El dios o la diosa de la lluvia, tan esquiva con la catalana tierra estos meses, si no años, ha estado complaciente y comprensiva con los catalanes habitantes. Ayer, por fin, llovió a cántaros. Hoy, festividad de Sant Jordi, las 24 horas más bonitas del año, el día se ha despertado frío. Frío, pero con un cielo que se pinta de azul Picasso y un sol que parece que quiere lucir como una medalla de bronce colgada del cuello de un atleta olímpico.
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Son las ocho. En la calle los paradistas de rosas empiezan a montar el chiringuito. Los más madrugadores ya llevan la rosa en la mano. Basté dice que hoy se venderán un total de siete millones de rosas. Si actualmente somos ocho millones, un millón de nosotros se quedará hoy sin. Es un dato, interpretarlo como queráis.
En la Diagonal, los trabajadores de aquellos grandes almacén de corte|trozo inglés, empiezan a sacar estanterías de libros a la calle. Un poco más adelante, en la cafetería Fragua, los camareros empiezan a llenar las mesas|tablas de la terraza de bandejas de bocadillos y cruasanes, cafés con leche (de vaca y d'avena) y zumos de naranja. Un año más, Grupo 62 organiza su desayuno con la prensa presidida por los que el editorial considera que serán sus tres escritores más vendidos de la jornada. Este año Ramon Gener, Jaume Clotet y Jordi Puntí; premio Ramon Llull 2024 por Història d'un piano, premio Josep Pla 2024 por La germandat de l'Àngel Caigut y premio Sant Jordi 2024 por Confeti, respectivamente.
El domingo pasado Albert Om entrevistaba a Sergi Pàmies en las páginas del ARA. El autor de A las dos serán las tres (otro título que apunta a encabezar las listas de lo más vendido de la jornada) describía la festividad de Sant Jordi como un gran pesebre, con figuras que pueden desaparecer de retablo sin que nadie las eche de menos (los escritores que pasarán Sant Jordi sin firmar ningún libro): los bueyes, las mulas, el pastor... Y otros del todo imprescindibles: el niño Jesús, la virgen María, San José, el ángel anunciador, el caganer y los tres reyes magos, que en el pesebre de Sant Jordi de este 2024 muy probablemente serían Ramon Gener, Jaume Clotet y Jordi Puntí.
Una montaña llamadaSant Jordi
Jaume Clotet ha sido el primero a llegar a la Fragua. ¿"Qué, lloverá hoy"?, ha soltado el autor del premio Josep Pla 2024 por La germandat de l'Àngel Caigut como quien entra en un ascensor con gente que no conoce de nada y suelta tres formalismos para romper uno de aquellos silencios que se pueden hacer eternos. "La lluvia es un tema que preocupa a todo el mundo. Yo creo que hoy no lloverá. Ayer, afortunadamente, llovió mucho y yo pensaba que cada gota que caía ayer era una gota que no caería hoy, por lo tanto...". Su confianza, sin embargo, es relativa y confiesa que lleva un paraguas en la mochila... por si un caso. "Pero esperamos que no llueva porque es muy importante que la gente pueda salir".
¿Cómo vive San Jordi un Premio Josep Pla?
Se vive con mucha ilusión, evidentemente. Con muchas ganas de hablar con la gente que tiene ganas de comprar el libro, de leerlo o de comentar cualquier cosa. La segunda cosa es esta expectativa que se genera tan alta, esta notoriedad, esta visibilidad, por lo tanto... También con un punto de responsabilidad que la obra esté a la altura, evidentemente, de lo que los lectores esperan.
Acabaré agotado, pero será un agotamiento bueno, como aquellos agotamientos que tienes cuando subes una montaña, que estás muy cansado, pero estás muy contento de lo que has hecho
La jornada de firmas de Jaume Clotet ha empezado a las 9 de la mañana y no finalizará hasta las 9 de la noche. Todo el día que irá arriba y abajo por Barcelona hablando con la gente y dedicando el libro. "Acabaré agotado, pero será un agotamiento bueno, como aquellos agotamientos que tienes cuando subes una montaña, que estás muy cansado, pero estás muy contento de lo que has hecho. Será una cosa similar. Durante Sant Jordi te sale una energía, no sé exactamente de donde, de la ilusión supongo, y por lo tanto es agotador, pero al mismo tiempo es la sensación de energía permanente".
A pesar de la agenda apretada, Jaume Clotet hizo los deberes ayer comprando los libros para sus hijas. "Mi hija mayor me pidió un libro de Laura Gallego y la pequeña me pidió el tercer volumen del Massagran. Este Sant Jordi recomiendo a todo el mundo que se compren los tres volúmenes del Massagran".
