Las obras de la nueva estación del AVE de la Sagrera siguen ofreciendo nuevos descubrimientos para los arqueólogos. El último hallazgo ha sido la aparición de 68 fosas con 358 esqueletos. Según ha explicado a Efe el responsable de intervenciones arqueológicas del Servicio de Arqueología de Barcelona, Josep Pujades, la hipótesis más verosímil es que se correspondan a soldados españoles del ejército de Felipe IV (algunos hallazgos asociados de ropa y de cerámica hacen pensar, también, en que se trata de restos del siglo XVII). Se trataría de miembros del ejército que asedió la ciudad entre agosto de 1651 y octubre de 1652, durante la Guerra de los Segadores. En aquellos momentos, la zona formaba parte de Sant Martí de Provençals y correspondría a una área donde habrían acampado las tropas atacantes.
La sombra de la peste
Todos los muertos son hombres, de 18 a 35 años, lo que hace pensar en soldados (la mayoría estaban desnudos, probablemente para reaprovechar sus uniformes). Lo más sorprendente es que la mayoría de los cuerpos encontrados no muestran heridas traumáticas, lo que hace pensar que no fueron muertos en combate. Todo parece indicar que habrían muerto de la peste, en una gran epidemia que afectó tanto a los sitiadores como a los sitiados. Esta epidemia habría llegado en 1647 al País Valencià, procedente de Argel, y de aquí se fue propagando hacia el Norte. Provocó los primeros muertos en Barcelona en enero de 1651. La enfermedad causó muchos daños, porque los catalanes habían pasado 11 años de miseria a causa de la guerra y de una prolongada sequía. La gente comía malas hierbas y hacía pan con bellotas. Dicen que incluso era difícil encontrar curas para atender espiritualmente a los enfermos, de tantos como había.
Parte del cementerio
Todos los restos encontrados están siendo trasladados en el almacén del Museu d'Història de Barcelona en la Zona Franca, donde serán sometidos a estudios exhaustivos para confirmar las hipótesis de los arqueólogos. Los arqueólogos, que esperan concluir sus trabajos en unas semanas, ya documentaron esta necrópolis en una primera campaña que se hizo entre 2011 y 2012 y sospechan que esta se extiende más allá de los límites de las obras que se están llevando a cabo. Pujades ha señalado que probablemente el cementerio era más extenso porque algunas fosas ya estaban arrasadas de cuando esta área, situada ahora en plena ciudad, eran tierras de cultivo.
La Guerra de los Segadores
La Guerra de los Segadores o de Separación se inició en 1640 con el Corpus de Sangre, la revuelta de los segadores que protestaban contra los abusos de las tropas españolas destinadas a la zona. Ante el vacío de poder, los representantes políticos catalanes llegaron a un acuerdo con el cardenal Richelieu según el cual Francia ayudaría a Catalunya y esta, a cambio, se constituiría como república bajo protección francesa. El apoyo francés permitió frenar al ejército español y la guerra empezó a alargarse. En 1652, finalmente, Barcelona cayó en manos españolas. Pero el ejército francés se negaba a retirarse y siguió dando apoyo a los resistentes. Al fin, en 1659 los gobiernos de Francia y España firmaron el Tratado de los Pirineos: Francia abandonaría su apoyo a los rebeldes catalanes a cambio de la soberanía sobre Catalunya Nord. Era la derrota del proyecto republicano catalán.