"Un día más con la cuenta de IG inhabilitado por la acción en el Museo Picasso", se lamentaba hace poco más unos minutos en Twitter la artista y activista feminista Maria Llopis. "Nunca había tenido un avalancha de haters así. ¿Tendría que haber sido más rápida y bloquear todos tal como iban apareciendo? Es lo que hacéis vosotres cuando os entran haters"?.
Haciendo tambalearse los convencionalismos
Haciendo un resumen rápido de su figura a la manera de Wikipedia, descubriríamos que Maria Llopis (Valencia, 1975) es una artista, escritora y activista feminista que estudió Bellas Artes a la Universidad Politécnica de Valencia y un máster de Animación Audiovisual en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su obra se centra en la sexualidad como a fuerza de creación y de subversión, siendo uno de los principales referentes en nuestra casa del movimiento posporno. Cofundadora del grupo Girlswholikeporno, en este ámbito destacan acciones como la performance audiovisual que van prsentar a la edición del 2004 del festival Sónar.
Entendiendo el arte como una herramienta subversiva que para hacernos replantear las ideas preestablertes y cuestionarnos el valor de figuras hasta ahora incuestionables, Maria Llopis ha vuelto a hacer traquetear los convencionalismos con la acción que va protagonizar con los estudiantes del curso de arte feminista que imparte en la la escuela Massana.
"Desde el curso de arte feminista de la Massana queremos reivindicar el papel de las artistas que han pasado a la historia del arte como "mujeres de" Picasso. #picassomaltratador", con este tuit Llopis descubría la acción que ella y sus alumnas y alumnos llevaron a cabo en el Museo Picasso de Barcelona, en el cual se presentaron con camisetas que clamaban proclamas como 'Picasso maltratador', 'Picasso, la sombra de Dora Maar', 'Picasso, women abuser,' 'Dora Maar, presente' o 'Picasso se Antonio David Flores'.
Reivindicando a las mujeres silenciadas
La acción de Llopis y sus alumnas no era sólo denunciar la figura de Picasso sino reivindicar a todas aquellas artistas silenciadas por el simple hecho de ser mujeres. Y en este caso en concreto, y muy especialmente, la fotógrafa surrealista francesa Dora Maar.
Henriette Theodora Markovitch tenía 30 años y era ya todo un referente del arte surrealista a través de la fotografía cuando conoció a Pablo Picasso. En aquella época, mitjas de los años 40, aunque el pintor estaba casado con Olga Kocklova, iniciaron una relación tóxica que llevó a Dora Maar al límite de la cordura, llegando a abandonar la fotografía.
Lo dejaron dos décadas más tarde, con Picasso acusándola de ser "excesivamente desequilibrada y tozuda". Maar intentó volver a reinterpretar la realidad a través de la cámara. Pero ya era demasiado tarde para ella. El maltrato, incide Llopis, no sólo fue psicológico sino que también físico, apuntando que todas las biografías señalan que él le pegaba unas palizas tan brutales que la dejaba inconsciente.
El hombre calvo de Málaga
Maria Llopis pone el acento en que su intención no es cuestionar el Picasso artista sino el humano. Declarándose gran defensor de separar la obra del artista, también ha insistido en varios medios que se tiene que poder decir a viva voz que de la misma manera que Picasso cambió la historia del arte y de la misma manera que era un hombre calvo de Málaga, también se tiene que poder decir que era un maltratador.
Vistas las reacciones que ha provocado su acción y las consecuencias que ha tenido: Instagram ha cerrado su cuenta, el camino a recorrer para poder expresarnos en libertad para replantearnos los hechos y las personas todavía es muy largo.