Madrid, 30 de noviembre de 1833. El Consejo de Ministros del gobierno de España, presidido por Francisco Cea Bermúdez —jefe del Partido Moderado—, aprobaba el proyecto de división territorial presentado por Javier de Burgos —ministro de Foment y miembro destacado del Partido Liberal—, que redibujaba el mapa político español. A partir de aquel momento, el reino de España, gobernado por la reina-viuda María Cristina de Borbón, nombrada "la reina de la corrupción", pasaría a estar articulado por 49 provincias (en 1927, la de Canarias se dividiría en dos y sumarían las 50 actuales). Catalunya, hasta entonces provincia única, sería cuarteada y del resultado de aquel nuevo dibujo político surgiría la "provincia" de Lleida, formada —a grandes rasgos— por los territorios de las cuencas hidrográficas del Segre, de la Noguera Pallaresa y de la Noguera Ribagorçana.

Mapa de las cuencas hidrográficas de Catalunya. Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de las cuencas hidrográficas de Catalunya. Fuente Cartoteca de Catalunya

¿A qué responde el trazado de la "provincia" de Lleida?

Posteriormente, sobre aquel trazado algunas voces han querido ver los viejos límites de la Ilergencia noribérica de la antigüedad (de los siglos VI a.C. en II a.C.) o los del condado medieval de Urgell (entidad política creada en 785 y dominio independiente entre el 987 y 1413). Otras voces han querido ver el reconocimiento a una cierta unidad cultural, articulada por una misma forma dialectal del catalán. Sin embargo, ¿el mapa de la "provincia" de Lleida responde, realmente, a una vieja unidad política o cultural? ¿Podemos concebir un espacio social y económico formado, históricamente, por la ciudad de Lleida y su traspaís que se corresponde, en gran manera, en el mapa de la "provincia" de Lleida? ¿Podemos llamar leridano al catalán que se habla en el conjunto de este traspaís, desde de Alós d'Isil hasta la Granja d'Escarp?

¿Con qué criterio se trazó el dibujo de la "provincia" de Lleida?

El trazado del ministro Burgos, con respecto a la "provincia" de Lleida, no obedecía a ningún criterio histórico ni humano. De hecho, la ambición de Burgos, como buen liberal jacobino, era crear un mapa "científico y racional". Así pues, como mucho, podemos encontrar cierto criterio geográfico (la reunión de las principales cuencas hidrográficas catalanas del Ebro). No obstante, estos ríos, el Segre y les Nogueres, han sido las vías de comunicación natural (a través de sus arenales, de sus desfiladeros o, directamente, a través de la navegación fluvial) que durante siglos han conectado estos territorios de economías complementarias (la montaña y la llanura). El edificio de la Paeria de Lleida, por ejemplo, conserva en su sótano los restos de lo que fue el puerto fluvial medieval que conectaba la ciudad con las cuencas del Segre, de les Nogueres, y del Ebro.

 
Mapa de la división dialectal del catalán en el Principado de Catalunya. Fuente Instituto de Estudios Catalanes
Mapa de la división dialectal del catalán en el Principat de Catalunya. Fuente: Instituto de Estudios Catalanes

 

Segre y Nogueres, ejes del territorio

Por lo tanto, la respuesta a la primera pregunta "¿el mapa de la provincia de Lleida responde a una vieja unidad política y cultural?", es que no. Pero, en cambio, a respuesta a la segunda pregunta "¿podemos concebir un espacio social y económico formado, históricamente, por Lleida y su traspaís que se corresponde, en gran manera, en el mapa de la provincia de Lleida"?, es que sí. Sin olvidar que las cuencas de los ríos Cínca, Èssera e Isábena (la Ribagorça y el Somontano aragoneses) han sido, históricamente, traspaís de Lleida. Pero con respecto a la parte catalana, la historia revela que Segre y Nogueres han sido los ejes que han articulado su territorio (desde sus fuentes, en la alta montaña, hasta sus desembocaduras, en la llanura); y los intercambios humanos, económicos y culturales a través de las tierras que surcan han sido una constante durante siglos.

¿El leridano es la forma dialectal del conjunto de las tierras de Lleida?

¿Ahora bien, la respuesta a la tercera pregunta "¿podemos llamar leridano al catalán que se habla en el conjunto de este traspaís, desde de Alós d'Isil hasta la Granja d'Escarp"?, es, rotundamente, no. El término leridano es una forma popular y genérica para referirse a la forma dialectal del catalán del conjunto de las comarcas de Lleida. Pero desde los primeros mapas dialectales del catalán, elaborados por Milán y Fontanals (1861) la forma dialectal de la lengua que se habla en las comarcas de Lleida, en la Franja de Aragón y en las comarcas del sur de Tarragona se llama catalán nordoccidental. Este mapa dialectal primigenio —el de Milà i Fontanals— ha sido aceptado por la totalidad del corpus de investigación filológica catalana del siglo XX (Fabra, Alcover i Moll, Badia i Margarit, Sanchis Guarner, Nadal, Prats, Veny, etc.).

