La Facultad de Filosofía y Geografía e Historia de la Universitat de Barcelona (C/ Montalegre 6, delante del CCCB) ha visto alterada su cotidianidad con la exposición Poesía filosófica... visual, con obras de Toni Prat (premio Poesia Brossiana en 2012). Por los pasillos de la facultad y por diferentes rincones del edificio los espectaculares montajes fotográficos de Prat sorprenden al visitante y le invitan a la reflexión. El motivo de exponer la obra de Prat al alcance de los estudiantes está claro, según el profesor de Filosofía Gonçal Mayos: "O reconocemos que Toni Prat es filósofo, o si no nos encerraremos en la torre de marfil. El futuro es postdisciplinario. Aproximarse a los planteamientos de Toni Prats es apostar por el lado bueno de la historia...". La exposición de poesía visual, que hoy se ha presentado a los alumnos, se podrá visitar en el campus del Raval de la Universitat de Barcelona, los días laborables, hasta el 30 de junio.

Toni Prat, entre Gonçal Mayos (UB) y Miquel Pérez Mas (Universidad de Vic). Foto: Xènia Fuentes / UB.

Para no parar de pensar

Los montajes fotográficos de Toni Prat nos conducen por un mundo onírico que distorsiona nuestro entorno y que nos obliga a repensarlo. Algunas de ellas son de una actualidad aterradora, como una maza de juez que desequilibra con su peso la balanza de la justicia. O una cámara con un bozal de perro. O un confesionario fusionado con una guillotina que amenaza con la decapitación al que se va a confesar. Otras obras juegan con referentes más universales: un árbol con patas de pulpo, o el agua que mana de una botella y que va tomando forma de botella a medida que cae... Todas ellas son obras que dan a pensar: "Todas mis imágenes tienen un contenido que yo quiero que sea filosófico", afirma el artista. Y quiere hacerlo sin ninguna letra. "Las imágenes son autónomas, no necesitan ningún texto", explica Prat, quien detesta que en sus obras les coloquen la cartela "Sin título": "Si no hay título ya se ve que no hay título", explica... En la exposición, eso sí, hay números. Los poemas visuales se complementan con una serie de "Matemàticopoemes", una colección de poemas en clave matemática, escritos tan sólo con números y signos matemáticos, alguno de los cuales, por difícil que parezca, incluso tiene un punto de erotismo...

¿Humor?

El tono dominante de la obra de Prat es el humor, aunque él no se muestra muy de acuerdo con esta apreciación: "En mi obra pongo mala leche, pero la gente sólo ve humor", explica un poco dolido. Y se siente más conforme cuando le proponen definirlo como "sarcasmo". Y afirma que quizás no todo el mundo puede encontrar el sentido de todas sus imágenes, pero que todas ellas quieren decir alguna cosa. Y para llegar a todo el mundo, Prat no hace aspavientos a las nuevas tecnologías. Afirma estar presente en todas las redes sociales y apunta que su obra, allí, es muy seguida.

Perfección técnica, pero secundaria

Prat explica que durante mucho tiempo se dedicó a la fotografía erótica, y que cuando la hacía su prioridad era "buscar la belleza". Cuando hace poesía visual, en cambio, asegura que "busca otra cosa". Afirma que sus poesías visuales podrían ser más potentes estéticamente, pero que perderían sentido y que en este caso lo que prioriza es el mensaje. En realidad, muchas de las fotografías expuestas no han sido disparadas y retocadas por él, sino que él las ha dirigido y se ha encargado de supervisar todo el trabajo: "Para mí no es importante quien hace la fotografía. A veces las compro, a veces las hago...", explica Prat. Confiesa que no cree en la mítica del procés de elaboración de la obra artística. "Yo he hecho de escultor y no me gustaba picar madera. El trabajo me da igual", explica, y concluye "Yo lo que quiero es el trabajo hecho". En realidad, desmitifica mucho su trabajo: "Tengo un ordenador en la mesa del comedor, y a menudo me inspiro mirando la televisión", confiesa.

Un arte al alcance de todo el mundo

Prat asegura que la poesía visual es pura síntesis, pura condensación, y que eso la convierte en un arte muy especial, pero al mismo tiempo, en "un lenguaje muy universal". El poeta cree que los poemas visuales tienen una gran ventaja con respecto a los poemas clásicos: que se pueden entender en buena parte del mundo sin necesidad de traducción. Prat explica que ha escrito muchos poemas, en catalán, pero que se resiste a que los traduzcan, porque al fin "no son los mismos". En cambio, la poesía visual facilitaría extraordinariamente el contacto con el público de todo el mundo. Ahora bien, reconoce que hay problemas para hacer llegar las obras de poesía visual al público por falta de circuitos especializados en estos materiales.

Marcado por Brossa

Toni Prat había escrito poemas "desde siempre" y se había ejercitado en muchas artes: de la escultura a la fotografía, pasando por la pintura. Pero fue una exposición de Joan Brossa en la Fundación Miró, que vio en 2001, la que le despertó el interés por la poesía visual. Recuerda, con emoción, algunos de los conocidos poemas con cartas de Brossa. Y confiesa que se ha pasado muchos años dando vueltas a alguna obra de Brossa que en aquel momento no entendió, pero que le fascinó.

Escéptico hacia el mundo del arte

El sarcasmo de Prat no sólo se expresa mediante sus obras, sino que también está presente en sus comentarios sobre el mundo del arte. Se muestra muy crítico con sus colegas: "Hoy en día se considera arte cualquier burrada", afirma sin ningún recato, y añade: "cualquier cosa puede estar en el MACBA, pero la poesía visual no entra, porque no es abrupta, no molesta a la vista". Para Prat, "la plástica está muy explotada... Por eso se tienen que hacer cosas tan extravagantes...". Y concluye que "Habría mucho que hablar del mundo del arte".

Estudiantes asombrados

Los estudiantes que han asistido a la presentación de Prat (entre ellos pocos jóvenes) estaban encantados con la obra del poeta. Algunos se declaraban emocionados por la fuerza de sus imágenes. Los que no han ido al acto (quizás presionado por los inminentes exámenes) y se pasean de los pasillos no han podido dejar de pegar una ojeada a las obras de Prat. Quizás les perseguirán tanto tiempo como persiguieron las piezas del maestro Brossa a Toni Prat.

Foto: Xènia Fuentes / UB.

Filosofía que entra por los ojos

Los que no estudian no suelen entrar en las universidades. Las facultades de la calle Montalegre, por su estructura, no invitan a pasar al visitante. Y el interior, con su estética penitenciaria, asusta a más de uno. Pero la obra de Prat consigue imponerse al edificio y abrir un espacio de luz en las paredes de la facultad. Vale la pena verla. Gonçal Mayos, apuntaba, muy acertadamente, que la ventaja de la poesía filosófica visual es que es engañosamente ligera, y que es fácil de entrar en ella, pero que se te queda dentro y que es mucho más difícil salirse. Las obras de Toni Prat no sólo seducen: también abducen.