Se acerca la traca final de una larguísima, agotadora, carrera de premios: la edición número 96 de los Oscars de Hollywood, la que reúne bombas atómicas, vecinos de Auschwitz, novias de Frankenstein, maestros de orquesta, muñecas de Mattel, tristezas navideñas y caídas accidentales (o no) sobre el suelo nevado. Un año de récords, de mujeres nominadas (un 32 por ciento) y del hombre vivo con más candidaturas (la 54 del grandísimo John Williams, que a sus 92 años aspira a la que sería su sexta estatuilla por Indiana Jones y el Dial del Destino). Un año con películas de un nivel altísimo, y con una favorita muy clara, quizás la más obvia de la última década. Si siempre recordaremos 2023 por el Barbenheimer, todo apunta que la resaca de aquel fenómeno concluirá con una gran victoria de Christopher Nolan y su Oppenheimer en la gran fiesta del cine.
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Las casas de apuestas y webs especializadas en predicciones de premios cinematográficos hablan ya de ocho premios de entre las trece nominaciones que tiene el biopic de quien fue el padre de la bomba atómica. Eso colocaría la película en el mismo listado de privilegio donde brillan clásicos como Lo que el viento se llevó, De aquí a la eternidad, My Fair Lady, Ghandi o Amadeus. Y en este supuesto palmarés que venimos a pronosticar, habría premios para Anatomía de una caída, para American Fiction, para Barbie y para Los que se quedan.
De entrada, empecemos por el premio gordo: en la última década, y desde Argo (2012), ninguna película ha encarado la carrera hacia los Oscar con aquello que denominan clean sweep, lo que vendría a ser un pleno al 15: Oppenheimer se ha llevado todos los galardones importantes de la industria, y nada parece indicar que la tendencia se alterará o se frenará. Hablamos de Globo de Oro, Critics Choice, BAFTA, DGA, SAG y el premio clave cuando hablamos de pronosticar el Oscar a mejor película: el del gremio de productores de Hollywood, el PGA. De hecho, 23 de los últimos 33 ganadores de los premios del Sindicato de Productores se han llevado después el Oscar a mejor película. Y es prácticamente imposible encontrar un caso de una película que no se lleve el Oscar más importante después de hacer el triplete sindical: el PGA de los productores, el DGA de los directores y el SAG de los intérpretes. Pasó hace casi 30 años cuando Braveheart dio la campanada venciendo a la favorita Apolo 13. Por lo tanto, no le demos más vueltas: Oppenheimer ganará el Oscar a mejor película del año, y recuperará aquella vieja tendencia de una gran superproducción que acumula un buen puñado de premios, rompiendo la dinámica de ceremonias con galardones muy repartidos.
Mejor dirección a los Oscars 2024
Si este será el año de Oppenheimer, también lo será para Christopher Nolan. Es su momento, después de un permanente menosprecio de la Academia hacia uno de los cineastas que ha marcado lo que llevamos de siglo. El cineasta británico se ha convertido en uno de los reyes Midas contemporáneos, gracias a su trilogía de Batman o a éxitos como Origen o Interstellar. Paradójicamente, la de este año es solo su segunda candidatura como mejor director, después de la perdida el año 2018 por Dunkerke. Es cierto que Nolan había sido nominado como productor (Origen y Dunkerke) y como guionista (Memento y Origen). En todo caso, nunca ha ganado un Oscar, y con Oppenheimer aspira a tres: dirección, guion adaptado y película, en tanto que productor.
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Repasada la relación de Nolan con la Academia, no parece que este año se le pueda escapar el galardón a mejor dirección. Después, además, de llevarse el premio del sindicato de directores (DGA) que acostumbra a ser una pista bien fiable, pero también el BAFTA, el Globo de Oro o el Critics Choice Award. Y eso que la competencia es fuertísima: de Yorgos Lanthimos (Pobres criaturas) a Justine Triet (Anatomía de una caída), de Jonathan Glazer (La zona de interés) a un Martin Scorsese (Los asesinos de la luna) que también podría escribir una tesis sobre las injusticias de los Oscar hacia genios como él: el bueno de Marty solo tiene un galardón a mejor director, por Infiltrados (2007), de entre una decena de nominaciones, algunas por títulos tan icónicos y referenciales como Toro salvaje o Uno de los nuestros.
