Meandros del río Janico (cien kilómetros al interior de la costa norte de la isla de la Española), 17 de marzo de 1494. Un grupo de setenta carpinteros y albañiles hispánicos, capitaneados por Pere Bertran de Margarit, iniciaban la construcción del Fuerte de San Tomás, la segunda fortificación permanente europea de la historia americana. Fuerte San Tomás fue construido para impulsar la penetración colombina hacia el interior de la isla (en busca de oro) y para controlar los movimientos de las tribus indígenas río abajo, hacia la futura La Vega, la primera fábrica europea en América, y hacia La Isabela, el primer puerto europeo en el Nuevo Mundo. Pere Bertran de Margarit sería el primer capitán del Fuerte San Tomás: jugaría un papel fundamental como garante de la seguridad del eje La Vega-La Isabela; el primer aparato extractivo europeo de la historia americana.
¿Quién era y de dónde venía Pere Bertran de Margarit?
Pere Bertran de Margarit, que en las fuentes documentales aparece, también, como Pere de Margarit, había nacido el año 1455 en Castell d'Empordà, un pequeño pueblo situado a un kilómetro al norte de la Bisbal d'Empordà. Por el lado paterno procedía de los Bertran de Barcelona, antiguos banqueros enriquecidos con los intereses de los préstamos concedidos a la corona que, después de la gran crisis de la Peste Negra (1348-1651), habían derivado hacia la explotación agraria. Su abuelo Berenguer había adquirido la propiedad de la villa y el término de Gelida, en el Penedès, por la astronómica cantidad de 12.000 florines de oro. Y su tío Francesc y su padre Joan habían conseguido la categoría de caballeros y varios cargos en la corte real. Y por el lado materno, procedía de los Margarit-Vilaragut, una familia de la baja nobleza catalana, pero muy relevante en el Empordà.
¿Cuál era la profesión de Pere Bertran?
Al estallar la guerra civil catalana (1462-1472), las élites mercantiles y la baja nobleza se posicionaron a favor de la corona y en contra de la aristocracia feudal y latifundista. Los Bertran y los Margarit estuvieron en el bando de Juan II —que acabaría ganando la guerra— y salieron muy beneficiados del resultado de aquel conflicto. Francesc y Joan ya eran oficiales reales, y Pere fue orientado hacia la carrera militar. Participó en la empresa de conquista de Granada (1482-1492), a las órdenes de Galceran de Requesens i Joan, almirante de las Galeras de Catalunya, y fue uno de los 2.000 caballeros e infantes catalanes que entraron en la capital del reino nazarí dirigidos por Fernando el Católico, hijo y sucesor de Juan II (1492). Algunas fuentes afirman que Pere Bertran ya era amigo personal de Fernando con anterioridad a la empresa granadina.
¿Cómo entra en contacto Pere Bertran con la empresa colombina?
Pere Bertran de Margarit, en su calidad de amigo personal del rey, es una de las muchas personalidades catalanas que están presentes en el acto de recepción que Fernando e Isabel le dispensan a Colón al retorno del primer viaje. Aquella recepción, que se celebró en el monasterio de Sant Jeroni de la Murtra, sería el punto de partida de la participación catalano-valenciana en el segundo viaje colombino (1493-1494). Bertran de Margarit, con otros "catalanes de Colón" como Torres, Boïl, Pané o Ballester, se embarcó en la Marigalant —la nave capitana del segundo viaje— en Barcelona, a mediados de mayo de 1493, con destino a Cádiz, donde se concentraría la totalidad del convoy del segundo viaje. Margarit viajaba al Nuevo Mundo con una misión encomendada por rey Fernando: dirigir la penetración militar al interior de la Española a la búsqueda y explotación de las minas de oro.
¿Cuál es el papel de Pere Bertran en el Nuevo Mundo?
El 22 de noviembre de 1493, el convoy colombino llegaba a Fuerte Natividad, el emplazamiento que Colón había creado durante el primer viaje. Pero aquel fortín estaba calcinado y no quedaba nadie con vida. Durante siglos se ha especulado mucho sobre el destino de aquellos treinta y nueve pioneros. Desde que habían sido atacados y exterminados por los nativos, hasta que habían abandonado el fuerte por falta de provisiones, se habían adentrado en el interior de la isla y habían acabado integrados en las comunidades indígenas. Sin embargo, en aquel momento, la lectura que hicieron Colón y su gente al contemplar aquel fuerte primigenio convertido en un silencioso hacinamiento de leños calcinados, fue la primera: se quiso interpretar que aquellos pioneros habían sido masacrados. Colón buscó un nuevo emplazamiento al este y en aquel corto pero tenso trayecto, la figura y la misión de Bertran se dimensionaron.
Bertran, el primer policía europeo del Nuevo Mundo
El 6 de enero de 1494, Colón fundaba La Isabela, el relevo del extinto Fuerte Natividad. El valenciano Antoni de Torres, secretario personal del también valenciano Lluís de Santàngel (financiero del primer viaje), fue nombrado alcaide del fuerte. Tres meses más tarde, se iniciaba la construcción simultánea de Fuerte Santo Tomás, que sería gobernado por el ampurdanés Pere Bertran, y la Vega Real, que sería dirigida por el tarraconense Miquel de Ballester. La función claramente diferenciada de cada uno de estos establecimientos explica el título del reportaje. La Isabela sería el puerto de estiba de los metales hacia la Península y de desestiba de recursos destinados a la colonización (personas, animales y herramientas). La Vega sería la fábrica de transformación de los metales y de elaboración de azúcar. Y Santo Tomás sería la avanzada militar y la encargada de asegurar el tráfico entre la fábrica y el puerto.
Bertran, ¿pro Colón o anti Colón?
Tradicionalmente, se ha defendido que Bertran volvió precipitadamente a la Península para denunciar que Colón estaba cometiendo atrocidades contra los indígenas. Esta versión es muy contradictoria, porque si alguien destacaba en la comisión de excesos contra los nativos, era Bertran, tanto por su función como por la ideología dominante —naturalmente interesada— en aquella fase colonizadora. En cambio, la investigación más reciente matiza que Bertran albergaba grandes expectativas que habría visto defraudadas. Sea como sea, lo que sí sabemos con seguridad es que Bertran prefirió una cuantiosa y sospechosa pensión real y un tranquilo retiro en su castillo del Empordà (1497). Y que tres años más tarde (1500) los Reyes Católicos romperían unilateralmente el contrato firmado a Colón, en un episodio que la investigación actual ha catalogado como un golpe de estado.