Ei, sí, ya lo sé... Ahora en las escuelas y en los institutos las 'asignaturas' se llaman 'materias' y tampoco transmitimos 'conocimientos' ni 'contenidos', ahora enseñamos 'saberes'. Y de hecho tampoco 'enseñamos' nada, 'acompañamos y guiamos el aprendizaje del alumnado'. El término 'asignatura' es de uso más habitual y, para todos aquellos a quienes el Departament d’Educació los queda lejos, he pensado que todo quedaba más comprensible y más claro. Hecha esta aclaración, hablemos del gran reto del catalán en la escuela.
Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el sistema educativo catalán en la actualidad es la percepción que el alumnado tiene del catalán
Uno de los desafíos más importantes que enfrenta el sistema educativo catalán en la actualidad es la percepción que el alumnado tiene del catalán. Para muchos, la lengua catalana no es percibida como una herramienta viva y dinámica de comunicación, sino como una materia más del currículum escolar. Este cambio de percepción supone un reto profundo para la escuela catalana, que tiene que luchar no solo por enseñar la lengua, sino también por hacerla atractiva y relevante en la vida cotidiana del alumnado. Cuando digo que la escuela "tiene que luchar", en realidad quiero decir que somos el profesorado los que luchamos por... En fin, ya me entendéis.
El gran reto
La inmersión lingüística, instaurada hace décadas como herramienta esencial para garantizar la supervivencia del catalán en un contexto dominado por el castellano, ha sido un éxito en términos formales... En otros términos, podríamos hablar. Gracias a este modelo, la mayoría de los estudiantes en Catalunya adquieren una competencia adecuada en catalán, y la lengua tiene presencia asegurada en el entorno escolar. No obstante, el gran reto ahora es que los alumnos no vean el catalán solo como una asignatura, sino como una lengua viva, útil, y, a poder ser, necesaria.
El gran reto ahora es que los alumnos no vean el catalán solo como una asignatura, sino como una lengua viva, útil, y, a poder ser, necesaria
Muchos jóvenes tienen la sensación de que el catalán solo es útil dentro de las paredes de la escuela y que, una vez fuera, pueden prescindir sin problemas. Eso es especialmente cierto en entornos urbanos o multiculturalizados, donde el uso del castellano, y cada vez más del inglés, domina en ámbitos como el ocio, las redes sociales y los contenidos digitales. Esta percepción hace que el catalán se asocie, erróneamente, con una imposición académica más que con una herramienta real de comunicación.
Un factor que contribuye a este fenómeno es el hecho de que la lengua catalana no tiene la misma presencia en los ámbitos tecnológicos, mediáticos y culturales que tiene el castellano u otras lenguas globales. Muchos jóvenes no encuentran suficientes estímulos en catalán en los espacios que más les interesan, como las series de televisión, los videojuegos o las redes sociales. Eso refuerza la idea de que el catalán es una lengua limitada al mundo académico y que su utilidad práctica es escasa.
Para cambiar esta percepción, hace falta una transformación profunda en la enseñanza del catalán. No se trata solo de aumentar las horas de clase o de reforzar las competencias gramaticales, sino de hacer entender al alumnado que el catalán es una herramienta de valor en su vida cotidiana y profesional. Una herramienta de valor... y una herramienta necesaria e imprescindible, y eso ya es más complicado. Tenemos que ser capaces de conectar la lengua con los intereses de los jóvenes, y demostrarles que el catalán les puede abrir puertas más allá del mundo educativo.
Tenemos que ser capaces de conectar la lengua con los intereses de los jóvenes, y demostrarles que el catalán les puede abrir puertas más allá del mundo educativo
Además, también sería necesario que el catalán fuera percibido como una lengua de prestigio. Y eso no se consigue solo desde el sistema educativo, sino también desde los medios de comunicación, las instituciones, etc. Es necesario una mayor presencia del catalán en los espacios que más consumen los jóvenes, y un esfuerzo por hacer que la lengua tenga un lugar en las nuevas tecnologías, la cultura digital y las redes sociales. Di 'esfuerzo', di 'inversión'.
Finalmente, la escuela catalana tiene que fomentar la idea de que el catalán no es solo una lengua para aprobar exámenes y obtener títulos para encontrar un trabajo, una posición, etc., sino que también es una herramienta de comunicación emocional, cultural y social. Es fundamental que los alumnos experimenten el catalán de manera vivencial, a través de proyectos, actividades y experiencias que les permitan ver su aplicación práctica y divertida.
Es necesario una mayor presencia del catalán en los espacios que más consumen los jóvenes, y un esfuerzo por hacer que la lengua tenga un lugar en las nuevas tecnologías, la cultura digital y las redes sociales
En resumen, tenemos trabajo... ¡Mucho trabajo y un gran reto! Y no será para nada fácil, pero será crucial que lo consigamos. ¿Por qué? Para garantizar que las nuevas generaciones no solo aprendan el catalán, sino que lo amen y lo utilicen de manera activa en su vida diaria. Sin querer ser sensacionalista ni derrotista, pero si no somos capaces de conseguir esta conexión emocional y práctica, el futuro de la lengua puede verse comprometido, y con este, una parte esencial de nuestra identidad y existencia. Reflexionemos, por favor, reflexionemos.