Aranjuez, 18 de marzo de 1808. Hace 215 años. Fernando de Borbón, hijo primogénito y heredero de los reyes Carlos IV y María Luisa, y futuro Fernando VII, lideraba un golpe de estado que se saldaría con el destronamiento de los padres y el coronamiento del hijo. Aquella maniobra, llamada motín de Aranjuez era la culminación de una larga lucha por el poder con varios actores y escenarios, pero con el uso permanente de un arma arrojadiza (por parte del hijo) que tuvo unos efectos devastadores (para los padres): la interesada filtración de la tórrida e indiscreta relación entre la reina y el ministro Godoy, aparentemente consentida por el rey. La historia nos presenta aquel escándalo como el detonante de un colosal estado de indignación popular que revolucionó la historia de España. ¿Pero realmente fue así? ¿Quién estaba detrás de la maniobra de descrédito de la reina?
Quién es quién: Carlos IV
Carlos IV (Portici, Reino de Nápoles, 1748) era el quinto Borbón en el trono de Madrid. Era el hijo primogénito y sucesor de Carlos III (el "mejor alcalde de Madrid" y el de los billetes de 5.000 pesetas). A Carlos III, hijo de Felipe V y de su segunda esposa Isabel Farnese, y creador de la Lotería Nacional (1763), le había tocado el premio gordo dos veces. La primera, cuando su padre, violando los Tratados de Utrecht (1713) que ponían fin a la Guerra de Sucesión hispánica, había usurpado el reino napolitano a los austríacos (1735) para sentarlo a él en el trono del Palacio Fontana. Y la segunda, cuando sus hermanastros Luis I y Fernando VI (hijos de Felipe V y de su primera esposa Gabriela) habían muerto sin descendencia (el 1724 y 1759) y le había tocado cambiar el trono de Nápoles por el de Madrid. Carlos IV, el hijo, no hizo otra cosa en la vida que beneficiarse de la fortuna del padre.
Quién es quién: María Luisa de Borbón
María Luisa de Borbón (Parma, Ducado independiente de Parma, 1751) era prima hermana de su marido Carlos IV (era, también, nieta de Felipe V e Isabel Farnese), pero de la rama parmesana de los Borbones-Farnese, que gobernaban el pequeño ducado romañol desde el siglo XVI. Carlos y María Luisa tuvieron catorce hijos. Pero lo más destacado de su existencia serían dos hechos que marcarían su vida en Madrid y el reinado de su marido. El primero, la rivalidad transformada en guerra sorda (¡y sucia!) que mantuvo con tres pesos pesados de la corte madrileña: con su cuñada Victoria de Braganza, esposa del infante Gabriel de Borbón (hermano pequeño de su marido Carlos IV y el preferido de su suegro Carlos III); con Cayetana Álvarez de Toledo, duquesa de Alba, y con Soledad Pimentel y Téllez-Girón, duquesa de Osuna.
Quién es quién: Godoy
El segundo hecho crucial, y que fue elevado a la categoría de escándalo mayúsculo, fue su tórrida e indiscreta relación con un jovencísimo Godoy (Badajoz, 1767). Las fuentes documentales apuntan a que María Luisa tenía adicción al sexo y que había convertido la Guardia Real en su particular calador de pesca. Después de varias relaciones extramatrimoniales, el escándalo se destapó —oportuna e interesadamente— con la relación con Godoy, un oficial de la Guardia Real que procedía de la baja nobleza extremeña y que había llegado a Madrid en busca de fortuna. Aquella relación impulsaría a Godoy hasta el cargo de primer ministro, que hasta entonces siempre había estado reservado a los miembros de las aristocracias cortesanas. Le entregaron las llaves del reino con tan solo 25 años y sin ninguna experiencia de gobierno (1792).
Godoy y la llave del reino
Las causas que impulsaron a un joven e inexperto Godoy a la dirección del reino se han explicado por su especial relación con la reina (la investigación tradicional lo justifica argumentando que Carlos IV era un indolente, en todos los sentidos). Pero esta versión es incompleta. La investigación historiográfica actual nos explica que Godoy fue la apuesta personal de la real pareja para restaurar el poder personalista de los monarcas y expulsar del gobierno a los dos grandes partidos cortesanos que dominaban la política española desde la época de Carlos III: los golillas —aristocracia nobiliaria— y los manteístas —baja nobleza y burguesía cortesana (el equivalente a las actuales empresas del BOE)—. El ascenso de Godoy tenía la naturaleza de golpe de estado salpimentado con sexo.
Godoy, en el centro de la diana
Golillas (absolutistas) y manteístas (ilustrados) pusieron a Godoy en el centro de la diana. Les había usurpado su coto del poder y, además, fomentaba el conflicto permanente entre estas facciones. Se sirvió de los unos y de los otros —poniendo y deponiendo ministros de un partido y de otro— en función de la dirección del viento, y en beneficio de los intereses reales, que también eran los suyos. Sin embargo, durante la década de 1790, pasaron muchas cosas y muy decisivas, como la Revolución Francesa (1789), la ejecución de los Borbones franceses y la proclamación de la República (1793), que tuvieron un impacto muy importante en la clase política española. En aquel proceso, buena parte del partido manteísta abandonó sus ideales ilustrados por el temor que les despertaba la República —objetivo final del ideal ilustrado— porque "pervertía el orden y la jerarquía naturales de la sociedad tradicional".
María Luisa, el eslabón más débil
Los acontecimientos franceses compactaron la clase política española en torno a una idea: la Revolución Francesa era un "monstruo abominable". Y en aquel tráfico, los líderes golillas asumieron el liderazgo de la oposición a Godoy, que, ahora sí (1806-1808), resistía como podía los fracasos continuados de su política de acercamiento a Napoleón. Godoy, dotado de un notable instinto de supervivencia, se giraba y se revolvía. Pero, en cambio, la reina, sin apoyos en la corte, se convertiría en el objetivo de la oposición a Carlos IV, y sobre todo a Godoy. Quien hizo público la nómina de escándalos de María Luisa fue precisamente su hijo Fernando, con unos ilustrativos dibujos impresos que entregó a la corte como una especie de felicitación de Navidad a finales de 1807.
¿Quién estaba detrás del golpe de estado de Aranjuez?
Los personajes que fabricaron la maquinaria de descrédito de la reina con el objetivo de derrocar a Carlos IV y Godoy, "salvar" España de la "invasión" francesa e impulsar al reaccionario Fernando VII al trono, no eran los escasos republicanos que vivían su ideología clandestinamente. Eran las clases más reaccionarias de la corte (los golillas, la nobleza aristocrática, de ideología absolutista y de estrategia involucionista). Una conjura liderada por los grandes de España Pedro Alcántara Álvarez de Toledo, duque del Infantado; José Miguel de Carvajal y Manrique de Lara, duque de San Carlos; Pedro Jordán de Urriés, marqués de Ayerbe; Joaquín Crespí de Valldaura, conde de Orgaz; Juan Francisco de los Heros, conde de Montarco, y Joaquín Ramírez de Haro, conde de Bornos. Este detalle es muy importante y conviene no perderlo de vista.