Sus lágrimas, en medio de una ovación de seis minutos después de la proyección al Festival de Venecia de The Whale, película que hoy llega a nuestras salas de cine, se viralizaron hace unos meses. Hacía 20 años que su nombre no aparecía a los medios de comunicación con esta intensidad. Fue una superstrella en los 90 y principios de los 2000, pero Brendan Fraser (Indianápolis, 1968) desapareció, prácticamente de la noche a la mañana, de los repartos de los blockbusters de Hollywood y de las portadas de las revistas. No es que dejara de trabajar, pero su presencia se difuminó y, como, tras un año viene otro, el mundo siguió girando y su figura quedó aparcada en algún rincón de nuestras memorias.
Fue una superstrella en los 90 y principios de los 2000, pero Brendan Fraser desapareció, prácticamente de la noche a la mañana, de los repartos de los blockbusters de Hollywood y de las portadas de las revistas
De vez en cuando, lo veíamos con evidente sobrepeso y rigideces posturales en algún título mediocre que llena catálogos de las plataformas, o en alguna de las miles de series que se estrenan cada semana, como The Affair, Trust, Doom Patrol o la estupenda Cóndor. Y entonces, durante unos instantes, y ajenos a los desgraciados acontecimientos que había sufrido, nos preguntábamos qué le había pasado. ¿Era el enésimo juguete roto en la máquina devoradora de Hollywood? Hace unos meses que corría un runrún que pronosticaba un retorno ruidoso. Y Venecia lo confirmó: Brendan Fraser ha vuelto al primer plano con un personaje alejadísimo de aquellos que lo convirtieron en una celebridad. No queda ni rastro del mazas de la divertidísima George de la Jungla (una parodia de Tarzán que lo disparó a la fama), ni del carismático aventurero de las tres entregas de The Mummy.
Brendan Fraser ha vuelto al primer plano con un personaje alejadísimo de aquellos que lo convirtieron en una celebridad
En The Whale, drama firmado por Darren Aronofsky (el director de Réquiem por un sueño o El cisne negro), el actor norteamericano se pone en la piel de un profesor de literatura con obesidad mórbida atrapado en su sofá, que trata de reconectar con su hija, interpretada por Sadie Sink (más conocida como Max, la chica pelirroja de Stranger Things). Un relato áspero y emotivo con trasfondo humanista que se aleja formalmente de las visualmente arriesgadas películas de su director, situando la acción en un mismo decorado, la casa del protagonista, que a duras penas tiene ninguna movilidad. Un personaje de casi 300 kilos de peso que obligó en Fraser a ganar peso y a largas sesiones de maquillaje, utilizando unos prostéticos convertidos en, casi, un cuerpo nuevo. Un aplaudidísimo trabajo que muchos pronosticaban como Copa Volpi veneciana (finalmente se la llevó Colin Farrell por The Banshees of Inisherin) y que ha situado Fraser en todas las quinielas para ser uno de los candidatos a Mejor Actor en los Oscars 2023.
Un relato áspero y emotivo con trasfondo humanista que se aleja formalmente de las visualmente arriesgadas películas de su director
Lejos, pues, de aquel tipo atractivo, de ojos como platos, de músculos trabajados ("a veces me veía a mí mismo como un trozo de carne con patas", decía en una entrevista) y toneladas de carisma, Fraser ha hecho un camino de retorno cambiando de disfraz. De hecho, en su mejor época profesional ya había demostrado cierta capacidad dramática, con proyectos que rompían con su imagen, como Dioses y monstruos (1998), El americano impasible (2002) o la oscarizada Crash (2004). Sin embargo... ¿cuáles fueron los motivos de su desaparición repentina? Encontramos la respuesta en una suma de factores: problemas serios de salud, un divorcio traumático, la muerte de la madre y ser víctima de acoso sexual.
En su mejor época profesional ya había demostrado cierta capacidad dramática, con proyectos que rompían con su imagen, como Dioses y monstruos, El americano impasible o la oscarizada Crash
Por una parte, el extremo compromiso del actor lo llevó a hacer todas las escenas de riesgo que le permitían, en tiempo de momias y saltos en liana. De esta manera, entre dolores cada vez más insoportables, se trinchó una rodilla y la espalda, empezando un periplo médico que lo llevó al quirófano un manojo|puñado a veces, también por|para un problema en las cuerdas vocales. Siete años de idas y venidas en el hospital que supusieron un enorme gasto económico. Igual que su doloroso divorcio, el año 2009, con Afton Smith: se habían conocido en una fiesta en casa de Winona Ryder, se habían casado en 1998 y tenían tres hijos. La década horribilis se remató con la muerte de su madre, el año 2016. Pero todavía no lo sabíamos todo. El año 2018, en una entrevista en la revista GQ, se vio con fuerzas para confesar como, 15 años antes, había sufrido el acoso sexual de un periodista. Explicaba Fraser que, en un encuentro con Philip Berk, presidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood (la entidad que entrega los Globo de Oro), este lo cogió de una de sus nalgas y uno de sus dedos se escurrió hasta tocarle el ano. El mismo reportero narraba el incidente a sus memorias With Signs and Wonders, pero simplemente reconocía un pellizco en el culo, una broma pesada alejadísima de la versión de nuestro hombre, que Berk negaba categoricamente. Brendan Fraser explicaba a la charla con GQ: "Me hizo sentit muy mal mal, indefenso como un niño pequeño. Como si tuviera una pelota en la garganta. Creía que lloraría", explicaba, reconociendo que prefirió callar por miedo a que eso marcara su carrera, y confesando que aquel episodio lo condujo a una fuerte depresión y a la autorreclusión.
La resurrección del adorable George de la Jungla es un hecho, y un acto de justicia poética para una estrella caída que podría conseguir la redención
Todo acabó suponiendo un peso demasiado insoportable para un Fraser que, ahora y gracias a The Whale, ve detenido en el andén aquel tren que dicen que sólo pasa una vez. Y ojo, porque esto no acaba aquí: protagoniza Brothers, con Peter Dinklage (el Tyrion Lannister de Juego de Tronos) y Glenn Close, y forma parte del reparto del nuevo Scorsese, Killers of the Flower Moon, con Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. La resurrección del adorable George de la Jungla es un hecho, y un acto de justicia poética para una estrella caída que podría conseguir la redención.