Casi 45 años después del asesinato de Víctor Jara, sus verdugos han sido condenados. Ha quedado demostrado que mataron al cantante chileno para que no volviera a cantar. El 11 de septiembre de 1973 estaba previsto que Víctor Jara cantara en un acto público ante el presidente Salvador Allende. No pudo hacerlo porque el golpe de estado dirigido por el general Pinochet acabaría con toda muestra de democracia en Chile. El día 11 Allende moriría en el Palacio de la Moneda, y al día siguiente Víctor Jara sería detenido por los militares. En el mismo momento de la detención, Jara ya fue maltratado, con culatazos y patadas, pues fue reconocido como "el cantante marxista", sin duda el más popular de los músicos chilenos. Solo, o como director artístico del grupo Quilapayún, Jara consiguió una gran popularidad con sus canciones comprometidas, que defendían el gobierno de la Unidad Popular y defendían la necesidad de una revolución, y eso hizo que la ultraderecha le odiara profundamente. Por eso los militares que le capturaron le rompieron los dedos, para que nunca más pudiera volver a tocar la guitarra. Más tarde lo golpearían duramente y lo rematarían a tiros, como demostró su autopsia. Sus últimos versos estaban dedicado a las 5.000 personas presas con él en el Estadio Chile:
Canto, qué mal me sales
cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tantos y tantos
momentos de infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi.
Lo que he sentido y lo que siento
harán brotar el momento...
Amanda y las otras
Muchas de las canciones de Jara se han convertido en himnos que la gente, sobre todo en América Latina, recuerda todavía y que son auténticos símbolos de aquella época, como A desalambrar o la Plegaria a un labrador. Son canciones que han sido versionadas una y otra vez por cantautores de todo el mundo. Pero sin duda, la canción que mejor evoca a Jara es Te recuerdo Amanda, un himno en que la reivindicación política se mezcla con una tierna historia de amor.
Te recuerdo Amanda
Te recuerdo Amanda
La calle mojada
Corriendo a la fábrica
Donde trabajaba Manuel
La sonrisa ancha
La lluvia en el pelo
No importaba nada
Ibas a encontrarte con él
Con él, con él, con él, con él, con él…
Son cinco minutos
la vida es eterna en cinco minutos
suena la sirena
de vuelta al trabajo
y tú caminando
lo iluminas todo
los cinco minutos
te hacen florecer.
Te recuerdo Amanda
La calle mojada
Corriendo a la fábrica
Donde trabajaba Manuel
La sonrisa ancha
La lluvia en el pelo
No importaba nada
Ibas a encontrarte con él
Con él, con él, con él, con él, con él…
Que partió a la sierra
Que nunca hizo daño
Que partió a la sierra
y en cinco minutos quedó destrozado
Suena la sirena
De vuelta al trabajo
Muchos no volvieron
Tampoco Manuel
Te recuerdo Amanda
La calle mojada
Corriendo a la fábrica
Donde trabajaba Manuel