Donde hay dos, hay tres, y como quién no quiere la cosa, nos hemos plantado un año más en el último día del Primavera Sound. Después de una noche que recordaremos por los caídos por lipotimia durante el concierto Lana Del Rey y la proclamación que una fiesta en catalán es posible y está a la altura de un festival internacional de la mano de Mushka, tocaba encarar las últimas horas del festival. Una jornada en los cuales las jefas de cartel de Mordor han sido todas mujeres. Una sucesión perfecta de 070 Shake, PJ Harvey, Mitski, SZA y Roísín Murphy.
🟠 Primavera Sound: PJ Harvery, la jefa de todo esto
📷 El Primavera Sound Barcelona 2024 en fotos
La fiesta empieza en la Barceloneta
Aunque las puertas abrieran a las cuatro de la tarde, la festaOkii✨ empezó precipitadamente antes. Muchos de nosotros nos levantamos con ligera resaca y un montón de mensajes del estilo: "ESTÁS DESPIERTA!??!! HAS VISTO ESTO?!?! Charli XCX había decidido que ya habíamos descansado suficiente y ofrecía por sorpresa uno de los suyos sets de Party Girl, con motivo del lanzamiento de su nuevo álbum, BRAT, en la Barceloneta a partir de la 13 h, de manera completamente gratuita. Así pues, los más despiertos pudieron disfrutar de una cata de la euforia festiva con la mujer que haría saltar por los aires el festival. Pistoletazo de salida y hacia el Fòrum.
Charli XCX había decidido que ya habíamos descansado suficiente, y ofrecía por sorpresa uno de los suyos sets de Party Girl, con motivo del lanzamiento de su álbum BRAT, en la Barceloneta
Despacito y buena letra. Todos sabemos que los sábados del Primavera es el día en que todo el mundo quiere poder aguantar hasta el final, ver los fuegos artificiales y al mirar a los amigos volver a oír que es la mejor semana del año. Pero para llegar este punto, sin que los sanitarios tengan que recogerte con pala, hay que cogerse las primeras horas con calma. Una muy buena opción era, por lo tanto, una visita al Auditorio con el ambiente de toques jazz de Nala Sinephro. Si lo que se quería era un poco de abrir fronteras, se podía disfrutar de las propuestas de Euskal Herria como Merina Gris o Hofe. Pero si eras una persona extremadamente online, o torturada por tus propios demonios, lo más probable es que ya estuvieras sentado para coger sitio por Mitski.
Por fin vuelve la Mitski
¿Todo podría haber sido un camino de rosas, pero a las 21 h la previsión de lluvias, que nadie había creído -al final cuáles eran las probabilidades después de esta larga sequía?- se hicieron realidad y golpearon en el Foro como si no hubiera un mañana. Después del concierto más húmedo que ha podido dar la Zowi, con el escenario Cupra lleno de fans, no quedó otra que cobijarse. Un pequeño protocampo de refugiados climáticos, para aquellos con problemas vitales de baja intensidad, se extendió por lo que hacía unas horas era el paraíso de las marcas. Afortunadamente, con la ropa mojada, la coincidencia con la hora de cenar hizo que los ánimos no decayeran. Al fin y al cabo, no podía tardar mucho en parar, ¿no? Podría parar perfectamente en veinte minutos y llegar a Mitski.
Como si se tratara de una producción perfectamente milimetrada, la lluvia disminuyó para que Mitsuki Miyawak subiera justo a tiempo al escenario. Desde su última actuación en el festival, allí por el 2017, la cantante y compositora nipona-estadounidense ha ganado una popularidad desbordante. Del antiguo-Pitchfork-ahora-escenario-Plenitud, a uno de los escenarios principales en horario prime (las 22.15 h). Internet hacía años que reclamaba su presencia, deseo que nunca se cumplía... Hasta hoy. Con la banda en los laterales del escenario, contaba con dos sillas como único apoyo para el espectáculo. Como telón de fondo, una tormenta de rayos intermitente. Vestida sobriamente de negro, y con una teatralidad atrevida, abrió con los inconfundibles toques country de The Land Is Inhospitable and So Are We y Everyone. No faltaron tampoco la intensidad desgarradora de Working For The Knife o I Bet O Losing Dogs. Llegados a la media hora de concierto, la lluvia volvió a apretar. Parte del público, que no llegaba ni a una media parte del de Lana Del Rey, empezó a abandonar Mordor en busca de cobijo, mientras ella cantaba First Love/Ate Spring.
