El rey. Diario de un Latin King (NED Ediciones) es el fruto de la colaboración durante 15 años entre César Andrade (King Manaba) y el antropólogo Carles Feixa, especialista en bandas juveniles (conocido por King Book, en la "Nación" de los Latin Kings). A través de las entrevistas que han ido haciendo a lo largo del tiempo, se explica la historia de vida de King Manaba, desde sus orígenes en Ecuador, hasta la actualidad, pasando sobre todo por su faceta como dirigente de los Latin Kings. El proyecto se enmarca dentro de las investigaciones del grupo Transgang de la Universitat Pompeu Fabra. "Es un vino viejo, que ha madurado mucho", explica Feixa, quien añade que César Andrade no sólo ha explicado su vida, sino que ha hecho realmente de coautor, ofreciendo herramientas para la redacción. La editorial NED ha anunciado que en su colección Transgang, publicará nuevos libros sobre las bandas juveniles, y que este libro sólo es un pequeño grano de un proyecto mucho mayor.
Una promesa, un libro
King Manaba explica que prometió a su madre que algún día escribiría un libro. Lo ha acabado cuando ella ya está muerta, pero aun así quiere dedicarle una obra en que el lector no encontrará una visión catastrofista: "He vivido muchas cosas, pero siempre me inclino por las buenas", explica el Latin King.
Otra visión de los Latin King
Pero hay otro motivo que ha llevado a King Manaba a participar en este proyecto. Ha querido dar a conocer un grupo que a menudo ha sido estigmatizado por los medios y que tiene, básicamente, una función solidaria. Argumenta que en los países complicados de donde vienen muchos jóvenes sienten la necesidad de integrarse en un grupo para sentirse defendidos, y que la Nación ayuda a asumir responsabilidades a los que vienen de familias desfavorecidas. Paralelamente, quiere que este libro sirva para abrir los Lating King a proyectos más amplios: "Quiero hacer ver a la agrupación que tenemos que dar la cara y hacer cosas productivas con la comunidad, con la sociedad", explica. Y critica su criminalización: "los jóvenes tienen que entender que no entran en una mafia, sino que entran en la Nación para servir la comunidad". Por eso, los emplaza a tener más visibilidad: "no nos tenemos que estar escondiendo, tenemos que ocupar los espacios públicos", añade. Reconoce, a pesar de todo, que el proceso de redacción del libro, y su colaboración con el proyecto universitario Transgang no ha sido fácil: "Han tenido más paciencia con nosotros que nuestros padres. Mucha paciencia". Y no duda en hablar abiertamente de su relación con el antropólogo Carles Feixa: "Al principio no confiaba en Carles", confesa King Manaba,"en realidad no confiábamos en nadie", puntualiza inmediatamente.
Un libro difícil
"No es fácil hablar de bandas en un momento en que las bandas sólo se asocian a delitos. Los delitos existen, no lo escondemos, pero las bandas son muchas otras cosas", explica el antropólogo Carles Feixa. El libro quiere hablar de todas las caras de la realidad, y no faltan menciones a casos de brutalidad dentro del grupo, a peleas violentas, al narcotráfico, al consumo desmesurado de alcohol y drogas, a disputas por el liderazgo, a la delincuencia... Pero quiere dejar claro que esta no es la norma de los Latin Kings. "Las bandas están sometidas a la presunción de culpabilidad, lo que es manifiestamente injusto", explica este antropólogo. Feixa aboga por políticas muy flexibles con los grupos juveniles. "Las bandas no se combaten con acciones policiales, que crean más sufrimiento", apunta. Él lo tiene claro: "hay que aplicar políticas de prevención de la delincuencia con gente como César Manaba". Para los que asocian las bandas con América Latina, Feixa advierte: "Este es un libro que básicamente habla de Catalunya, no de América Latina". Ahora bien, en el libro no sólo hay dramas: "ha acabado siendo casi una novela", apunta Feixa, quien asegura que este texto podría ser la base de un guion para una serie de Netflix.
