Sant Jeroni de la Murtra, Badalona, 4 de abril de 1493. Hace 531 años. Cristóbal Colón llegaba de su primer viaje al Nuevo Continente y se entrevistaba con los reyes Fernando e Isabel —los llamados Reyes Católicos— y les informaba de que su empresa, iniciada siete años antes (1496) en casa del financiero valenciano de origen judío Lluís de Santàngel, había culminado con éxito. En la preparación, varadura y navegación de los cuatro viajes de Colon participaron muchos judíos conversos. Santàngel, Torres, Ballester o el mismo rey Fernando, son judíos conversos o descendientes de judíos que tendrían un papel muy relevante en aquella empresa. Incluso, la simbología en los cuadernos de bitácora de Colón apuntan la posibilidad de que el almirante fuera, también, judío converso o de origen judío. ¿Por qué había tantos judíos, y en puestos s tan significativos, en la empresa colombina?
Lluís de Santàngel, descendiente de judíos y financiero del proyecto
La tradición historiográfica española había difundido el cuento que el proyecto de Colón (la preparación, varadura y navegación del primer viaje) se había pagado con las joyas de Isabel la Católica. Nada más lejos de la verdad. El proyecto tuvo un coste de 1.500.000 morabatines (el equivalente al valor de 40 edificios en Valencia capital). Y fue financiado, por el banquero valenciano de origen judío Lluís de Santàngel. El financiero de aquel proyecto era Maestre Racional en el reino de Valencia, es decir, era el recaudador de rentas y el tesorero de Fernando el Católico en el territorio que, en aquel momento, era la pared maestra —económica y tributaria— de la Corona catalanoaragonesa (el Siglo de Oro valenciano). Aquella operación fue instrumentada como una hipoteca mobiliaria y fue garantizada con las rentas reales del rey Fernando al conjunto de los territorios de la Corona.
El origen de Santàngel
El financiero de la operación colombina era nieto de Azarias Ginillo, un abogado judío y funcionario real de Daroca (Aragón). Los Ginillo tenían un profundo origen judío, pero los pogromos de 1391 y la posterior presión política y social contra este colectivo los empujaría a convertirse al cristianismo, a adoptar el apellido Santàngel y a emigrar a Valencia. Hacia 1410, Ginillo se estableció en la calle de los Castellvins (entre las calles del Mar y de la Pau) y en aquella casa nacieron su hijo Lluís de Santàngel —el primero— (circa 1420) y su neto Lluís de Santàngel —el financiero— (circa 1440). Sin embargo, los Santàngel conservaron las relaciones con la antigua élite judía aragonesa, y encontramos las bodas de una hija del financiero con el heredero de los Patagón (judeoconversos aragoneses) como uno de los grandes acontecimientos sociales de la Valencia de finales del siglo XV.
Lluís de Torres, el primer fumador e importador de tabaco europeo
Otro judío converso que tuvo un papel destacado en aquella empresa fue Josef ben-Ha Levy, que se convertiría al cristianismo y adoptaría el nombre de Lluís de Torres (probablemente su padrino de bautizo fue Antoni de Torres, el secretario de Santàngel, que le dio el apellido). Torres (Valencia, circa 1460) fue el primer europeo que puso los pies en la isla de Cuba, que vio fumar los indios taínos y que probó los efectos del tabaco. La historiografía española lo hace morir en 1493 en Fuerte Natividad (el destacamento europeo que se quedó en el Nuevo Continente, y que sería aniquilado por los indígenas mientras Colón retornaba a Europa para comunicar el éxito de la empresa). Pero la investigación moderna lo sitúa, posteriormente, en Sevilla, vendiendo tabaco y perseguido por la Inquisición, que consideraba que echar humo por la boca era una cosa diabólica.
Miquel de Ballester, el primer alcalde europeo del Nuevo Continente
Miquel de Ballester, amigo personal de Colón y de Santàngel, es otra de las figuras primordiales de la empresa colombina. Ballester (Tarragona, 1459) era hijo de Joan de Ballester, miembro de una estirpe de altos funcionarios reales originarios de Manacor (Mallorca) y de Francina de Taranau, heredera de una poderosa familia de armadores judeoconversos de Tarragona, que se habían convertido al cristianismo y habían adoptado un apellido cristiano poco después de los pogromos de 1391. Ballester, armador, sería el urbanista y el primer alcalde de Santo Domingo (1498), la primera capital europea en el Nuevo Continente. Ballester diseñó y gobernó una ciudad de plano reticular (de calles paralelas y perpendiculares) destinada a concentrar el nuevo poder de la colonia, fue cesado cuando Fernando ordenó detener, poner grilletes, deportar y encarcelar a los Colón (1500).
El oculto origen judío de Fernando el Católico
También, en este caso, la tradición historiográfica española ha difundido el cuento que Fernando el Católico era un furibundo antisemita. Pero la investigación moderna ha revelado que FErnando era bisnieto, por el lado materno, de Fadrique Alfonso, hijo de una apasionada relación extramatrimonial entre el rey Fernando I de Castilla y de León y la bellísima Yonnati Bat Geddaliah (1335-1429), una chica de la élite judía castellanoleonesa. Fernando siempre fue consciente de que tenía una raíz que lo conectaba con el mundo judío y más concretamente con el prestigioso grupo de los exilarcas. Pero era un rey de ideología preabsolutista que no concebía a una sociedad plural. Fernando, figura primordial de la empresa colombina, legisló contra la minoría judía, pero, en cambio, promovió y protegió —en todos los ámbitos— a los judíos conversos que participaron en aquel proyecto.
Colón y los misteriosos símbolos judíos de los cuadernos de bitácora
La investigación historiográfica actual ha desmentido la tradicional versión que situaba el nacimiento de Colón en Génova. Los mismos investigadores advierten que el origen de Colón puede acabar convirtiendo en un misterio que nunca se llegue a resolver. Como también es un misterio la simbología judía que aparece en los cuadernos de bitácora del almirante. ¿Por qué Colón utilizó simbología judía para ilustrar sus notas de viaje? ¿Aquella misteriosa simbología indica que Colón era judío? La respuesta a estas cuestiones, de momento, está en el aire. Porque si bien es cierto la simbología judía está muy presente en los prestigiosos talleres cartográficos judíos del siglo XIV, también lo es que, a finales del siglo XV, en un paisaje de prohibición y de persecución, el uso de aquella simbología podía obedecer a la transcripción secreta de un código de identidad.
¿Por qué había tantos judíos en la empresa colombina?
Santàngel, Torres, Ballestero, Ferran o, posiblemente, el mismo Colón, solo son la punta del iceberg de la presencia judía en la empresa colombina. Algunos historiadores afirman que los judíos de nación catalana tenían una sólida tradición como armadores y cartógrafos, y que el proyecto de abrir el estrecho de Gibraltar (cerrado por los musulmanes desde el siglo VIII) y surcar las costas atlánticas africanas (en busca de las fuentes de abastecimiento de especias, de oro y de esclavos), había surgido en las juderías de Barcelona, de Valencia y de Palma mucho antes de los pogromos de 1391. Y otros historiadores apuntan la remota posibilidad que esta potente comunidad judía, golpeada por los pogromos de 1391 y abandonada por sus tradicionales protectores (el estamento real), habría codiciado la idea de crear un Estado de Israel en el Extremo Oriente (el destino que perseguía Colón). Sea lo que sea, la cuestión todavía no ha sido contestada.