Club Editor ha publicado Cartes 1946-1983: A la recerca del català usual, un epistolario entre el filólogo Joan Coromines y el escritor Joan Sales que recoge más de un centenar de cartas escritas entre 1946 y 1983. Durante prácticamente cuatro décadas, los dos protagonistas mantuvieron una correspondencia en que se ocupaban de todo tipo de cuestiones sociolingüísticas que los llevaron a discrepar de forma sistemática pero, a la vez, a coincidir en su convicción respecto de la necesidad de articular un proyecto ambicioso en torno a la lengua catalana. La directora de Club Editor, Maria Bohigas, sostiene que se trata de un "duelo" que hoy en día mantiene una absoluta vigencia.

El título, editado por el filólogo Josep Ferrer y el periodista Joan Pujadas, comprende un total de 125 cartas, uno de los motivos por el cual, según el mismo Pujadas, se puede considerar de forma "objetiva" uno de los epistolarios "más importantes" de la segunda mitad del siglo XX con un contenido centrado en el modelo de la lengua literaria, la "que ahora diríamos lengua estándar". A pesar de ya haber sido publicado previamente por la Fundación Pere Coromines, la editorial ha considerado necesario relanzarlo, incorporando un nuevo prólogo a cargo de Ferrer, Pujadas y Bohigas, así como de un nuevo apartado crítico que tuviera en cuenta "el lugar desde donde se lee actualmente el epistolario". Un hecho que también garantiza que sea más accesible al gran público en un momento en que la salud del catalán es objeto de debate.

A pesar de ser dos personas que no se parecían en nada, Bohigas insiste en que Coromines y Sales compartían "lo esencial", que es "la convicción de que el vínculo que tienen con el país es importante y que no pueden desertar". Por otra parte, la directora también recuerda que ambos estaban convencidos de que no valía la pena levantar un país si no era para hacer "un proyecto ambicioso". "Estaban de acuerdo en lo que importa, y a pesar de tener posiciones rotundas, en ningún caso descalificaban el resto de posiciones", añade. De hecho, el filólogo y el escritor estaban de acuerdo en qué era y qué no buena literatura, cómo tenía que ser el trabajo de un buen novelista o bien la importancia del bagaje de una persona que se quiere dedicar a la literatura. Unas posiciones que se fueron "confesando" en pequeñas dosis mientras, a la vez, mostraban unas discrepancias "sistemáticas", que llevaron, incluso en Coromines, a verbalizar en un momento concreto que tendrían que romper relaciones.

Sin embargo, en términos generales, la directora de Club Editor afirma que fue una correspondencia "fuerte y constante", muy parecida a un duelo, un aspecto que permite hablar de una obra vigente. "Es una discusión de cuarenta años que en la época de las redes sociales te deja totalmente fascinado porque estamos en un punto totalmente contrario", reflexiona Bohigas, "no hay discrepancia, no hay discusión; hay o adhesión incondicional entre los que se parecen, o descalificación de los que no piensan como tú". Por eso afirma que el epistolario es un tratado de cómo se tiene que hacer para colaborar con alguien con una ambición "compartida y alta" que no sea "mera retórica". "Creo que sería bueno, en este sentido, que llegara a mucha gente", concluye.