Llegados a este punto, vale la pena recordar la razón que explica que en los últimos años el Oscar a mejor director no coincida con el de mejor película. Pasó en 2022 (ganaron CODA y Jane Campion por El poder del perro), en 2019 (Green Book y Alfonso Cuarón por Roma), en 2017 (Moonlight y Damien Chazelle por La La Land, el año de la histórica pifia), en 2016 (Spotlight y Alejandro González Iñárritu por El renacido), en 2014 (12 años de esclavitud y Alfonso Cuarón por Gravity) o en 2013 (Argo y Ang Lee por La vida de Pi).
El elemento clave está en dos sistemas de votación diferentes. Si el Oscar a mejor director es resultado de una elección simple de los académicos, que escogen a uno de los cinco candidatos, el Oscar a mejor película utiliza un sistema de voto preferencial que impulsa los títulos de consenso: el votante ya no escoge a una entre las 10 nominadas, sino que manifiesta su orden de preferencia. Si una de ellas, cosa improbable con tantas candidatas, tiene más del 50 por ciento de votos como primera elección, ya hay ganadora. Si no, las menos votadas desaparecen del cuadro y las papeletas se van redistribuyendo en función de la votada en segunda posición, y así sucesivamente hasta que la futura ganadora llega a la mitad más uno de los votos. A pesar de esta aclaración, que ayuda a comprender algunas históricas decisiones extrañas, no parece que este año se tenga que repetir la aparente incoherencia. Christopher Nolan será el escogido, y Oppenheimer, también.
Mejores interpretaciones en los Oscars 2024
A la hora de hacer apuestas en las categorías interpretativas, es bastante fiable el hecho de fijarnos en qué premia el Screen Actors Guild (el sindicato de actores, SAG). Sus galardones acostumbran a coincidir con los Oscar, aunque hay excepciones que confirman la regla, claro está. Y en este sentido, nosotros nos mojaremos pronosticando, completamente a contracorriente, la que sería una merecidísima estatuilla para Emma Stone de Pobres criaturas. Este año no ha habido actuación más deslumbrante, creativa y divertida que la de una Stone que convierte en un icono inmediato a su Bella Baxter, una mujer reconstruida desde cero, liberada de las cadenas del patriarcado, y dirigida por su entrepierna.
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Su principal competidora en la categoría de mejor actriz protagonista es Lily Gladstone, por su estoica y emotiva interpretación en Los asesinos de la luna, que la convertiría, además, en la primera nativa norteamericana en ganar el Oscar, en una elección que tendría mucho de postura política. Pero si hay justicia, tendría que ser Emma Stone quien se llevara el premio, que sería su segundo después del conseguido por La La Land (2018). Por ahora, Stone se ha llevado el BAFTA, el Critics Choice Award y el Globo de Oro (a actriz de comedia), pero Gladstone dio la campanada con el SAG, el National Board of Review y el Globo de Oro (a actriz de drama). Obviamente, ni Sandra Hüller (Anatomía de una caída), ni Annette Bening (Nyad), ni Carey Mulligan (Maestro) parecen tener opciones a pesar de sus impecables trabajos.
Durante las primeras semanas de la carrera de premios, parecía que la de mejor actor protagonista sería una carrera de dos caballos, pero Cillian Murphy parece haber cogido impulso y va restando cualquier opción a un Paul Giamatti (fabuloso como profesor huraño en la navideña Los que se quedan) que, en los primeros metros de la carrera de premios, parecía poder hacerle sombra. El protagonista de Oppenheimer (y todo un icono gracias a la serie Peaky Blinders) ya no tiene espacio en las estanterías de su casa, después de ganar el Globo de Oro, BAFTA y el definitivo SAG. Jeffrey Wright (American Fiction), Colman Domingo (Rustin) y Bradley Cooper y su nariz postiza (Maestro) acabarán siendo invitados de piedra, con el mantra de "ser nominado ya es un premio".
Si hay una categoría que, a estas alturas, parece cantada es la de mejor actor secundario. El nivel es realmente alto: Ryan Gosling (Barbie), Mark Ruffalo (Pobres criaturas), Robert De Niro (Los asesinos de la Luna) y Sterling K. Brown (American Fiction) hacen trabajos magníficos, pero la sorpresa sería mayúscula si el nombre del sobre no fuera el de Robert Downey Jr. por Oppenheimer. En la piel de Lewis Strauss, un burócrata con ambiciones dentro del gobierno norteamericano, el actor se convierte en el principal antagonista del creador de la bomba atómica. El suyo es un personaje intenso que incluye transformación física, y que destaca en un reparto lleno de nombres conocidísimos. Aparte del SAG, que ya hemos comentado que es el indicador más fiable de los Oscar interpretativos, el inmortal Iron Man ya se ha llevado el Globo de Oro, el Critics Choice Award y el BAFTA. Para Downey sería el primer Oscar, después de dos nominaciones sin premio: la primera, hace más de 30 años por Chaplin (1992), y la segunda por la divertidísima Tropic Thunder (2008).
