La compañía La Calórica fue creada en 2010 por un grupo de graduados del Institut del Teatre. Su primer espectáculo fue Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I. Un montaje que celebrando su 10º aniversario recuperaron con coproducción del Teatre Lliure y que ahora podemos ver en el Teatre La Biblioteca.
La acción nos sitúa en los últimos días de la vida de la reina Isabel I. Víctima de un cáncer de útero, dicta su testamento para dejar ligado y bien ligado el futuro del reino de Castilla. Su única heredera es Juana (la Loca) casada con Felipe (el Hermoso). Pero la alianza del yerno con los franceses y la "locura" de la hija hacen que la continuidad del reino esté en peligro. Por otra parte Fernando II, rey de Aragón, y esposo de Isabel I pretende la supervivencia de la unión de los dos reinos, Castilla y Aragón, casándose con la prima de la reina: Juana la Beltraneja. En fin, toda una serie de conjuras y tejemanejes que hacen la historia bien jugosa.
Como una tragedia de Shakespeare
El poder, la muerte y la familia son los ejes centrales de esta historia que funcionan como una de las tragedias de Shakespeare que la compañía quiso emular al hacer su primer espectáculo. La dramaturgia de Joan Yago se ciñe a las posibilidades de la compañía de aquel momento y haciendo uso de un lenguaje depurado, épico y grandilocuente que consigue arrastrarnos exactamente al Siglo de Oro. El tratamiento cómico de los personajes, más cerca de la caricatura que de una verosimilitud, contrastan con el perfil de una Juana que justifica el porqué de su inestabilidad emocional. Seguramente, en aquella corte la loca era la más juiciosa. Como suele pasar en muchas familias.
La efectiva escenografía de Albert Pascual es exactamente la de un retablo medieval en forma de tríptico que guarda en el centro la figura más relevante; el lecho de la reina. Un nuevo escenario que de primeras hace las funciones de cama mortuoria, pero que degenera hasta mostrarnos la decadencia y suciedad de la corona. Un hecho que todavía se hace más evidente con la llegada de Felipe el Bello: estandarte de una Europa culta, refinada y limpia. Y en las antípodas de la Península Ibérica recatolizada de sus suegros.
La elección que Isabel I sea interpretada por un hombre es una de las claves de este divertidísimo espectáculo dirigido por Israel Solà. De hecho, en el teatro isabelino los personajes de mujeres siempre eran interpretados por hombres. Aunque el montaje va un paso más allá con el transvestismo que no desvelaremos. Aitor Galisteo-Rocher encarna con energía y poder a una reina que a pesar de ser una moribunda todavía tiene la gallardía y furia de un caballo desbocado. Lo acompaña su pusilánime marido, el rey Fernando, interpretado por el gran Xavi Francés. Los dos hacen una extraña pareja que sólo hay que verla para romperse de risa. El resto del efectivo reparto son Cristina Arenas, Carla Rovira Pitarch, Marc Rius y la excelente Esther López, siempre dando vida y dinamismo a la escena sin abrir la boca.
Feísima enfermedad... es una lección de historia, de teatro y de perseverancia. De cómo un grupo de amigos han conseguido hacer teatro y, sobre todo, el teatro que querían. Con contenido, rigor y humor. Un teatro comprometido con nuestra realidad. Un teatro para todo el mundo. Un teatro público... ¡No! Un teatro comercial... ¡Tampoco! Un teatro... Calórico.