El Pabellón Olímpico de la Vall d'Hebron acoge, hasta el 9 de octubre, el Salón Erótico de Barcelona Apricots. Se presenta como uno de los máximos espectáculos de este tipo a nivel europeo y, como en ediciones anteriores, ha despertado mucha expectación. Más de 300 medios se han acreditado y se esperan largas colas durante el fin de semana, aunque el precio de la entrada, para un solo día, es de 20 euros. El público mayoritario son los hombres, solos o en grupo, aunque también se ven algunas parejas, en su mayoría jóvenes, y algunos grupos de chicas. Hay un espacio reservado para el intercambio de parejas, con zona de camas y cámara oscura incluida, pero no es el ámbito más frecuentado.
Recuerdo para la posteridad
Sin duda, el plato fuerte del Salón son los espectáculos eróticos en directo. Se harán 2.000 a lo largo de los cuatro días del salón y asistirán alguno de los nombres míticos del cine pornográfico. En muchos momentos hay cuatro o cinco espectáculos simultáneos, para todos los gustos: sadomasoquistas, "artísticos" (coreografías de bailarinas desnudas con intención erótica), gais, en grupo, de pareja, bailes en barra... Un locutor, similar al de las tómbolas en las ferias, explica el espectáculo y anima a los actores y al público. Cuando acaba un espectáculo de barra, la actriz siguiente limpia la barra con un trapo y empieza el número siguiente. Muchos de los asistentes, especialmente hombres, llevan sus cámaras. Las aglomeraciones ante los stands en que hay espectáculos en vivo son impresionantes. Aunque hay media docena de escenarios, algunas escenas pornos se hacen en pequeños stands, sin casi visibilidad; allí los empujones para ver un trocito de muslo o de genital son impresionantes. En algunas de los puestos situados en la parte superior del pabellón se venden palos de selfie, un instrumento básico para poder ver y filmar alguna cosa en plena aglomeración. Además, hay algunas actrices pornos que se pasean por el salón con poca ropa, y muchos hombres logran hacerse alguna fotografía con una (o dos) chicas jovencitas ligeras de ropa. Para las actrices de más éxito, incluso se han organizado photocalls, ante la alta demanda.
Mercadillo porno
La mayoría de los espectáculos en directo tienen lugar en la pista central del Pabellón Olímpico. Así, los que no tienen fuerzas o ganas para amontonarse al pie de los escenarios, pueden sentarse en las gradas y ver, con una cierta distancia y mayor comodidad, los espectáculos de turno. En la parte superior del pabellón, predominan los puestos de venta de objetos relacionados con el erotismo. Una especie de sex shop itinerante. Por una parte allí se ofrecen todo tipo de juguetes sexuales, de cualquier tamaño y forma. También hay ropa interior provocativa, de diferentes precios: desde la más propia de los Encants hasta la más selecta. En los puestecillos también se pueden comprar películas pornos: parece ser que hay coleccionistas fetichistas que quieren tenerlas y que no tienen bastante al descargárselas por internet. Y hay todo tipo de productos afrodisíacos, destinados a provocar grandes orgasmos o sensaciones extraordinarias, algunos de los cuales parecen más bien poco fiables.
Demasiado Grey
Aunque los espectáculos sado no parecen generar un gran interés, los instrumentos para prácticas sado tienen un gran protagonismo en los puestos de venta. Están los clásicos vestidos de cuero, con cremalleras por todas partes, que van a juego con diversos tipos de mordazas. En los puestos especializados en sado también se venden todos tipos de instrumentos de inmovilización: cuerdas, cadenas, esposas, camillas... Y hay todo tipo de instrumentos de tortura: disciplinas, pinzas, espuelas, látigos, aparatos que generan descargas eléctricas... No se sabe si por influencia del éxito de la novela y la película 50 sombras de Grey, pero muchas de las compras en este sector las hacen mujeres.
Servicios
No faltan, tampoco, entre los puestos del Salón, las que ofrecen servicios sexuales, como masajes eróticos (para él, para ella, o para parejas), tatuajes eróticos o bodypainting. Y una de las actividades que más interés genera entre los aficionados son los concursos de striptease y de pole dance (baile en torno a la barra) y los desfiles de moda íntima. Parece ser que hay muchos aspirantes a actor y actriz porno.
Todo muy didáctico
La fiebre por los talleres ha llegado al sexo. No es suficiente con aprender inglés, informática, trompeta, psicología infantil... No basta con ir a talleres de costura, astronomía o elaboración de postres. Ahora, se espera que la gente amplíe su formación también en el ámbito sexual. El Aula de Sexo del Salón está destinada, básicamente, a los que quieran ampliar sus conocimientos teóricos y prácticos sobre el sexo, con sesiones como "Foot Fetish, cuando los pies son objeto de deseo", "Masterclass de PuntoG y Squirt" o "Cómo estimular los músculos vaginales para llegar al orgasmo" (está también la versión masculina: "Cómo retrasar la eyaculación y mantener el pene firme y erecto"). Eso sí, en estos cursos no se reparten diplomas para incorporarlos al currículum vitae. Para los que no les basten las sesiones de estos cuatro días, en el Salón se anuncia una "Escuela de Sexualidad" que ofrece, incluso, un "Postgrado en crecimiento sexual y de pareja".
¿Hipocresía?
No hay ninguna duda que el Salón Erótico se sabe vender, y lo demuestra en el hábil lanzamiento de provocativos vídeos promocionales y en la atención que le dan los medios de comunicación. Este acontecimiento se ha querido presentar como el abanderado de la libertad sexual y como un modelo de glamour y de modernidad. Hay motivos para dudar de esta interpretación del Salón, tan llena de autosatisfacción. Ahora bien: ante el éxito de público, año tras año, una cosa queda bien clara: el Salón responde a las ilusiones de muchos compatriotas.