El Oscar más claro de la noche estará para Da'Vine Joy Randolph. Ninguna duda de que ella será escogida la mejor actriz de reparto. Su conmovedor personaje de la cocinera de la escuela donde estudian los protagonistas de Los que se quedan, una mujer rota por la muerte de su hijo a la Guerra de Vietnam, ha conquistado todo el mundo. Y la ha hecho llevarse prácticamente todos los premios a los que ha aspirado: el SAG, el Globo de Oro, el National Board of Review, el Critics Choice Awards... ¡solo le ha faltado el Gaudí! Ninguna posibilidad, pues, para Emily Blunt (Oppenheimer), Jodie Foster (Nyad), America Ferrera (Barbie) y Danielle Brooks (El Color Púrpura).
Mejores Guiones a los Oscars 2024
Este será el espacio para salir de la norma y premiar dos películas que tendrían su momento durante la noche. Por una parte, el galardón a mejor guion original reivindicará uno de los mejores filmes del año, la producción francesa Anatomía de una caída, recordamos, Palma de Oro en el Festival de Cannes. Con cinco nominaciones grandes (película, dirección, montaje, actriz protagonista y guion), el texto de Justine Triet y Arthur Harari merece reconocimiento y aplausos. Y, de llevarse el premio, se sumaria a los ya ganados Globo de Oro y BAFTA. No parece que sus contrincantes tengan posibilidades, a pesar de propuestas tan extraordinarias como los guiones de Alexander Payne por Los que se quedan o, sobre todo, el fabuloso de Celine Song por Vidas pasadas. Con respecto a mejor guion adaptado, esta será, seguramente, una de las categorías más disputadas de toda la ceremonia. Oppenheimer, La zona de Interés, Pobres criaturas, Barbie y la que en las últimas semanas ha cogido más fuerza, American Fiction, la sátira racial que Amazon Prime estrenó hace una semana.
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Los catalanes en los Oscar 2024
Es probable que todos los ojos, los vuestros y los nuestros, estén puestos en las tres categorías con aspirantes catalanes. Difícilmente ganará el Oscar a mejor película internacional la sensacional La sociedad de la nieve, a pesar del predicamento y la simpatía que J.A. Bayona despierta en los Estados Unidos. Pero la titánica competencia de la británica La zona de interés parece insuperable. Todas las apuestas dan ganadora a la escalofriante película de Jonathan Glazer sobre la banalidad del mal y los vecinos del campo de exterminación de Auschwitz.
La Tragedia de los Andes rodada por Bayona tiene también la candidatura a mejor maquillaje y peluquería, por Ana López-Puigcerver y los ya oscarizados (por El laberinto del Fauno) David Martí y Montse Ribé. Pero su realista y orgánico trabajo, que recoge el proceso de degradación física de los supervivientes del accidente de avión, tiene dos competidoras que se adivinan imbatibles: la cosa apunta en batalla entre las prótesis que desfiguran Willem Dafoe y que dan el look monstruoso a los personajes de Pobres criaturas, y la nariz postiza más mediática del año, el de Maestro. Pronosticamos victoria de Kazu Hiro, Kay Georgiou i Lori McCoy-Bell, responsables de convertir a Bradley Cooper en el músico Leonard Bernstein, dado el gusto de la Academia por galardonar maquillajes en películas sobre personajes reales.
Finalmente, nuestro corazón y nuestras esperanzas, que hay que mantener siempre vivas, estarán, obviamente, al lado de la magia de la producción catalana Robot Dreams. Pero, después de ir quemando etapas y llegar a la final del domingo, ganar la estatuilla a mejor película de animación parece una quimera. Todo indica que el Oscar estará entre Spider-Man: Cruzando el multiverso y El chico y la garza. Aunque las apuestas se inclinan por la primera, por mil y un motivos (las magníficas críticas, sus recaudaciones multimillonarias por todo el mundo, el riesgo formal o los premios ya conseguidos, entre ellos el relevante PGA), en esta quiniela nos arriesgaremos y votaremos un Oscar por la que será, supuestamente, la última película de Hayao Miyazaki. Galardonar El chico y la garza significaría reconocer el inmenso talento de un cineasta único y referencial, autor de clásicos inmortales como El viaje de Chihiro o Mi vecino Totoro.