Jerusalén (reino cristiano de Jerusalén), 1181. Arnau de Torroja era nombrado gran maestro de la orden del Templo. Era la primera vez, desde que en 1119 se había creado la orden, que un catalán se convertía en la primera autoridad templaria. No sería el único, pero sí el primero de tres de un total de veintitrés grandes maestros que tuvo la orden hasta que fue liquidada definitivamente (1314). El solsonense Arnau de Torroja (1181-1184), el pallarés Gilbert Erill (1194 y 1200) y el rossellonés Pere de Montagut (1219 y 1232) fueron los tres catalanes que alcanzaron la máxima dignidad de la orden; unos datos que revelan la fuerza que adquirió la orden templaria en la Corona de Aragón y el protagonismo que alcanzaron los catalanes en el mundo templario. La orden del Templo, creada entre la primera y la segunda cruzada para asegurar el dominio europeo —la guerra religiosa como disfraz de la iniciativa política— sobre la puerta de Oriente, alcanzaría una importancia primordial tanto en la expansión continental como mediterránea de la casa de Barcelona.
¿Cómo arraiga la orden del Templo en Catalunya?
La orden de los Pauperes commilitones Christi Templici Salomonici (orden de los pobres caballeros de Cristo y del Templo de Salomón) fue creado en 1118 por un grupo de nueve caballeros franceses, encabezados por Hugo de Payns y con el apoyo del poderosísimo Bernardo de Claraval, fundador de la orden del Císter. Desde un buen comienzo, los templarios se distinguieron del resto de las órdenes religiosas por su fuerte componente militar: en su regla figuraba un manual de carga de caballería bastante significativo. Este detalle es muy importante para explicar la importación y el arraigo del fenómeno templario en Catalunya: en aquellos años los condados de Barcelona y de Urgell, los motores de la formación nacional catalana, estaban inmersos en una guerra de expansión hacia las tierras dominadas por la media luna que los llevaría a desplazar la frontera del Llobregat hasta el Ebro. La orden templaria encontró en aquel conflicto el terreno abonado para hacer proselitismo de su ideología y para incrementar espectacularmente su patrimonio.
¿Qué propiedades tenían los templarios en Catalunya?
La orden del Templo arraigó en Catalunya antes de que Ramón Berenguer IV y Petronila materializaran la unión dinástica de Barcelona y Aragón (1150). El predecesor Ramón Berenguer III, conde independiente de Barcelona y el primero que figura documentado como comites catalanensis (conde catalán), introdujo a los templarios durante el trienio 1123-1126 para defender de las razzias islámicas las tierras del llano de Urgell y del Camp de Tarragona, recién incorporadas. De aquella primera etapa datan los primeros establecimientos templarios, denominados comandas, que se organizaban política y jurídicamente como estados feudales, casi independientes de la autoridad condal. En la segunda ola conquistadora, la incorporación de los valles bajos del Segre y del Ebro (1148-1153), el papel de los templarios fue tan activo que las compensaciones obtenidas no tenían comparación con las anteriores: las comandas de Gardeny, en el Segre, y de Miravet y Tortosa, en el Ebro, se convirtieron en estratégicos focos de irradiación de su poder.
... ¿y en Aragón?
Los caballeros templarios eran, en todas partes, los segundones de las casas feudales de segunda fila que se alistaban en la orden en busca de las aventuras y de las riquezas que su condición secundaria en los ámbitos familiar y nobiliario les había negado. Un simple vistazo a la nómina de maestros de la orden de la provincia de Catalunya, Provenza, Aragón y Navarra lo confirma. A pesar del poder que durante un siglo y medio acumuló la orden, de los 35 provinciales que la dirigieron solo seis pertenecían a las grandes familias aristocráticas, y ninguno en la primera centuria. Eso explicaría el conflicto que se desató en Aragón (1134) cuando los notarios abrieron el testamento de Alfonso I (el tío paterno de Petronila) y descubrieron que había legado el reino principalmente a la orden del Templo. Tras la posibilidad de que Aragón se convirtiera en un reino teocrático, lo que en aquel contexto no representaba una pérdida de independencia política, la aristocracia aragonesa vio la venganza de los segundones. El resto de la historia es bien conocida.
Mapa de las cruzadas primera, segunda y tercera (1096-1192) / Enciclopèdia
¿Cómo se relacionaban los caballeros templarios con el poder catalán?
Los caballeros templarios, casi en seguida, pasaron a formar parte del poder. En mayúsculas. No era tan solo su marcado perfil militar, tan oportuno en aquel contexto, sino que existía un vínculo muy potente con el resto de provincias que, conducido con mucha habilidad, les permitió desarrollar una serie de prácticas mercantiles que serían muy innovadoras y provechosas, tanto para ellos como para los que las utilizaban. Los templarios hicieron uso de su extensa red de dominios, estratégicamente dispersos por toda Europa, para construir canales bancarios de pago y de cobro (una especie de cajeros automáticos medievales) que se revelaron muy efectivos y seguros. Las primeras letras con vencimiento (lo de "páguese a tal, tanto dinero, en tal fecha y en tal lugar") se convirtieron en el instrumento de cambio más seguro y mejor garantizado tanto en los puertos marítimos del Mediterráneo como en los puertos fluviales de la Europa continental. Eso llevaría a los templarios a convertirse en acreedores: de los mercaderes barceloneses y de la casa condal de Barcelona.
... ¿y con las clases populares?
Los caballeros templarios, como poder establecido, no pasaron nunca de la categoría de usureros de los payeses. Por poner un ejemplo, es muy reveladora la relación entre la orden del Templo y la población de Vallfogona de Riucorb (Conca de Barberà), que era una de las comandas que gobernaba en Catalunya. En Vallfogona, los templarios no eran los principales propietarios agrarios (la tierra estaba relativamente repartida), pero en cambio sí eran los propietarios exclusivos del aparato de transformación: almazaras de aceite, molinos harineros, hornos de pan, molinos herreros, mataderos y carboneras. Existía la obligación, impuesta por ley a la población, de utilizar este aparato. Naturalmente, pagando los honorarios abusivos impuestos; el hecho explicaría el significado de dicha catalana "passar per la mola". Y no solo eso: la actividad del Templo abarcaba también la justicia y la política, dado que el comendador templario era a la vez policía, fiscal, juez y alcaide de la mazmorra, y además nombraba y destituía a conveniencia a los jurados (concejales) municipales.
¿Qué provocó la desaparición de los templarios?
De nada sirvió, después de la derrota de Muret (1213), cuando el edificio político catalanoaragonés hacía aguas por todas partes, que los templarios asumieran la regencia y la educación de un pequeño Jaime I de solo cinco años y garantizaran la continuidad de una Corona de Aragón decapitada. En la política, también en la Edad Media, las lealtades no se han retribuido nunca. No obstante, el misterio sobre la persecución y liquidación física de los caballeros templarios no justifica el aura romántica que se ha fabricado en torno al hecho, ni la existencia de grandes tesoros, reliquias o una conexión con Jesucristo y María Magdalena fue el detonante de su persecución y liquidación (1314). La orden del Templo fue la primera gran víctima de una terrible crisis sistémica que culminaría tres décadas más tarde y que, con el tiempo, acabaría desmontando el feudalismo. Los grandes poderes de la época (las casas reales, el pontificado y las clases mercantiles urbanas), amenazados por un nuevo escenario de menos recursos, se conchabaron para hundir a su competidor más destacado.