Martinica (en francés, Martinique, en criollo antillano Matnik) es una isla caribeña, departamento de ultramar francés, región ultraperiférica de la Unión Europea. Situada en las Pequeñas Antillas, tiene una población de 360.749 habitantes, según datos de 2021. Su capital es Fort-de-France.

Martinica ya estaba habitada en el 6000 a.C. por poblamientos llegados, muy probablemente, de Centroamérica y de otras islas caribeñas como Trinidad. Fue el 15 de septiembre de 1635 cuando empezó el dominio colonialista francés sobre la isla con la llegada de un barco galo con 150 colonos comandados por el navegante Pierre Belain d'Esnambuc. Este destacamento fundó Saint-Pierre, la primera colonia francesa permanente en el Caribe. Un dominio colonialista e imperialista que ha perdurado hasta hoy día.

Actualmente, el 91,4% de la población de Martinica es negra o mulata, de orígenes africanos, y habla el criollo guadalupeño, el idioma surgido de la mezcla del francés con lenguas africanas y caribeñas. El 5,1% de la población son blancos de raíces francesas, denominados béké o bétjé (unos 3000) y el 1,9% son asiáticos (principalmente hindus y chinos). Frantz Fanon era el paradigma de ciudadano martinico.

Una mente brillante

Frantz Fanon es una de las mentes más brillantes del siglo XX. Nacido el 20 julio de 1925 en Fort-de-France, la capital de la isla, en su familia se mezclaban antepasados de ascendencia africana, tamil y europea. Solo tenía 18 años cuando abandonó la isla para alistarse en el ejército de este país en la guerra contra la Alemania Nazi. Fue un soldado valeroso, destacando especialmente su entrega en la batalla de Alsacia. Paradójicamente, servir en Francia fue el inicio de su concienciación social y política. La negativa del gobierno galo a reconocer a los soldados de las colonias lo llevó a plantearse por qué la población negra tenía que defender los intereses de un país, teóricamente el suyo, que los despreciaba.

La negativa del gobierno galo a reconocer a los soldados de las colonias lo llevó a plantearse por qué la población negra tenía que defender los intereses de un país, teóricamente el suyo, que los despreciaba

Establecido en Lyon, se graduó como psiquiatra en 1951, profesión que empezó a ejercer bajo la supervisión de Francesc Tosquelles Llauradó. Del eminente médico catalán absorbió la idea de la importancia del hecho cultural en la psicopatología. Más que en los enfermos, Tosquelles Llauradó centró sus teorías en los hospitales y los manicomios, convencido de que si se actúa en las instituciones mentales, las patologías individuales también encuentran cura. Si los sanatorios se convierten en instituciones abiertas, alguna cosa puede mejorar para todo el mundo con la ayuda de la literatura y del arte, con artesanía y cine doméstico y toda creación sin otras exigencias que dar la oportunidad al enfermo de conseguir expresarse.

Un condenado de la tierra

Políticamente descrito como neomarxista, muy pronto se convertiría uno de los pensadores más influyentes de su tiempo, gracias a su visión de la descolonización como un acontecimiento no solo político y económico, sino también social, cultural, simbólico y civilizatorio. Amigo y aliado en ideas de filósofos e intelectuales como Sartre, Fanon también tomó parte activa en la lucha de liberación del pueblo argelino. Sus ideas y teorías quedaron recogidas en una obra bibliográfica donde destaca muy especialmente Los condenados de la tierra (Les Dammés de la terre), título que ha inspirado movimientos de liberación anticolonialista desde su publicación en 1961, lectura de cabecera declarada para figuras de la relevancia de Ernesto "Che" Guevara en América Latina, Steve Biko en Sudáfrica y Ali Shariati en Irán.

Fue uno de los mejores analistas a la hora de interpretar la transformación del mundo que estaban provocando las luchas anticoloniales

Inmerso en la lucha activa por la independencia de Argelia, Fanon fue diagnosticado con leucemia. Mientras la salud se lo permitió, hacía de profesor de los oficiales del FLN en un campamento ubicado en la frontera de Argelia y Túnez. Cuando el cuerpo le dijo basta, viajó a los Estados Unidos para recibir tratamiento en el hospital de Bethesda (Maryland), donde finalmente murió el 6 de diciembre de 1961. Nos dejaba prematuramente uno de los máximos conocedores de la situación de los nuevos países independientes, hecho que lo hizo pasar a la historia como uno de los mejores analistas a la hora de interpretar la transformación del mundo que estaban provocando las luchas anticoloniales. Una vida fascinante que ahora ha quedado recogida en La clínica rebelde, biografía firmada por Adán Shatz, escritor y editor de The London Review of Books, que ayer se presentó en Barcelona. Fue el acto culminante del ciclo que el CCCB ha dedicado a la figura de este psiquiatra que no estaba loco, sino que solo quería la independencia de su país.