Recién salido de cama
Ramon Gener irrumpe en escena con la voracidad del tenor entonando la primera nota en el Gran Teatre del Liceu. Con los auriculares todavía en las orejas clama a los cuatro vientos que hace justo quince minutos que se acaba de levantar. Pero aunque solo hace un cuarto de hora que ha abandonado al nórdico se presenta perfectamente repeinado. ¿Nervios, él? Todo lo contrario, asegura que ha dormido como un tronco.
Si Sant Jordi tuviera banda sonora, Gener, premio Ramon Llull 2024 por Història d'un piano, dice que sería el último movimiento de la novena de Beethoven. "Es el himno a la alegría, el himno al amor, el himno a la hermandad. El himno a ser feliz, el himno a una fiesta muy bonita".
No pienso pasar el Sant Jordi pensando si seré el más vendido o no. No. Sant Jordi es las ganas de convivir con los lectores, de firmar, de pasar una jornada muy bonita
Ramon Gener figura en todas las quinielas como uno de los principales opositores a encabezar la lista de los más vendidos de la jornada. Él resta importancia. "Si lo soy, genial, y si no, también. No pienso pasar el Sant Jordi pensando si seré el más vendido o no. No. Sant Jordi es las ganas de convivir con los lectores, de firmar, de pasar una jornada muy bonita. Y no solo con los lectores, sino también con los otros escritores, con los compañeros. Es una fiesta muy especial, mucho de un talante, de una manera de ser. De un país que hace una fiesta para compartir libros, para compartir rosas, para compartir las ganas de querer ser de una manera, y eso es muy bonito".
Este Sant Jordi al popular comunicador le han regalado L'ombra blanca de Carme Riera. "Me lo han regalado, pero ya lo tenía", admite entre carcajadas. "Voy por la mitad más o menos y me está encantando".
Un Sant Jordi en un Rolls Royce y un chihuahua
Jordi Puntí es el último a llegar, quizás porque ayer fue a ver los Mishima a la sala La Paloma. Lo hace con aquella sonrisa de buenazo que dibuja de forma perenne. En un bolsillo lleva un puñado de confeti y en el otro un bolígrafo de la tienda Muji. "Son los que más me gustan. Es el bolígrafo con que vengo firmante desde que se publicó la novela y está a punto de quedarse sin tinta. Si pasa, como hay un Muji en Paseo de Gracia, me escaparé un momento para comprar uno nuevo.
Semanas atrás Puntí rompió años de silencio editorial con la publicación de Confeti, la antibiografía del músico Xavier Cugat con que ganó la última edición del premio Sant Jordi. "Realmente ya hace tres semanas que voy girando por el país con el libro. En este tipo de previa, ha habido mucha gente que me ha pedido que les firmara el libro, pero me han dicho que no lo abrirían hasta Sant Jordi. También me he encontrado con mucha gente que me ha explicado historias del Cugat. En Tarragona conocí a un pianista que había tocado con Cugat. Me he encontrado el metro del Ritz que servía a Cugat. Gente que cantó con él en fiestas mayores. Gente que lo invitó para inaugurar la Volta Ciclista a Catalunya. Está siendo un viaje fascinante".
No me había presentado nunca a ningún premio y, evidentemente, no había ganado nunca ninguno. Tengo que admitir que se vive con una intensidad mayor
Jordi Puntí ha vivido decenas de festividades de Sant Jordi, pero es la primera que lo hará como ganador de un premio literario. "No me había presentado nunca a ningún premio y, evidentemente, no había ganado nunca ninguno. Tengo que admitir que se vive con una intensidad mayor. Porque hay más gente que lo espera. De hecho, ahora viniendo para acá, ya me he encontrado a una chica que me ha dicho que me vendría a ver. De alguna manera, esta expectativa tiene que ver con el premio". Intensidad que no se traduce con sufrimiento para figurar entre los más vendidos. "Más vendidos no quiere decir más leídos, ni más comprados quiere decir más queridos. Eso me da igual. Lo importante es que cada uno se divierta. Que vaya a buscar el libro que le gusta y, si no lo tiene claro, que remueva".
El año 1980 Xavier Cugat publicó sus memorias. Creador de memorias construidas, si todavía estuviera vivo, seguro que diría que fue el más vendido de aquel Sant Jordi. "Publicó el libro en noviembre de 1980, o sea que para aquel Sant Jordi no sé si debió llegar. Lo que sé seguro es que firmó libros, porque tengo amigos que tienen el libro del Cugat firmado por él. Pero si llegó, seguramente debió ir con el Rolls Royce. Me habría gustado alquilar un Rollos Royce para hoy ir de una librería a otra. Un Rolls Royce y un chihuahua".