¿Os acordáis de ese grupo de hermanos esculturales que bailan flamenco? Son Los Vivancos, hijos de Pedro Vivancos, creador de una secta que en los 80 desfalcó dinero a cientos de seguidores, y promocionó las artes marciales y la dieta macrobiótica. Raschimura, la novela de Francesc Bellart publicada por Random House, porta el nombre de la supuesta secta que creó el también bailaor. Pedro Vivancos tuvo 39 hijos y una vida cuanto menos increíble. Nacido en el seno de una familia obrera emigrada de Melilla, se comenzó a ganar la vida en el barrio Chino de Barcelona, en el actual Raval. El joven Vivancos se relacionó con los artistas flamencos más importantes de la época y tuvo un relativo éxito en los tablaos barceloneses de los 70. Después de un viaje misterioso, volvió con la cabeza rapada y con un kimono negro, fundó una escuela de artes marciales en Sant Cugat y una fábrica de productos macrobióticos. ¿Una fantasía? Pues aún hay más; en Raschimura, el autor nos cuenta una historia que bien podría haber sido llevada a lo audiovisual antes que La Mesías (de hecho, la operación que desmontó a Raschimura llevaba este nombre).
Nuestro particular gurú proclamaba curar enfermedades como la diabetes o el cáncer con métodos bastante radicales. Su personalidad, según relata el autor a través también de otros testimonios, era “extravagante”. Como Montserrat Puig Baró, movía las extremidades con maestría, pero en este caso para tocar la guitarra y bailar. Cuando empezó a dar clases en el colegio Viaró, ya se intuían sus excentricidades, pues comía las naranjas sin pelar a mordiscos y se aislaba del resto de sus compañeros. Las artes marciales se cruzaron en su vida desde muy pequeño en Melilla, pero no fue hasta los 70, coincidiendo con el boom de Bruce Lee y con todas las artes orientalistas, hippies y yoguis, que se profesionalizó.
El libro está lleno de anécdotas sobre la vida de este “personaje” tan singular, quizás el salseo más importante es que fue un seductor empedernido o un narcisista espiritual. Desde su primera conquista conocida Pastora Marcos, bailaora ahora ya olvidada, tuvo siete grandes amores. Siete novias para un hermano sería el título de su novela romántica. Con cada una de ellas tuvo unos cuantos hijos, hasta 39. Según Bellart, el mesías era un polinizador excepcional y hasta se ligó a la hija mayor de una de sus amantes. Leéis bien: entre “Pedro y las siete” había una madre y una hija, también dos hermanas. Si esto os parece rocambolesco, esperad a leer los sucesos más insólitos de esta historia: muertes, desapariciones.
Bellart ha recuperado una figura dantesca de la historia de nuestro país a base de una investigación que a mi me hubiera resultado exasperante
Francesc Bellart, autor del Editor indiscreto (2017) y Crònica fabulosa de la Mamà Asya i la seva descendència (2022), ha reparado en una historia que pocos recuerdan, ni siquiera el algoritmo de Google. También ha contextualizado la historia con las principales pseudoreligiones como el auge de los Hare Krishna en España o los asentamientos de las sectas en la Columbia Británica, donde también Pedro y las Vivancas fueron a divulgar su palabra tras ser perseguidos por la justicia. Los Vivancos que quedan vivos defienden la figura de su padre y el modelo de su familia como un entorno seguro y sano. Raschimura murió en abril de 1996, ¿imagináis de qué? Bellart ha recuperado una figura dantesca de la historia de nuestro país a base de una investigación que a mi me hubiera resultado exasperante por lo embustero y malvado de los transformavidas que vomitan chorradas y destruyen la vida de las personas vulnerables. ¿Una familia perseguida por la polémica? Desde luego.