Como Enero en la playa. Como aquel verano de 1984. Como cuando te olvidas de los paréntesis mundiales, de los años de más, de que ya no eres un adolescente con las hormonas disparatadas, pero casi. Volver a escuchar en directo las melodías anacrónicas de Delafé y las Flores Azules es como untarse de crema anti-edad, igualito que salir de un frasco de formol y volver a mover los brazos, las rodillas, los muslos, las manos abiertas tocando el cielo. Que sí, que sí, qué bien: que me encanta escucharte, adoro sentirte. Hacía siete años que Oscar D'Aniello y Helena Miquel no se juntaban, desde que decidieron seguir por separado y romperle el corazón a muchos. Era 2015 y los que llevamos tatuadas sus frases —literalmente— creíamos que sus canciones ya solo podían formar parte de los recopilatorios dosmileros que nos trasladarían a las primeras experiencias. Que equivocados estábamos.
🟠 Cruïlla 2022: todo lo que tienes que saber
El sol aún brillaba alto cuando salieron a escena y el grupo renació, ahí encima del Cruïlla Enamora, quizás el escenario más indicado para su vuelta. Podríamos decir que salieron a ganar, como las cabezas de cartel de lujo del Cruïlla 2022 que son, dispuestos a borrar su ausencia del imaginario colectivo: el anuncio de su regreso fue un notición que consiguió que la nostalgia nos volviera a abofetear la cara. Porque, de eso, el Festival Cruïlla también sabe mucho: lleva catorce ediciones confirmándose como el festival que apuesta por lo que suena, por lo que podría sonar y por lo que algún día lejano sonó más fuerte que nunca. Por eso sigue siendo lo que siempre ha sido: el Cruïlla es lo que pasa mientras Spotify te impone un algoritmo.
Canciones de antes y de ahora
Oscar y Helena conservan esa particular conexión que permanece en el espacio y el tiempo. Para los millennials, la gestión de su vínculo es una lección de vida que nos dice que no es necesario acabar a palos o reproches con las personas que has querido: que las relaciones terminan, pero que el amor se reconvierte, el amor dura. Por eso su actuación fue como una especie de mensaje subliminal que, a los que tenemos más de 30 años, nos despejó el conservadurismo impuesto que aún mamamos —a regañadientes— de una educación retrógrada. Clásicos como Espíritu Santo, Mar el poder del mar o El indio sonaron para hacer bailar a un público más adulto que adolescente —la mediana subió soberanamente comparada con los días fetiches del trap y el rap—, pero también Aquí ahora, ese single a caballo entre la declaración de amor que supone su reencuentro y el marketing. "¡Estoy temblando, gracias!", dijo Helena. Creo que, si ellos se echaban de menos, nosotros más.
Rigoberta Bandini es una costurera de himnos perfecta
El relevo en el escenario Cruïlla Enamora lo cogió la siempre idónea Rigoberta Bandini y su akelarre de bailarinas, aunque en la escena musical quizás el traspaso es al revés: Delafé y las Flores Azules quedarán cuando Paula Ribó abandone los escenarios a finales de otoño, tal como dijo hace un par de días. Da igual que el espectáculo fuera casi idéntico que el que interpretó en el Primavera Sound, porque las bases la adoran: realmente es una costurera de himnos perfecta —éxito cuando suena Perra, éxito cuando suena Ay mamá y la Rigo se saca los pezones fuera, éxito cuando suena Too many drugs—. Pero la guinda llegó con Amaia y su recién estrenada colaboración Así bailaba, una versión feminista y transgresora de la casposa y anacrónica Los días de la semana de Los Payasos de la Tele, que cantaron por primera vez en directo y que promete ser otro hit más.
Duran Duran, la BSO de las viejas glorias
Pero hablar de la nostalgia del viernes del Cruïlla no se entiende sin uno de los nombres que más aforo reunió en el escenario más grande, el de Estrella Damm. Duran Duran firmó un concierto lleno de viejas glorias que sonó a hits imprescindibles, como Notorius, la balada Ordinary world o su The wild boys. El grupo de Simon LeBon salió ileso de su década prodigiosa en los 80. Lección de música justo antes de cambiar de registro con una Zahara más electrónica que nunca, esta vez en el escenario Vueling. La cantante sigue presentando su Puta, un disco que puso a los conservadores en alerta: buena señal. Para muestra, un botón: lo hizo ante un anfiteatro del Fórum en el que no cabía ni un alfiler..
Jack White y su folk rock alternativo, el pop de Elefantes o el indie festivo de Joe Crepúsculo, Dancetería o Editors también pusieron su propuesta en la sartén: una carta de primeros platos que el Cruïlla prepara para todos los gustos y que los oyentes degustan sin problemas de digestión. La jornada terminó con la electrónica dark de The Bloody Beetrots para cerrar las persianas y ver amanecer un nuevo día que se prevé muy latino, marcado por la salsa, la bachata y el merengue de Juan Luis Guerra y Rubén Blades, que sin duda van a ser el gran reclamo de esta noche.