Sebastià Portell (Ses Salines, 1992) conoció a Ismael Smith a raíz de una exposición antológica que el MNAC dedicó al artista. Era el 2017 y no había oído prácticamente hablar antes de él. "Me impactaron los enigmas que rodeaban a su figura y su obra", explica. En el momento del descubrimiento, se encontraba inmerso en el proceso de escritura de otra novela. Pero cuando la acabó y se puso a buscar nuevo proyecto, lo tuvo claro: la vida de Smith y sus interrogantes merecian ser novelados.

De aquel encuentro ha surgido Les altures (Empúries, 2022), un libro que se zambulle en la biografía del personaje y que, a través de los familiares y amigos que lo rodeaban, recupera los pasos de este singular artista novecentista. Con Barcelona, París y Nueva York como escenarios, Les altures ilumina una figura controvertida y fascinante, que deslumbró a los círculos artísticos barceloneses de principios del s. XX. Alguien fuera de los cánones estéticos y las convenciones de la época y protagonista de un auge y caída artísticas fulgurantes.

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Del éxito al ostracismo

Los enigmas que rodean Smith son muchos. Portell los desglosa: "Por qué decidió marcharse a vivir en los Estados Unidos cuando podía haber seguido luchando por su nombre artístico en Catalunya o Europa?". "Por qué al final de su vida decide investigar una cura del cáncer sin tener formación médica?". "Por qué ninguno de los hermanos Smith llega a tener una pareja estable a lo largo de su vida?". A estos, se les añade otro de los misterios que la novela trata de explorar, seguramente el central: ¿por qué, a pesar de su éxito inicial en el novecentismo barcelonés, Smith acabó quedando olvidado al margen de la historia?

"Creo que tuvo mucho peso el carácter transgresor de su arte, la manera con que cuestionaba jerarquías sociales y de clase o instituciones como la familia o la pareja monógama y heterosexual", responde Portell. Eso se aplicaba también a sus representaciones religiosas: "la Santa Teresa de Jesús que le encargan los carmelitas de Washington parece una cupletista", se exclama el autor. Y el Sagrado Corazón de Jesús que creó en 1926 para la iglesia del Tibidabo – de apariencia queer y amanerado – estuvo a punto de costarle una excomunicación.

El Sagrado Corazón de Jesús que creó en 1926 para la iglesia del Tibidabo – de apariencia queer y amanerado – estuvo a punto de costarle una excomunicación

Tanto su proyección pública – no dudó a hacerse pintar vestido con traje de luces con un clavel rojo en la boca– como su obra fueron incómodos. "Smith era un dandy", dice Portell, "una figura flamboyant, que escondía un alma rota que trata de vivir en una sociedad que no lo entiende y que incluso lo odia". Y, a la vez, un artista que en lugar de mirar hacia el mediterráneo cuando el novecentismo dominaba, se fijó e inspiró en el expresionismo alemán o el arte del escocés de Aubrey Beardsley. "Todo lo hacía desde un punto de vista seductor, con unas obras que de entrada te llamaban la atención y a la vez tenían oscuridad y profundidad y no es fácil quedarse en ellas", añade.

Sebastia Portell entrevista / Foto: Montse Giralt
Les altures es la nueva novela de Sebastia Portell / Foto: Montse Giralt

De esta manera, a pesar de parecer destinado a convertirse en una figura artística clave para el arte novecentista de principios del s. XX, Smith fue cayendo poco a poco en el olvido. Se marchó a París, becado por el Ayuntamiento de Barcelona para estudiar, y más tarde en Nueva York, siguiendo los negocios de su familia. Pero en ninguna de las dos ciudades sus obras acabaron de triunfar; ni sus pinturas, ni sus esculturas, ni sus grabados.

A pesar de parecer destinado a convertirse en una figura artística clave para el arte novecentista de principios del s. XX, Smith fue cayendo poco a poco en el olvido

Su trayectoria "se convirtió en una sucesión de encargos cancelados", explica Portell, que transcurrieron paralelos a la desintegración de su propia familia. A pesar de ser de los primeros a quien Eugeni d'Ors se atreviera a poner la etiqueta 'de artista novecentista' y a pesar de haber llevado artistas como Dalí o Picasso a los Estados Unidos, Smith acabó sus días internado en un hospital psiquiátrico, privado de cualquier posteridad artística y obsesionado absurdamente al encontrar una cura contra el cáncer.

Repensando el fracaso

A Smith recientemente se le ha atribuido la etiqueta de queer. Portell la matiza. "Tenemos que utilizar la etiqueta siendo conscientes de las gafas que llevamos", dice. "Smith no puede ser queer porque en el momento en que él vive, no existía el término. Pero leerlo hoy desde esta perspectiva es muy productivo". La voluntad del libro es la de crear una historia más que hacer una enciclopedia sobre el personaje. Portell ha dejado fuera los cameos de artistas del momento que tuvieron relación con Smith, desde Picasso a Antoni Tàpies pasando por Dalí. "Para dar un ambiente más verosímil a los hechos y no caer en la anécdota, he sugerido estas presencias, pero no los he convertido en personajes", dice el autor. También advierte que hay mucho menos de ficción en el libro de lo que el lector pueda pensar: incluso algunas de las expresiones que Smith utiliza vienen de cartas y documentos privados que ha podido consultar durante el largo proceso de documentación.

Les altures es, en definitiva, un "ejercicio de reparación histórica y artística" que quiere valorar la figura de Smith

"El reto era este", dice el escritor, "hacerlo hablar con sus palabras, pero llevarlo por donde a mí me interesaba y utilizar las figuras que lo rodeaban". Las trayectorias de los personajes que lo rodean en el libro, tanto sus hermanos como otros artistas, están reproducidas fielmente.

Sebastia Portell planta / Foto: Montse Giralt
Sebastia Portell ha novelado la vida del artista novecentista catalán Ismael Smith / Foto: Montse Giralt

Incluso en los hechos inverosímiles, como el nudismo intempestivo del mismo Smith, que escandalizaba a la conservadora comunidad del barrio residencial de Nueva Jersey donde vivió, la acusación de pedofilia que recibió vinculada a su homosexualidad o el asesinato de uno de sus hermanos en manos de la mafia americana.

La novela está construida desde una hábil perspectiva coral, que combina la visión de unos personajes que permiten al lector hacerse una idea precisa del impacto de Smith en su tiempo

La novela está construida desde una hábil perspectiva coral, que combina la visión de unos personajes que permiten el lector hacerse una idea precisa del impacto de Smith en su tiempo; de sus excentricidades y de su debate entre vivir de cara al público y sufrir las críticas a la vez. Lo explican desde acomodadas señoras americanas a la sirvienta de su infancia y juventud. Les altures es, en definitiva, un "ejercicio de reparación histórica y artística" que quiere valorar la figura de Smith; una reconstrucción minuciosa de su vida que invita a una lectura atenta. Pero no sólo. Para Portell hay otras dimensiones: "la trayectoria de ascenso y descenso en los infiernos me servía para hablar de qué manera construimos la figura del artista y de qué manera se destruyen trayectorias". Y también de cómo nos enfrentamos al fracaso y a la diversidad: "a veces equivocarte es una manera digna de vivir y te lleva a lugares interesantes", defensa.