Barcelona, 23 de septiembre de 1461. Hace 563 años. Carlos de Aragón y de Évreux, hijo primogénito del rey Juan II de Catalunya-Aragón y de la reina Blanca I de Navarra, heredero a los tronos de Barcelona y de Pamplona y, por lo tanto, príncipe de Girona y príncipe de Viana, moría repentina e inesperadamente. Oficialmente, se atribuyó su muerte a la tuberculosis. Pero enseguida corrió el rumor, alimentado por las clases aristocráticas (que mantenían una relación fría con los Trastámara), de que Juana Enríquez, segunda esposa de Juan II —madrastra del de Viana y madre del entonces pequeño Fernando (el futuro "Católico")— lo habría envenenado para dejar vía libre al trono a su hijo. A Juana le tocó representar el papel de la madrastra malvada y perversa de los cuentos infantiles, pero... ¿Realmente fue la autora o la inductora de aquella muerte?
¿Quién era y de dónde venía el príncipe de Viana? Blanca, la madre
El primer matrimonio de Blanca —la futura madre de Carlos— fue con Martín el Joven (1402), el hijo y heredero del rey Martín I de Catalunya y Aragón, que no sobrevivió a su padre y, por lo tanto, nunca alcanzó el trono. El matrimonio de Martín y Blanca tenía el claro propósito político de unir las coronas catalanoaragonesa y navarra, con un doble objetivo: alcanzar una salida territorial al prometedor Atlántico (Navarra ponía los pies en el mar a través del puerto de Irún, y a principios del siglo XV ya se intuía que ese océano tenía un extraordinario futuro) y consolidar un dominio territorio a caballo entre los Pirineos, de punta a punta (en ese momento, ya se dirimía el liderazgo peninsular entre las coronas catalanoaragonesa y castellanoleonesa, con la vista puesta en crear una unión peninsular que tenía que ser un gigante continental).
¿Quién era y de dónde venía el príncipe de Viana? Juan, el padre
Pero Martín el Joven murió prematuramente durante la campaña de Cerdeña (1409). Y el único hijo de la pareja, también Martín, no sobrevivió a las primeras semanas de vida. Sin embargo, la posterior muerte de Martín I (1410) —que representaría la extinción de la estirpe Bellónida— y la coronación de Fernando I (1412) —que representaría la entronización de los Trastámara— volverían a situar a Blanca en la primera línea del gran tablero político peninsular. En 1419, las presiones de la cancillería Trastámara de Barcelona conseguían que Blanca aceptara en matrimonio a un jovencísimo Juan (1419), segundo hijo de Fernando I. La novia, heredera al trono de Pamplona, tenía 32 años, y el novio, hermano del heredero al trono de Barcelona, tenía 21, y con esa boda se recuperaba el viejo proyecto de unión dinástica catalanonavarra de los Bellónidas.
El enfrentamiento entre padre e hijo que marcó el destino del príncipe
La vida de Carlos estuvo marcada por un enfrentamiento continuo con su padre, Juan, que se volvió especialmente intenso tras la muerte de Blanca (1441). En aquel momento, Juan todavía no era rey de la Corona catalanoaragonesa. Ni nada hacía pensar que lo sería algún día, ya que su hermano mayor, el rey Alfonso el Magnánimo, todavía podía engendrar descendencia legítima. Pero la muerte de Blanca abrió la caja de los truenos. Y aunque las capitulaciones matrimoniales de Blanca y de Juan (1419) acordaban que el heredero de la navarra sería el primogénito de aquella unión conyugal, a la muerte de la reina (1441), el ambicioso Juan —que ya era rey iure uxoris (rey consorte con plenos poderes)— maniobró para apartar a su hijo Carlos y ostentar la corona navarra en solitario. Este sería el origen de un largo conflicto que se extendería como las raíces de un árbol.
La situación política en Catalunya
Los Trastámara de Barcelona no eran lo mismo que los de Toledo. Tenían un mismo origen y una estrecha relación familiar, pero se disputaban el liderazgo del proyecto de unión dinástica peninsular. Y el camino hasta los respectivos tronos no había sido fácil. Fernando I es coronado rey (1412) gracias a su alianza con las poderosas clases mercantiles de Barcelona y de València, que perseguían enviar a las oligarquías nobiliarias y eclesiásticas —el régimen feudal— a la papelera de la historia. Los Trastámara de Barcelona (1412) siempre tuvieron a estas oligarquías en contra. Y tras la muerte sin descendencia de Alfonso el Magnánimo y la coronación de Juan (1458), aquellas clases disidentes vieron la posibilidad de erosionar a los Trastámara e involucionar hacia un neofeudalismo, promoviendo la figura de Carlos.
La situación política en Navarra
La muerte de Carlos III de Navarra (1425) —padre de Blanca I y abuelo de Carlos de Viana— sumió al país en una guerra civil, que enfrentaría a dos cuerpos socioculturales y dos modelos económicos totalmente enfrentados. Por una parte, los habitantes de la montaña, de lengua vasca, de economía ganadera y con una distribución de la propiedad de tipo comunal. Este cuerpo social, llamado beaumonteses, era contrario al proyecto de unión dinástica con la Corona catalanoaragonesa, y cuando estallan los primeros conflictos entre padre (Juan) e hijo (Carlos), se posicionan claramente a favor del joven príncipe. En el otro bando estaban los habitantes del llano, de lengua navarroaragonesa, de economía agraria y con un modelo de propiedad totalmente privado. Este cuerpo social, llamado agramonteses, apoyaría la unión dinástica y la figura de Juan.
¿Quién asesinó al príncipe de Viana?
Carlos se convirtió en el símbolo de todos los enemigos de la cancillería de su padre. I Juan II, que arrastraba una larga nómina de disidentes, se vio obligado a pactar con esta oposición una transferencia gradual de poder a favor de su hijo: Carlos consiguió reunir los cargos de lugarteniente (delegado real en ausencia del monarca), con carácter de perpetuidad, en Catalunya y en Navarra. Juan II, el padre, que era conocido por sus escasos escrúpulos (se le llamaba el "sin fe"), podría haber estado tentado de liquidar, política y físicamente, a su hijo. También Juana, la "malvada" madrastra, por razones evidentes. Pero Carlos también se había convertido en una amenaza para los intereses de las poderosas clases mercantiles de Barcelona y de València. Y para las oligarquías latifundistas navarras. ¿Quién asesinó al príncipe de Viana?