"Vivimos en una época en la cual no hace falta que seas quien realmente eres". Richard Linklater (Houston, 1960) podría hacer una tesis sobre la identidad sin tener que trabajárselo mucho. Si pensamos en su trayectoria creativa, su cine no ha dejado de mutar, pero hay algunas constantes temáticas que planean a menudo. Y una es, justamente, la construcción de la identidad y la transformación personal. Marcado por una mirada humanista prácticamente inalterable, el cineasta tejano también ha aplicado en sus películas una juguetona forma de trabajar el paso del tiempo, y no ha aparcado un firme espíritu contestatario que cuestiona las estructuras de poder.
 

🎞️'Hit Man', el nuevo milagro de Richard Linklater
 

El cineasta tejano ha aplicado a sus películas una juguetona forma de trabajar el paso del tiempo, y no ha aparcado un firme espíritu contestatario que cuestiona las estructuras de poder

"Vivimos en una época en la cual no hace falta que seas quien realmente eres", nos explicaba Linklater en un encuentro con un pequeño grupo de periodistas durante su reciente visita en el BCN Filme Festival. Y continuaba: "Las redes sociales permiten que nos presentemos como una persona diferente de la que somos realmente, y todos juntos estamos viviendo esta transformación tecnológica. Pero más allá de eso, creo que me gusta la idea de que, aunque la gente sea como es, se pueda convertir en una persona mejor. Si pudiera, yo mismo cambiaría cosas de mi personalidad". La reflexión viene a cuento porque, de alguna manera, de eso habla su nueva película, que llega a los cines este fin de semana.

Richard Linklater a su paso por el BCN Film Fest donde presentó su nueva película, Hit Man. Asesino por casualidad / Foto: Carlos Baglietto

Pasa la vida

Hit Man. Asesino por casualidad nace de la lectura de un artículo del periodista Skip Hollandsworth publicado en la revista Texas Monthly (mismo autor y mismo medio que inspiró otro magnífico trabajo de Linklater, Bernie, con la que Hit Man forma un insospechado díptico). La pieza hablaba de un tal Gary Johnson, profesor de filosofía en un instituto de Nueva Orleans que, fuera del radar, trabajaba también para la policía en operaciones encubiertas, haciéndose pasar por un asesino a sueldo, tendiendo trampas a posibles clientes interesados a cargarse a alguien, y que finalmente acababan en chirona.

Richard Linklater reflexiona sobre las máscaras que todos llevamos en la vida

Utilizando un tono abiertamente cómico, jugando con equívocos y diálogos que viajan a la velocidad de la luz, incluso guiñando el ojo a las clásicas screwball comedies, Richard Linklater reflexiona sobre las máscaras que todos llevamos en la vida, y sobre la construcción de nuestras propias identidades. Haciendo memoria, rápidamente nos damos cuenta de que este es un asunto que interesa particularmente al cineasta. De una o de otra manera, muchas de sus películas hablan de eso. Y, desde este punto, liga con otra de las aparentes obsesiones de Linklater: el paso del tiempo, que nadie ha captado como él, en películas como la milagrosa Boyhood (2013), que plasmaba el crecimiento de un niño en un puñado de viñetas rodadas durante once años. O a la maravillosa trilogía Antes de (el amanecer, de atardecer, de la medianoche), que recorría la trayectoria de aquella pareja que se conocía en un tren camino en Viena y se paraba en la capital austríaca para pasear, hablar y enamorarse, y con los cuales pudimos reencontrarnos cada nueve años, creciendo como espectadores al mismo ritmo que Jesse y Celine (Ethan Hawke y Julie Delpy), en un experimento parecido en lo que hizo François Truffaut con sus historias sobre Antoine Doinel.

Muchas de sus historias apuestan por ser contemplativas, observacionales, dejando que, a ratos, la aparente nada esconda el todo

Linklater también es un maestro hablando de la desorientación juvenil, a menudo utilizando sus propios recuerdos. Y plantando la cámara, o convirtiéndola en la sombra de sus personajes, para acompañarlos en momentos que parecen inocuos sin serlo en absoluto, y en largas charlas con aire filosófico sobre el sentido de la vida. Muchas de sus historias apuestan por ser contemplativas, observacionales, dejando que, a ratos, la aparente nada esconda el todo.

Celine y Jessie, el amor según Richard Linklater

No al conformismo

Posiblemente, en la filmografía de Richard Linklater haya una búsqueda constante marcada por el inconformismo. "Creo que cualquiera que haga una película ya se sitúa fuera de la norma, porque hacer cine es una profesión muy poco normal. Lo normal es, por definición, aburrido, así que tiendo a incluir en mi cine personajes o situaciones que podríamos definir como inconformistas, que no siguen las reglas. Pero no sé si me veo a mí mismo como un cineasta inconformista, aunque también hay que decir que el arte lo tiene que ser. En caso contrario, no sería arte", nos decía. Sus películas se sitúan en un abanico anchísimo formal y temático (ha rodado dentro y fuera del mainstream; ha dirigido comedias y dramas, incluso filmes de gánsteres o animación rotoscópica), pero en muchos casos dialogan entre ellas: antes citábamos los vínculos entre Hit Man y Bernie, pero también pasa con Movida del 76 (1993) y Todos queremos algo (2006), o entre Slacker (1990) y Waking Life (2001), o entre Escuela de rock (2001) y Una pandilla de pelotas (2003).

En la filmografía de Richard Linklater hay una búsqueda constante marcada por el inconformismo

Toda esta variedad, y la forma de plantearse su trabajo, es todo menos conformista, por mucho que Linklater se quite importancia. Como creador la tiene, y mucha. Punta de lanza de aquella renovación del panorama cinematográfico norteamericano que llegó a finales de los años 80 y desde los márgenes de la independencia, coincidió con nombres como los de Steven Soderbergh, Kevin Smith o Cameron Crowe. Pero el camino de Richard Linklater no se parece a ningún otro. Volviendo al tiempo y su paso inexorable, a estirarlo y a retratarlo, nuestro hombre lleva tres años filmando una adaptación del musical de Stephen Sondheim Merrilly We Roll Along, un rodaje que no tendría que acabar hasta el año 2041. Veinte años. Veinte. Boyhood será una broma.

Libre desde su rincón en medio del estado de Texas, Richard Linklater es sello de calidad, haga el qué haga y hable de lo que hable

Libre desde su rincón en medio del estado de Texas, Richard Linklater es sello de calidad, haga el qué haga y hable de lo que hable. Ahora llega a las salas de cine Hit Man. Asesino por casualidad, una película que encaja a la perfección con el corpus creativo del cineasta, y con una manera de ir por la vida sabiendo cuáles son las cosas verdaderamente importantes. "¿De qué película me siento más orgulloso? No tendrías que sentir orgullo por lo que has hecho, como mínimo si tienes más de once años. Estoy orgulloso de mis hijos, de mis amigos, del Austin Film Society. Más que orgulloso de una película, me siento agradecido haber podido hacerlas".