Días atrás paseaba por el barrio de Sant Andreu (aunque la siguiente afirmación puede generar controversia y urticaria entre los habitantes de Gràcia, Horta, Sants...) uno de los más bonitos y con más personalidad y esencia propia de la ciudad de Barcelona (perderse por los callejuelas que rodean una Grande Sant Andreu siempre efervescente, es todo un disfrute para los sentidos) cuando me quedé hipnotizado delante de un escaparate de uno de estos magnos bazar orientales que puedes encontrar en cualquier distrito tengan carácter propio.

Entre los centenares de objetos que se apilaban en el otro lado del cristal: trastos luminosos, flores de plásticos, utensilios para la casa... todos innecesarios y de una calidad dudosa, todos indescriptiblemente fascinantes; uno me llamó especialmente la atención. En un lateral del pesebre de quincalla, medio escondida, había una maniquí que lucía una camiseta de los Ramones. Instantáneamente me vino aquella frase, magistral, que le leí no hace mucho a Ramón de España (un periodista cultural sublime, que pierde todo su interés cuando habla de política). Ramón decía alguna cosa así como los Ramones son el grupo de la historia que ha vendido más camisetas que discos.


Camiseta de los Ramones en un bazar oriental. Foto: Oriol Rodríguez

Madres y padres, abuelos y nietos, punks y pijos, profesores de escuela y ejecutivos de grandes empresas en sus días de ocio, vendedores ambulantes y policías fuera de servicio, incluso periodistas culturales de periódicos digitales, todo el mundo, todo el mundo, todo el mundo tiene y viste camisetas de los padres del punk que han comprado en bazares orientales en tiendas de la calle Tallers o a franquicias de Inditex. Y sí, a pesar de que todo el mundo, todo el mundo, todo el mundo ha cantado aquello del 'Hey, lo, let's go' que precedía su incunable 'Blitzkrieg Bop' en un tugurio que olía a vómito y desinfectante barato en una noche de borrachera; los de Queens vendieron entre pocos y mucho pocos discos.

Los padres del punk

Los Ramones, una banda que durante toda mi infancia creí que eran de Madrid como Los Nikis o de Vigo como Siniestro Total, son una de las bandas más importantes y referenciales de todos los tiempos. También la más disfuncional.

Formados el año 1974, con tres acuerdos distorsionados, rotos con urgencia y efervescencia, rabia sónica de qué, sorprendentemente surgían melodías sublimes, fueron los padres fundacionales de los punk.

Su discografía esconde obras magnas del resonar sulfuroso de Ramones (1976), Leave Home (1977), Rocket tono Russia (1977), Road tono Ruin (1978), o aquel End of the Century (1980) que grabaron en colaboración con Phil Spector, productor psicótico que terminaba las muchas discusiones que tuvieron en el estudio sacando una pistola y amenazándoles con meterlos un tiro (Spector murió el pasado 16 de enero a una prisión californiana donde cumplía condena por el asesinato del activo Lana Clarkson). También grabaron varios álbumes en directo, entre estos el Loco Live que inortañlizaron en la sala Zeleste de Barcelona en sus conciertos de los días 11 y 12 de marzo de 1991.

Una familia disfuncional

Los Ramones (corte de pelo príncipe de beckelar, chupa de cuero, tejanos gastados por todas lados), cuatro personalidades diametralmente opuestas, también fueron una banda de dinámicas... complejas.

Johnny Ramone, su guitarrista, era un republicano radical, fan de Richard Nixon y Ronald Reagan. Un tipo de pocas palabras que cuando las cosas se ponían feas te esperaba en la calle. Explican que cuando era joven se peleó con un chico de su barrio a quien zurró sin piedad. Poco después, apareció el padre del chico. Sabéis qué pasó: sí, el padre también recibió.

Joey Ramone, el cantante, era todo el contrario, una personalidad de profundas convicciones progresistas. Un carácter extremadamente amable pero consumida por sus enfermedades y fantasmas. Cuando los dos formaron los Ramones, Johnny le robó a la novia a Joey. Pasaron los siguientes 50 años sin dirigirse la palabra. Las giras por todo el mundo eran un infierno para todos aquellos que viajaban con ellos.

Dee Dee Ramone, el bajista y principal compositor de muchos de sus himnos, era un buscavidas, un tipo que se hizo en la calle, muchas veces teniendo que recurrir a la prostitución masculina para sobrevivir. Un yonqui de corazón enorme. Tommy Ramone, el batería original, era el único relativamente centrado de los cuatro. Lo echaron (aunque siguió colaborando con ellos producido muchos de sus discos). Lo sustituyó Marky Ramone, un crápula que sobrevive del legado del grupo.

Los Ramones se separaron en 1996. Joey se murió en el 2001. Johnny no fue a su entierro. Dee murió en el 2002. Y Johnny en el 2004. Desde entonces han vendido muy pocos discos y miles y miles de camisetas, a bazares orientales y a franquicias de Inditex, a punks y a ejecutivos, a chicos y chicas de 15 años y a personas de más de 50.

En una sociedad en que el concepto de juventud cada vez es más amplio, debe ser la manera de sentirnos eternamente adolescentes y rebeldes. Hey, ho, let's go!