Hace unos 9 millones de años, en el Mioceno, el centro de la Península era una extensa sabana, llena de grandes mamíferos. Había mastodontes, había tigres de dientes de sable... Ahora el CosmoCaixa muestra un importante conjunto de fósiles de esta época, procedentes del yacimiento de Cerro de los Batallones, situado a 40 km en el sur de Madrid. Con esta exposición, que se ha inaugurado este miércoles, el visitante tendrá la ocasión de conocer de primera mano un universo animal que parece procedente de las selvas africanas, pero que había estado situado en el centro de la Península Ibérica. A la inauguración han asistido Elisa Durán, directora general adjunta de la Fundación Bancaria La Caixa (coorganizadora de la muestra con el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid), Enrique Baquedano, director de este museo, y Lluís Noguera, director del Cosmocaixa.

Calaveras de tigres con dientes de sable.

Mastodontes y tigres de dientes de sable

Sin duda, el elemento más atractivo de esta exposición es el tigre de dientes de sable (que aparece reproducido, ya, en la entrada de la exposición). Este gran depredador, mayor que los leones actuales, tenía unos impresionantes colmillos, y cazaba en solitario, de forma muy diferente al león actual. La exposición nos lo muestra mediante una reproducción a medida natural, con unos espectaculares fósiles y con unas buenas pinturas y reproducciones en 3D de Mauricio Antón. Al lado de este predador, sin duda lo que más llama la atención son los mastodontes. Los antecesores de los actuales elefantes y de los antiguos mamuts se pasearon por los campos de la Meseta hace millones de años. Paradójicamente, aquello que hace tan vistoso al tigre de diente de sable acabó siendo su perdición. Los paleontólogos consideran que este animal no tenía ninguna posibilidad de supervivencia si se le rompían los dos colmillos, una cosa que se podía producir con cierta facilidad. Por lo tanto, estaría con cierta desventaja evolutiva ante otros predadores, lo qué habría llevado a su extinción. En cambio, los mastodontes sufrieron una gran evolución que dio pie a nuevas especies.

Tortugas como en las Galápagos

En la exposición se puede ver un fósil enorme de una tortuga tan grande como las que hay hoy en día en las Galápagos. También podemos encontrar un giráfido, pero sin el largo cuello que caracteriza a las jirafas actuales. Encontramos en el lado suyo algunos fósiles de équidos, que hacen pensar que los antecesores de las cebras también estuvieron por la zona. Y también había, ya, jabalíes, no tan diferentes a los que tenemos ahora, y tan omnívoros como los actuales (y se han encontrado unos osos de un tamaño más reducido que los actuales). No había un tipo de rinoceronte: había dos: unos con cuerno y los otros sin. Y al lado de estos animales, la exposición muestra un gran número de carnívoros, de pequeña y de gran medida. Al lado de los tigres de dientes de sables, encuentran pequeñas hienas, animales de la familia de los jinetas... En todos los casos los fósiles son acompañados de geniales ilustraciones y de muy pertinentes reconstrucciones.

Fósil de un équido y de una tortuga gigante.

El hombre y la desaparición de los grandes mamíferos

Los especialistas no se acaban de poner de acuerdo con qué produjo la desaparición de los animales que se muestran en Sables y mastodontes. En buena parte evolucionaron para adaptarse a los cambios climáticos. De esta forma experimentaron grandes modificaciones (por ejemplo, los giráfidos desarrollaron su largo cuello). Pero Enrique Baquedano destaca que probablemente, la presencia de los homininos fue determinante para que esta fauna acabara extinguiéndose. Y destaca que en California, al yacimiento de La Brea, encontramos una fauna muy similar a la de Batallones, pero con una datación mucho más reciente: corresponden a hace tan sólo 40.000 años (o incluso mucho menos). Parece muy claro, en este caso, que la llegada del hombre acabó con ellos.

La excepción de Batallones

El yacimiento de Batallones está siendo estudiado desde el año 1991, por un gran equipo científico dirigido por Jorge Morales. Es absolutamente excepcional tanto por la cantidad de fósiles que se encuentran como por su excelente estado de conservación (incluso se han encontrado restos de ranas y de aves en perfecto estado, pese a la fragilidad de los huesos de estos animales). Aunque en este yacimiento encontramos animales de todo tipo, hay un porcentage sorprendentemente alto de grandes carnívoros, lo que lo hace especialmente interesante. Eso parece ser que es porque los grandes carnívoros quedaban atrapados en unas cavidades naturales que más tarde se fueron llenando de sedimentos. En cualquier caso, hasta ahora los investigadores han localizado once yacimientos en Batallones, pero no excluyen la posibilidad de encontrar más.

Catalunya al margen

En aquel mismo momento, la vegetación catalana era bastante diferente a la de Castilla, según las conclusiones que se han extraído del análisis de los yacimientos del Vallès y del Baix Llobregat. Lo que dominaban eran los espesos bosques de laurisilva, mucho más espesos que la vegetación de la Meseta. Aunque había algunos animales similares a los de Batallones, había otros bien diferentes. Por ejemplo, había primates.