"Se ha muerto el Pepe". "¿El Pepe?". "El Pepe, Pepe Rubianes". Mis padres en casa le llamaban "El Pepe". No éramos los únicos. Me juego el diastema, un rasgo que el Pepe, mi padre y yo compartíamos con orgullo. La separación de las paletas. Cuando Rubianes apareció en televisión todavía no estaba de moda. Es una de tantas cosas en las que él fue un aventajado.
El compromiso más grande lo tuvo con el tabaco, con Lorca y con los viajes
Rubianes no formó familia. Pero pertenecía a muchísimas. Su sorna galaico-catalana fue ultra popular en los noventa y principios de los dos mil. Se colaba en las casas, llenaba los teatros. Era muy actor, muy gestual, pero de buen texto listo, pillo, y sus tacos nunca resonaban más alto que su ingenio. Era punzante y comprometido. El compromiso más grande lo tuvo con el tabaco, con Lorca y con los viajes.
Se colaba en las casas, llenaba los teatros. Era muy actor, muy gestual, pero de buen texto listo, pillo, y sus tacos nunca resonaban más alto que su ingenio
Cuando murió una mañana de 2009, mis padres me llamaron angustiados. Se ha muerto el Pepe. Yo estaba en la universidad. Y lloré un poquitín. Ellos le habían visto en directo con Rubines, solamente (1997). Íbamos a ir juntos a La sonrisa etíope. Canceló por motivos de salud. Y ya no hubo vuelta a los escenarios. Siquiera él, que tan bien tomó siempre las curvas y bailó con los follones, pudo evitar un desenlace muy prematuro a causa de un cáncer. El último de esos follones fue en El Club de Albert Om, donde –por decirlo fino– se cagó en la unidad patriótica y en la España de los que acabaron con su admirado Lorca.
Envidiando a Rubianes
El episodio le hizo salir algo enrarecido de TV3. La cosa fue a juicio incluso (causa archivada). Pero ahora ha vuelto a su casa, y como merecía: El món de Pepe Rubianes es un prodigio de collage del periodista Àlex Solà en el que participan la hermana del actor, amigos, un inacabable montón de escritos y filmaciones inéditas del archivo del artista, ¡y hasta el propio Rubianes!
Para esta docuserie se ha recreado la voz del actor con una verosimilitud que asusta pero conmueve
Como ya pasó con el 40 aniversario de TV3, se le ha vuelto a dar buen uso a la Inteligencia artificial (IA). Uno incluso mejor. Si de aquellas fue un monólogo de un par de minutos, para esta docuserie se ha recreado la voz del actor con una verosimilitud que asusta pero conmueve. ¡Volver a escuchar a Rubianes! Él vería el invento como el mismísimo diablo y, al poco, se desternillaría al escucharse en voz de una computadora. La docuserie consta de tres capítulos. En ellos se muestra la fascinación de Rubianes por los viajes, la gente y la escritura.
A Pepe Rubianes no se le cancelaría hoy día. Porque a Pepe Rubianes solo se le puede envidiar: pasó toda una vida fascinado por la vida
El actor tuvo una doble vida durante décadas. En temporada, actuaba, de Makinavaja (1995) o copando teatros con sus monólogos, y después, se largaba. En Cuba descubrió el ron, el baile y la sensualidad. Después pasó no sé cuántos años buscando Cuba en otros lugares. Hasta que dio con Kenya, su patria adoptiva última. Los viajes fueron alimento para sus espectáculos, en los que conseguía hablar de costumbres, culturas, tribus y lo exótico desde lo mundano. A Pepe Rubianes no se le cancelaría hoy día. Porque a Pepe Rubianes solo se le puede envidiar: pasó toda una vida fascinado por la vida. Como un mancebo eterno. Como gustaría García Márquez: iba, lo vivía y lo contaba. Después de la merecida calle Pepe Rubianes que el Ayuntamiento de Barcelona le brindó en la Barceloneta, donde residía, este El món de Pepe Rubianes era el tipo de homenaje que el artista ameritaba: los más jóvenes ya pueden escuchar las historietas –¡incluso la voz!– del cómico que nos representaba a todos. Y que en casa era El Pepe.