llevaba 3 años de estrés crónico. Eso, mezclado con esfuerzos extraordinarios y la ayuda de estimulantes puntuales, generó un cóctel letal", explica.
El vocalista de Sau murió el 13 de febrero de 1999 después de un concierto en Vilafranca del Penedès que daba el pistoletazo de salida a la gira Dotze. En este repaso literario, Pep Blay se saca una "espina que tenía clavada" y busca respuestas para explicar no solo cómo y por qué murió, sino sobre todo como vivió y como era Carles. "Fue la primera gran estrella del rock catalán; yo todavía no he visto en Catalunya un fenómeno de fans tan grande como el que generó Carles Sabater: colas de chicas persiguiéndolo hasta su casa, robándole la roba, tirándole los sujetadores y las bragas o llamándolo por teléfono", explica.
Pero según ha podido averiguar el propio Blay, Sabater era mucho más que un ídolo de masas y su personalidad desbordaba la etiqueta de ser "el guapo que canta". "Carles no era un rockero, ni era un melómano; le gustaban el jazz y la bossa nova, Stevie Wonder o Serrat; su figura ha quedado escondida detrás de una cortina de fenómeno de fans, guapo y cantante de rock, pero su proyección como actor de teatro y musical era brutal", matiza. También ha podido descubrir que Carles Sabater era el mayor de los seductores, pero también una persona con mucha sensibilidad, muchas inseguridades y una gran necesidad de cumplir y gustar casi obsesiva.
Una muerte llena de dudas que Blay aclara
La muerte del líder de Sau se vinculó, desde el principio, con la adicción a las drogas, pero el periodista se ha adentrado en una investigación para llegar hasta el final de esta cuestión. Un proceso que comparte con los lectores y que llega hasta la autopsia del cantante, que a pesar de no hacerse pública, Blay ha interpretado con la ayuda de profesionales forenses de renombre. "La autopsia dice que parece una cosa pero, cuando se mira con profundidad, indica que Carles murió del corazón. Su cuerpo no era el cuerpo de una persona adicta, aunque eso no quiere decir que no se hubiera tomado algún estimulante", puntualiza.
Pep Blay: "Si le hubieran hecho un electrocardiograma, habrían visto que sufría arritmia; una arritmia bestia que fue letal
Según, Blay, Sabater tenía el corazón roto porque llevaba 3 años de estrés crónico, una circunstancia que le había provocado una hipertensión y problemas circulatorios en el corazón. "Si le hubieran hecho un electrocardiograma, habrían visto que sufría arritmia; una arritmia bestia que fue letal". También relata que el actor y vocalista llevaba una vida muy ajetreada compaginando la música, el teatro y la vida personal. "Podía dormir 4 o 5 horas al día", concreta.
A pesar de no poder revelar la información sobre la autopsia, dice Pep Blay que Carles Sabater no murió como consecuencia de alguna sustancia tóxica ni por el consumo de alcohol, aunque eso no significa que no tomara. "El estrés cronificado lo llevó a una hipertensión bestia. El detonante fue un sobreesfuerzo físico extraordinario. Él ya se había desmayado en varias ocasiones, estaba tocado", insiste. También concreta que tal como estaba podría haber muerto en cualquier momento, aquel día u otro.