Domingo de jazz en el centro de Londres para homenajear a Amy Winehouse. El padre de la cantante, fallecida ahora hace 5 años, ofrecerá mañana un recital para esa huella que todavía hoy permanece imborrable en Londres, y particularmente en el barrio de Camden (donde residía).
Mitch Winehouse, antiguo taxista londinense reinventado a cantante de jazz tras la terrible noticia de 2011, destinará los fondos a la Fundación Amy, dedicada a prevenir los efectos del abuso del alcohol y las drogas en los jóvenes. La entidad se ha convertido en aquello que su hija negaba en la famosa canción ‘Rehab’, rehabilitación.
‘Back to black’ (2006), canción por la que Amy se llevó un Brit, o 'Frank' (2003), son algunos de los temas que la organización pretende mantener vivos. Es la lucha para que la inconfundible musa del soul y el R&B no caiga en el olvido.
En el recuerdo
Cuando murió, en el cenit de su carrera, su autopsia reveló que había bebido cinco veces por encima del límite permitido para conducir, un abuso que vino anticipado por diversas actuaciones desastrosas durante aquél último verano, en las que apenas se podía tener en pie, y la cancelación de su gira europea.
Pero Amy continúa presente en la memoria colectiva de los británicos, hasta el punto de que el pasado enero estuvo nominada, a título póstumo, como mejor artista femenina del año en los Brit, junto con cantantes como Adele, Florence Welch, Jess Glynne y Laura Marling.