El éxito de Marysé Condé llegó tarde, pero llegó. La escritora guadalupeña, que murió el pasado 2 de abril a los 87 años, ha sido una de las voces del Caribe imprescindibles para entender el impacto del colonialismo en los países africanos, pero también para demostrar, una vez más, que el canon literario occidental es insuficiente y tiene un criterio de selección de obras cuanto menos injusto y mediocre. ¿Por qué tenemos que leer a Marysé Condé? Pues por la simple razón de que pertenece a la gran literatura, sus libros narran historias únicas con un sello personal único, una voz propia que representa a millones de personas. A Marysé Condé la estudian en las universidades francófonas, donde ella también se formó (estudió en la Sorbona), y algunos estudiosos catalogan sus libros como parte del realismo mágico y de una tradición literaria inspirada por autores como Aimé Cesaire. Pero Condé va más allá del realismo mágico, porque su obra está enriquecida con multitud de referencias literarias y culturales, desde el antiguo testamento en El evangelio del nuevo mundo hasta los juicios contra las mujeres acusadas de brujería en el siglo XVII con Yo Tituba, la bruja negra de Salem.

En La vida sin maquillaje, la doctora en literatura comparada nos presenta su autobiografía en una continuación de Corazón que ríe, corazón que llora, donde explica su infancia, y condensa en un centenar de páginas una vida intensa, desposeída, que la lleva a una búsqueda de su identidad por distintos países de África. Este tema sobre la búsqueda de identidad y el dolor que produce una historia marcada por la violencia, lo traduce en La deseada, donde repasamos la vida de tres mujeres antillanas, hija, madre y abuela. Todos estos libros los podemos disfrutar en castellano gracias a la editorial Impedimenta, que durante estos últimos años se ha convertido en el altavoz de la ganadora del Nobel alternativo (galardón impulsado por la Academia Sueca) en 2018. En catalán, la editorial L’Agulla Daurada también está apostando por la autora y ya ha publicado tres títulos suyos: La migració dels cors, La travessa del manglar i Jo, Tituba, la bruixa negra de Salem.

Marysé Condé fue, sin ninguna duda una especialista en literatura postcolonial, esclavismo y tradiciones africanas. Su amplio conocimiento sobre la historia de países como Malí le permitió en su día escribir una de sus obras cumbre, Ségou (1984), en la que relata el desmembramiento del reino Ségou, parte de Malí, debido a la ingerencia del Islam, el colonialismo y la trata de esclavos, entre otros temas. Por desgracia, Ségou es una obra descatalogada en castellano e inexistente en catalán, tendremos que esperar a ver si las editoriales se animan a publicarlo. En realidad, la autora ha escrito más de una treintena de títulos entre novelas, cuentos y discursos. El último que escribió fue Victorie, les saveurs et les morts (2006), un homenaje a su abuela materna.

Historia de la mujer caníbal, su última obra publicada en castellano

Marysé Condé nos dejó el pasado 2 de abril, justo cuando Impedimenta sacaba el título Historia de la mujer caníbal (2024), un libro en el que parte de un crimen para explorar las heridas de una mujer y de sus raíces con unas reflexiones tan sabias y certeras que remueven con cada párrafo. El escenario escogido es Ciudad del Cabo, Sudáfrica, tierra donde el colonialismo y el Apartheid han dejado millones de cicatrices difíciles de sanar. Rosélie, la protagonista, duda sobre la que ha sido su vida y también su matrimonio. El asesinato de Stephen es la punta del iceberg, todo lo que descubrimos a medida que se desarrolla la trama es la magia de Condé, un relato misterioso, inquietante. El dolor de Rosélie es el de aquellas personas que necesitan respuestas, un ejercicio narrativo de introspección de la protagonista y de la propia vida de la autora. Rosélie es una mujer negra, artista, amante, esposa, hija de las colonias y de la cultura antillana. Condé es quien nos cuenta maravillosas historias donde descubrimos a mujeres devoradas por las circunstancias, pero también por sí mismas. Mujeres caníbales, carcomidas por la soledad y la volatilidad de los tiempos.