Todos los presentes sentimos una absoluta liberación después de uno de los conciertos más emocionalmente introspectivos del festival
Llegados al ecuador del concierto, uno de sus temazos más virales en TikTok arrancó al público a cantar al unísono con My Love Mine All Mine. Destacó la versión sin unos marcados sintetizadores de Love Me More. Y cuando pensábamos que el festival iba a ser una eterna ducha, el momento más "girl who's going to be okey" de todos: el cielo se abrió y ella empezó a entonar Nobody. Ya fuera corriendo por el césped de plástico o estoicos mirándola a los ojos, todos los presentes sentimos una absoluta liberación después de uno de los conciertos más emocionalmente introspectivos de los festivales. Y antes de despedirse con un sentido y celebrado "US ESTIMO", nos regaló la icónica Washing Machine Heart.
Los ovarios bien puestos
A partir de aquí, todo fue a mejor. El césped de plástico se llenó de fans y curiosos para ver SZA. Encima del escenario un muelle a su medida con plataformas a diferentes alturas. Debe minutos más tarde de la hora prevista, sobre la torre de vigilancia, la mujer más encantadora de la noche. Vestida como un auténtico corsario, ha demostrado por qué SOS es uno de los mejores álbumes de 2022, y posiblemente de 2023. Lo acompañaban al escenario un repertorio hipnótico de bailarinas y, a ratos, una auténtica banda de rock de los siete mares. Destacó, la encendida interpretación de F2F o el compromiso del público cantando Blind. Pero la auténtica sorpresa fue cuando se elevó sobre lo que Miley Cyrus hubiera denominado wreking ball para romper al momento más emocional de la noche con Supermodel/Special. Un concierto intrínsecamente ecléctico, en el que, llegando a su final, su lado más Mazzy Start nos balanceó con Nobody Gets Me. La sucesión de Kiss Me More, Snooze, I Hate U y Kill Bill -con espada en la mano incluida-, culminada con Good Days, demostró por qué es una de las artistas más encantadoras de nuestros tiempos. Un concierto propio de una gran estrella del rock, que dejó a todos los presentes embriagados.
Un concierto propio de una gran estrella del rock, que dejó a todos los presentes embriagados
Podríamos haber acabado el día aquí, satisfechos, acariciados por la delicadeza de SZA. Pero decidimos optar por un cambio de registro. A las dos de la madrugada, Charlotte Emma Aitchison, más conocida como Charli XCX, hizo suya la noche. Con su proyecto tridimensional, que va más allá de la música, y genera un universo club desde la comprensión pop, hizo una cata de su próximo álbum, BRAT (se publica el próximo viernes). Con un juego de luces al nivel de una producción de Justice, y tres lonas, la británica tuvo bastante para llenar el escenario. Ella, vestida de blanco, y con los ovarios bien puestos, hizo estallar un público que la amaba, como quieres a las amigas que haces en los lavabos de fiesta. Me, myself and I era todo lo que necesitábamos. Con sus hits virales 360, Club Classics, Von Dutch o 365 dejó claro por qué BRAT será uno de los discos del año. Y con Track 10, Party 4 u, Vroom Vroom, Boys o 1999, demostró por qué lleva años estableciendo cátedra en el club más pop o en el pop más club. El cierre, de la manera más explosiva posible: I love it. La última noche del Primavera Sound se ha convertido en un club que, nuevamente, de la mano de Charli XCX, anticipa un verano inagotable.