Se publica, en catalán, Pólvora i canyella, de Eli Brown (La Campana), una peculiar historia de piratas traducida por Xavier Pàmies. El libro se presenta como una combinación entre la clásica novela de piratas, equiparable a La isla del tesoro, de Robert Louis Stevenson, y una novela de humor, salpicada con toques de gastronomía. Es la crónica del secuestro de un cocinero de un aristócrata por parte de un grupo de piratas en la Inglaterra de principios del siglo XIX.
Cambio de vida
El libro se inicia con una incursión de piratas, dirigidas por la sensual capitana Mabbot, a la casa inglesa del aristócrata Lord Ramsey, uno de los dirigentes de la compañía Pendleton. Los piratas se llevarán en su barco, como trofeo, al cocinero, un individuo muy leal a su amo. Como en Las mil y una noches, el protagonista tendrá que demostrar sus habilidades culinarias para preservar su vida. Y, a la fuerza, se convertirá en compañero de expedición de los sanguinarios piratas que se lo han llevado y, sobre todo, de la capitana Mabbot, que se lo reserva para su servicio personal. Con el fin de no ser ejecutado, el cocinero tendrá que aprender a convivir con los piratas. Y, además, tendrá que cocinar los platos más exquisitos con los recursos extremadamente escasos que se pueden encontrar en un barco pirata.
En clave de humor
Eli Brown nos ofrece una historia ligera, en que la trascendencia de los hechos relatados se diluye gracias a bien repartidas dosis de humor. La clave de la novela se encuentra en el contraste entre el conservador, pudoroso y asustadizo cocinero y los groseros, atrevidos y amorales piratas. Brown inventa, además, una galería de personajes estrafalarios que ayudan a mantener la tensión humorística: el científico loco Laroche, los gemelos monjes shaolin, el hábil carpintero... Todo eso paseando el lector por los escenarios más sugerentes: desde la Inglaterra rural de las cacerías de los aristócratas hasta la China de los señores del opio, pasando, obviamente, por las aguas abiertas de los océanos. Con la aparición, de vez en cuando, de elementos clásicos de la novela de aventuras: naufragios, riñas tabernarias, combates épicos... Consigue así hacer una trama entretenida, que aguanta bien las 500 páginas de libro.
Tortilla sin romper huevos
Eli Brown no quiere plantear al lector rupturas morales;quiere ofrecer una obra cómoda y por ello diluye finalmente toda la trama con grandes dosis de bondad y de buenos sentimientos. La brutalidad que preside el principio de la novela va perdiéndose y al fin no queda ni rastro de la crueldad inicial: hay solidaridad, deseo de justicia, amor, compromiso, lealtad... La dureza inicial se diluye capítulo a capítulo y evoluciona hacia formas mucho más suaves. Pólvora y canyella es, sin duda, una obra bien construida, divertida y entretenida, pero a años luz de la genial novela de Stevenson, en la que los piratas son tan malvados como lo tienen que ser. Y a pesar de todo, el libro de Eli Brown es una novela distraída muy recomendable, para los que quieran una lectura ligera para las fiestas de Navidad.