La plaça del Diamant, la obra clave de Mercè Rodoreda, llega de nuevo a los escenarios. La Companyia Eòlia lleva al Teatre Victòria una nueva versión de este clásico moderno bajo la dirección de Paco Mir, de El Tricicle. Las desdichas de Colometa son interpretadas por un equipo de siete actores que se reparten una veintena de papeles. Durante una hora y media, el escenario del Victòria se convierte en la Gràcia de la República, la guerra y la posguerra. Y la voz llena de padecimiento de la Colometa llena el patio de butacas. La obra se representará todos los martes de enero en las 20h30. Las entradas ya están a la venta.
El gran reto de este montaje era, obviamente, transformar las vicisitudes y el monólogo interior de Colometa en un espectáculo dramatizable. La Companyia Eòlia decide resolver la multiplicidad de lugares donde se desarrolla la trama con la multiplicación de cuadros, y lo hace con una escenografía muy simple, pero efectiva, que recurre continuamente a proyecciones para transformar el escenario en una pastelería, una casa señorial o el entoldado de la Plaça del Diamant. Una silla invertida se convierte en moto, unas cuerdas con ropa colgada hacen las funciones de terrado y una simple proyección convierte el escenario en una Barcelona en pleno bombardeo.
Toda la obra teatral se sustenta en el trabajo de las dos actrices que hacen el papel de Colometa. Carla Pueyo, en su papel de Colometa joven, y Núria Bonet, como Colometa mayor. Sus monólogos son el bastidor a través del que se va estructurando la evolución de la trama, aunque estos se alternan con breves cuadros en los que Colometa interactúa con los otros personajes (que a excepción de Quimet y Antoni tienen sólo apariciones rápidas y de poca profundidad). El reparto se completa con Uri Callau, Georgina Llauradó, Rai Borrell, Fran Lahera y Ariadna Camps.
Paco Mir no potencia la vertiente más dramática de La plaça del Diamant. El relato de Mercè Rodoreda se respeta en lo esencial, pero los cortes continuos hacen que la tensión dramática nunca se desborde. Este montaje parte de un texto duro, pero no ahoga. Algunos gags cómicos tienden a suavizar la reacción del público. Mir ofrece una Colometa para todos los públicos. La Plaça del Diamant pierde sus aristas y se convierte en una obra fiel a Rodoreda pero sin la gran tensión de la novela.
La Companyia Eòlia se plantea un reto difícil: pasar a los escenarios una obra que es un referente para buena parte de la población catalana. Y lo hace sin los recursos que daría un montaje espectacular. Las soluciones imaginativas aportadas por la dirección han permitido que esta La plaça del Diamant consiga transmitir el espíritu de Mercè Rodoreda y que los lectores de esta obra puedan reencontrarse satisfechos con esta autora por un medio diferente a las páginas de un libro.