Estoy enganchado al Discover de Google. Me hace explotar la cabeza con sus recomendaciones de artículos sin sentido. O quizás lo que no tiene sentido es la manera en que funciona mi sistema neuronal y los algoritmos solo hacen su trabajo. El otro día, por ejemplo, me llegó un enlace del portal Empordà.info con un titular que decía: "Un CD vuelve a la biblioteca de Figueres 19 años después". Evidentemente, cliqueé. La historia se remonta en mayo del año 2004, cuando el dibujante de cómics Carles Ponsi, autor de la serie del Jueves Sauna Paradise, cogió en préstamo el disco El infierno son los demás de Fangoria, el grupo de Alaska y Nacho Canut. Nada de criminalizar a Carles. A todos nos ha pasado que, una tarde de aquellas sin nada que hacer, vamos a la biblioteca, nos llevamos libros, revistas, discos... y después nos da una pereza terrible acercarnos a devolverlos. Carles ha tardado casi dos décadas en deshacerse de la pereza y devolver a su lugar de origen el disco de estos clásicos del pop electrónico. Ayer a mí me devolvieron un libro que hacía 25 años que esperaba.
La promesa
El año 1998 fue un año especial para mí. El año que conocí a Simona Garcia. Me habían echado del colegio en que estudiaba después de repetir dos veces 2 de BUP y, sin muchas esperanzas con qué mi currículum académico mejorara, acabé recalando en el Instituto Josep Pla, un centro pequeño, con pocos estudiantes, perdido justo en medio del parque del Turó de la Peira de Barcelona. Fueron de los mejores años de mi vida. Allí, gracias a un profesorado que era mucho más joven que yo actualmente, pero que entonces me parecían protoboomers entrañables, descubrí mi pasión por la lectura. Allí también fue donde conocí a Simona.
Empezamos a salir el 30 de abril de aquel 1998. Lo recuerdo porque el día antes había ido a ver una conferencia de Sergi Pàmies en la Universidad de Barcelona. He olvidado cuál era la ponencia. Sé que lo acompañaba un escritor extranjero que llevaba perfectamente preparado su discurso. Pàmies, como creo que siempre hace, improvisó. Al acabar el acto, me acerqué tímidamente para que me dedicara mi ejemplar de La gran novela de Barcelona que hacía solo unos meses que había publicado y que, llevado por mi recientemente descubierta afición por la literatura, devoré en una de aquellas noches en blanco secuestrado por un libro que no puedes abandonar. "Per l'Oriol, i que l' agradi tant llegir-lo com a mi escriure'l!". Su firma, un dibujo parecido al Cobi y la fecha: 29/04/98.
El 15 de agosto de aquel 1998 quedamos con Simona en el mismo Tutó de la Peira. Al día siguiente marchaba de vacaciones al pueblo de su padre en Cuenca. Dos semanas que, adolescentmente enamorado como estaba, me parecían una eternidad. Entre besos, lágrimas y promesas de llamarnos cada día, le dejé el libro del Pàmies para que lo leyera durante aquellos quince días que no nos veríamos y así tenerme un poco más presente. Y entonces nos hicimos la promesa: si alguna vez dejábamos de ser novios, nos jurábamos que nos volveríamos a encontrar aquel mismo 15 de agosto, a las 15h, 25 años más tarde. Es decir, el 18/08/2023.
Simona y yo fuimos novios hasta que entramos en la universidad. Después de la ruptura, nos encontramos alguna noche en la sala Razzmatazz y, en una ciudad con dos millones de personas, coincidimos un par a veces por la calle. Ahora ya hace más de 15 años que no sé nada de ella. A veces me he planteado buscarla en las redes sociales. He desistido al momento. Encuentro que es más bonito guardar intacto el recuerdo que guardo de ella. El libro, por cierto, no me lo devolvió cuando llegó de sus vacaciones en Cuenca.
Ayer 15 de agosto era el día del Watusi. También era el día que nos habíamos prometido con Simona que nos encontraríamos a las 15h en aquel banco del Turó de la Peira si nunca dejábamos de ser novios. Estas promesas nunca se cumplen, menos cuando la ciudad quema a más de 30 grados. Fui. Simona no estaba, claro. Pero en aquel banco sí que me encontré dos libros. Uno era mi ejemplar de La gran novela de Barcelona, el otro una copia del nuevo libro de Sergi Pàmies (sorprendentemente, porque se publica este 30 de agosto), A les dues seran les tres. Quizás Simona sí que fue y, como el título de la nueva recopilación de cuentos de Pàmies, se presentó una hora antes y, cansada de esperar, se marchó. No lo sé. Pero sea quien quiera que los dejó, gracias por los libros.