El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, acaba de publicar Armand Obiols, d’una fredor que crema (Editorial Empúries), la biografía de uno de los grandes poetas y críticos de la literatura catalana de los años veinte, desde donde repasa "las capas de rumores" que han rodeado a su personaje. Conocido por haber sido el amante de Mercè Rodoreda, Obiols —seudónimo de Joan Prat— formó parte del grupo de Sabadell y publicó una obra "suelta y diversa", ya que, como expresa el expresidente, "su aspiración no fue nunca publicar, sino crearse a sí mismo". De hecho, asegura que "todo aquello que no llegó a ser Armand Obiols" como escritor, "lo fue Mercè Rodoreda". "Pero no la creó, Rodoreda ya venía creada", puntualiza.
Nacido en Sabadell en 1904, desde su juventud Obiols fue considerado una de las grandes promesas del mundo literario en Catalunya, sobre todo por las reseñas que publicaba en los diarios La Publicitat y La nau. Estas críticas literarias, junto con la cuarentena de poemas de juventud que publicó en el Diari de Sabadell, lo llevaron a formar parte del grupo de intelectuales del Grup de Sabadell, que encabezó con Pere Quart (Joan Oliver) y Francesc Trabal. Más adelante también fue editor y se adentró en el análisis político, pasando así por diferentes disciplinas "con una gran facilidad, casi diabólica", apunta Torra. Pero para él, Obiols siempre "ha sido siempre un enigma" y se ha forjado a través de "versiones parciales", mucho más centradas en su relación con Rodoreda. "Era un personaje muy singular, el mejor representante de aquella Catalunya imposible y perdida de antes de la guerra", explica el expresidente.
Con la biografía, Torra ha querido desmontar tres de los grandes mitos que se han atribuido los últimos años a Obiols: el posible colaboracionismo con la Francia petanista, la acusación de ser un espía en los tiempos de la Guerra Fría y las supuestas relaciones que mantuvo con otra mujer al mismo tiempo que con Rodoreda durante su estancia en Viena. Lo hace a través de la consulta de sus dietarios de juventud, cartas y fuentes primarias que lo han llevado a constatar que "no hay datos ni hechos" que confirmen ninguno de los tres mitos. "Son tres cosas que si las dejamos aparte, nos ayudan a entender el legado de un gran intelectual, que nos deja sueltos y diversos", sentencia.
Su aspiración no fue nunca escribir ni publicar, sino crearse a sí mismo
Así, Torra destaca que para entender a Obiols "es esencial saber que su aspiración no fue nunca escribir ni publicar, sino crearse a sí mismo". "Tenía una gran obsesión por construirse, por ser su gran obra", y lo hizo "a través de "leerlo y saberlo todo". En este sentido, Torra también apunta que él mismo rechazó publicar muchos poemas que había escrito, hecho que pone en evidencia "su sentido autocrítico". "Eso lo llevó al límite de la castración en el sentido de no crear", agrega al expresidente. Su base intelectual, sin embargo, lo acabó consagrando como uno de los grandes críticos literarios y se convirtió, según el expresidente, en "una leyenda entre sus contemporáneos". Precisamente es esta la faceta que más se ha dado a conocer del autor, la de "mentor" de otros artistas, sobre todo de Rodoreda.
En este volumen, Quim Torra pretende alejar algunos rumores respecto de la influencia de Obiols en la escritora, sobre todo aquellos que dicen que Rodoreda ganó juegos florales con versos escritos por Obiols. "No es verdad, a Rodoreda no la crea, Rodoreda ya viene creada", expone. De hecho, Torra matiza que Obiols fue, para Rodoreda, una especie de "coach literario", aunque durante los primeros años "hubo una cierta competencia entre ellos para conseguir premios". Más adelante, sin embargo, Obiols "le afinó el estilo, la aconsejó y le puso límites, porque se dio cuenta de que a su lado tenía a la persona que él podría haber sido", añade el expresidente. Según Torra, Obiols estuvo "pendiente de la obra de Rodoreda hasta la última carta que se conoce entre ellos, que fecha de 1971".