Ramón Esono Ebalé (Mikomeseng, Guinea Ecuatorial, 1977) está en la prisión desde hace 40 días. Su delito: haber publicado unas caricaturas del dictador guineano, de su mujer, de su hijo y de otros personajes relevantes del régimen. En todo este tiempo encarcelado ni el juez ni el fiscal han formulado ninguna acusación formal contra él. En cambio, en la televisión, estrictamente controlada por el régimen, se ha anunciado que había sido detenido por falsificación y blanqueo de dinero, una acusación que tiene poca credibilidad. La defensa del dibujante ha pedido interrogar a los testigos, pero el juez no se ha pronunciado. Es habitual que el régimen acuse de delitos comunes a opositores con el fin de mantenerles detenidos durante algún tiempo: hace pocos años fue encarcelado el doctor Wenceslao Mansogo, responsable de Derechos Humanos del partido opositor Convergencia Para la Democracia Social (CPDS). Se le había acusado de matar a una paciente y extraer algunos órganos de su cadáver para hacer brujería. Aunque se demostró la falsedad de la acusación, Mansogo pasó 4 meses en prisión y fue liberado sin ningún tipo de juicio.
Farsa judicial
Los amigos que acompañaban a Ramón Esono en el momento de la detención han asegurado que la policía no preguntó nada a Esono sobre falsificación o blanqueo de dinero y que en los primeros interrogatorios se centró en criticarle sus actividades como dibujante. En Guinea Ecuatorial los jueces son nombrados y cesados por el régimen. Hay magistrados que ni siquiera son licenciados en Derecho. Es por ello que se confía muy poco en las posibilidades de demostrar la inocencia del creador mediante el sistema judicial guineano. Se sabe que Ramón Esono ha recibido presiones para que haga una declaración pública en que pida perdón al presidente, a su familia y a los miembros del gubernamental Partido Democrático de la Guinea Ecuatorial por sus sátiras. Se le habría prometido la libertad si lo hace, aunque este tipo de promesas no siempre son de fiar.
Solidaridad desde Barcelona
La Librería La Caníbal acogió un acto de solidaridad con Ramón Esono, con la participación de Tutu Alicante, presidente de la ONG pro derechos humanos EG Justice, el escritor guineano Juan Tomás Ávila Laurel, autor de Arde el monte de noche, y la activista guineana Remei Sipi. Tutu Alicante dejó claro que Ramón Esono necesita la solidaridad del exterior, y confirmó que si no ha sido torturado, probablemente, es por las reacciones internacionales a su detención. Y Ávila Laurel insistió en que es necesario defender la libertad de expresión en todas partes, también en nuestro país, porque la normalización de la censura en un sitio acaba repercutiendo en otros. La Caníbal tiene en venta una de las obras más críticas de Ramón Esono: La pesadilla de Artesa.
El acusador acusado
Tutu Alicante ha recordado que este viernes se dictará sentencia, en París, contra el hijo del dictador guineano, Teodoro Nguema Obiang Mangue, por un caso de corrupción y blanqueo de dinero. Además, en un caso judicial resuelto hace pocos años a los Estados Unidos, se demostró que Teodorín ha extorsionado, robado y blanqueado dinero y ha violado las leyes bancarias norteamericanas (mediante un acuerdo judicial reconoció su culpabilidad y aceptó que se le decomisasen sus bienes para evitar una orden de prisión). Alicante ha destacado que "mientras el defraudador y criminal es vicepresidente de Guinea y vive tan tranquilo, un artista, un padre, un hombre de familia está en la prisión desde hace 40 días". Y ha destacado que lo peor del país africano es la impotencia de depender por completo de la voluntad de un individuo, reflejo de la arbitrariedad que impera en Guinea.