Un rey maduro
Manaba explica que la vida de todo "rey" pasa por tres fases en el seno de los Latin Kings: la primera, la juvenil, de fiestas y peleas (que no está exenta de conflictividad, como reconoce); la segunda, la conservadora, en qué el pandillero se retira a la vida familiar; la tercera, cuando con su madurez coge sabiduría y puede orientar a los miembros más jóvenes de la Almighty Latin King and Queen Nation. Explica que esta es, ahora, su función, y la de otros reyes: "Queremos que los jóvenes sean mejores que nosotros, que sean respetuosos con la sociedad". Explica que su grupo ha sufrido una clara evolución: "Al principio los Latin King éramos una pandilla, pero con el tiempo nos hemos convertido en una familia". El libro, afirma Manaba, parte de la absoluta sinceridad: "Yo viví cosas malas en la calle. En mi familia he tenido cosas buenas. Pero yo lo explico todo. Digo cómo he sido y cómo soy hoy".
La losa Espadaler
El libro es extremadamente crítico con el ex conseller de Interior Ramon Espadaler, que cuando llegó a la Conselleria, en 2011, acabó con cualquier tipo de medicación y empezó una política de mano dura contra las bandas (en un momento especialmente difícil, cuando se incrementaba la exclusión de jóvenes de origen extranjero a causa de la crisis). Eso llevó, según Feixa, a que los muchachos que estaban en proceso de reinserción abandonaran los programas y que la relación con la delincuencia se cronificara (Espadaler siguió la misma política que Esperanza Aguirre en Madrid, que también tuvo efectos negativos). La tendencia a un tratamiento penal del fenómeno de las bandas se ha mostrado negativo, tanto en Europa como en la América Latina, según Feixa, quien denuncia en El Rey que hay mucha más intolerancia hacia las bandas latinas que hacia los grupos fascistas, mucho más agresivos. Y, aclara que, evidentemente, hay mucha más flexibilidad hacia las pandillas de políticos corruptos que a menudo son los más hostiles a las bandas juveniles.
La absolución silenciada de los Latin Kings
En 2015 hubo una gran operación policial contra los Latin Kings, a los que los Mossos y la Fiscalía acusaban de ser una organización criminal. En 2017 empezó un juicio contra King Manaba, al que le pedían 28 años por numerosos delitos, y contra decenas de miembros de la Nación. Pere Pagès, del equipo de abogados defensores de Rey Manaba, asegura que la operación no iba enfocada hacia ningún delito en concreto, sino que "era una causa general a los Latin Kings". Hace unas semanas, antes de publicarse El Rey, se hizo pública la sentencia, de más de 200 páginas. En ella condenaba a unos pocos miembros de la banda a penas bajas por tráfico de hachís, pero absolvía a la organización como tal, argumentando que los Latin Kings no podía ser considerados una banda criminal. También César Andrade fue absuelto de todos los cargos. Pere Pagès, a pesar de todo, se queja, porque la operación judicial y la resonancia mediática que tuvo afectó gravemente a la banda, desprestigiándola. Asegura que cuando la policía organizó la operación contra los Lating King, la noticia salió en todos los medios. En cambio, casi nadie ha informado sobre su posterior absolución.
Antropología, a fuego lento
El trabajo de Carles Feixa no será muy valorado por ningún tribunal académico. Hoy en día a los profesores universitarios la academia los pide, sobre todo, muchos artículos concisos en revistas americanas y eso les lleva a hacer una carrera rápida, con cambios continuos de área temática. Pero aunque El Rey no será el puntal de la carrera académico de Feixa, es un trabajo que denota un gran savoir faire antropológico. Muestra una investigacióna de largo plazo, con una comunidad y unos informantes determinados, y refleja un gran dominio de la observación participante. Este dominio técnico le permite analizar un fenómeno complejo, las bandas, sin simplismos, con todos los difíciles matices que el tema tiene (aunque, obviamente, pora sus características, este libro es una defensa de la trayectoria de King Manaba). Además, Feixa no usa las bandas como un simple objeto de estudio, sino que está efectivamente (y afectivamente) implicado en un proyecto de intervención para evitar que los jóvenes entren en el mundo de la delincuencia. El libro destila empatía, pero no desde una idealización ingenua (tan habitual, sorprendentemente, en los científicos sociales), sino por haber compartido momentos difíciles con los miembros del grupo y por haber entendido su evolución y sus dinámicas. El rey. Diario de un Latin King no es un reportaje hecho a toda prisa a partir de una serie de estereotipos; es un libro cocido a fuego lento, como se tiene que hacer la buena antropología.