Mapa etnic de los pueblos pre romanos de la costa mediterránea norte occidental, de los Pirineos y del valle del Ebro. Fuente Universidad de Lisboa
Mapa étnico de los pueblos prerromanos de la costa mediterránea norte occidental, de los Pirineos y del valle del Ebro. Fuente Universidad de Lisboa

Las diferentes formas locales del catalán de Lleida

Según la investigación filológica, el catalán nordoccidental se divide en varias formas locales: el leridano (en el Pla de Lleida; es decir en las comarcas del Segrià, las Garrigues, el Pla d'Urgell, el Urgell y la Noguera); el xipella (habla de transición en la zona de contacto con el catalán oriental; es decir, en las comarcas de la Segarra, mitad occidental del Solsonès, mitad oriental del Alt Urgell y Principat de Andorra); el pallarés (en las comarcas del Pallars Sobirà y Pallars Jussà); y el ribagorzano (en la Alta Ribagorça y en la Franja de Aragón, es decir en las comarcas aragonesas de la Baja Ribagorça, la Llitera y el Baix Cinca). Fuera de las comarcas de Lleida, el tortosino (al sur y del oeste de Tarragona; es decir, el Priorat, la Ribera d'Ebre, el Baix Ebre y el Montsià).

¿Por qué esta división subdialectal?

A primera vista puede parecer que esta división es producto de localismos propios de un aislamiento secular. Sin embargo, con respecto a las comarcas de Lleida, las diferencias entre el pallarés o el ribagorzano —de la montaña— y el leridano —de la llanura— o el xipella —de la periferia del territorio— tienen un origen que remonta a la formación de la lengua catalana. Al principio del siglo IX, el latín vulgar de los diferentes territorios del antiguo Imperio romano ya había evolucionado hacia las lenguas nacionales. Un edicto de Carlomagno (812), que impone la celebración de los oficios religiosos en la lengua vulgar de cada territorio, lo corrobora. Esta pluralidad era el producto de evoluciones propias influidas por los respectivos sustratos (las lenguas anteriores a la romanización que habían mediatizado un latín fonéticamente singular en cada territorio).

Mapa del procès de conquista y colonización catalana de las planas|llanuras occidentales del país (siglos X XII). Fuente Enciclopedia Catalana
Mapa del proceso de conquista y colonización catalana de las planas|llanuras occidentales del país (siglos X XII). Fuente Enciclopedia Catalana

La profunda raíz del dialecto nordoccidental catalán

Antes de la romanización (siglos II a.C. en V d.C.), el territorio que más adelante sería Catalunya y Languedoc estaba ocupado por naciones de diferente origen y cultura. En la costa y en el valle del Ebro estaban los pueblos noribéricos. Y en los orígenes del Segre y les Nogueres, los pueblos protovascos. Cada una de estas culturas adquirió el latín con una fonética singular, propia de sus lenguas anteriores. Y en el siglo IX, cuando el latín vulgar se convierte en precatalán, estas diferencias fonéticas marcan la primera división dialectal de la historia de nuestra lengua. Durante esta etapa primigenia (siglos IX en XI), las sociedades de los condados de Urgell, Pallars, y Ribagorça no tan solo desarrollaron su catalán genuino, marcado por su sustrato protovasco, sino que lo exportaron con el proceso conquistador y colonizador de la plana de Lleida.

El pallarés, el ribagorzano, el hablar del Urgellet y el leridano

El latín vulgar del pla de Lleida (formado sobre un sustrato noribérico) desaparecería durante la ocupación árabe (siglos VIII en XII) y no tendría la posibilidad de evolucionar hasta el catalán. En cambio, la ocupación árabe de los nacimientos del Segre y de les Nogueres fue efímero y su latín vulgar (formado sobre un sustrato protovasco) podría culminar su evolución. Con la conquista cristiana del pla de Lleida (1026-1149) se produjo la expulsión de la población musulmana y la repoblación con efectivos procedentes de los condados de Urgell, de Pallars y de Ribagorça (de habla catalana y de sustrato protovasco); y, en menor medida, del condado de Barcelona (de habla catalana y de sustrato noribérico). Este mestizaje explicaría las diferencias que han persistido hasta la actualidad entre las diversas lenguas pirenaicas y el leridano.

Mapa de la división dialectal del catala en los Países Catalanes. Fuente Enciclopedia Catalana
Mapa de la división dialectal del catalán en los Países Catalanes. Fuente Enciclopedia Catalana