Se ha hablado mucho en esta edición de los Oscars de la maratón de Adrien Brody en The Brutalist, tres horas de película que radiografía el devenir de un arquitecto judío que emigra a Estados Unidos tras el Holocausto. Una suerte de sueño americano perverso que podría valerle su segunda estatuilla más de dos décadas después de ganarla por El pianista. De momento, ya se ha llevado el Globo de Oro, el Bafta y el Critics Choice y es el favorito para erigirse con el galardón a mejor actor. También se ha puesto sobre la mesa el nombre de Timothée Chalamet, que podría dar el sorpaso tras ganar el premio del Sindicato de Actores por ponerse en la piel de un joven Bob Dylan. No obstante, hay un nombre que ha pasado más desapercibido entre los nominados a mejor actor y que, sin embargo, se mimetiza con uno de los personajes públicos que más colapsan nuestra actualidad. Hablamos de Sebastian Stan, que en The Apprentice interpreta la juventud y la ambición desmedida de Donald Trump.
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La cinta, dirigida por Ali Abbasi, se centra en los inicios del actual presidente de los Estados Unidos, antes de su carrera política, y permite entender su personalidad y cómo llegó a convertirse en empresario de éxito y candidato republicano a la presidencia. Se centra en la historia que forjó su relación con el poderoso abogado Roy Cohn (Jeremy Strong) en la Nueva York de los años 70, con un joven Donald Trump ansioso por hacerse un nombre como segundo hijo de una familia adinerada. El abogado ayudaría a crear la figura del personaje dispuesto a hacer lo que haga falta para ganar, con una profunda sed de éxito.
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Lo cierto es que Stan se metió de lleno en el papel: estudió unos 700 vídeos del presidente americano para poder interpretarlo en la película y admitió haber guardado cientos de clips en su teléfono para poder estudiar con detenimiento su forma de hablar y el lenguaje corporal de Donald Trump. Una dedicación interpretativa que ahora le podría valer su primera estatuilla, menos de dos meses después que Trump llegara al poder en su segundo mandato tras derrotar a Joe Biden en las elecciones presidenciales. Un papel que, además, por supuesto no ha pasado desapercibido para el máximo mandatario de los Estados Unidos, quien se pronunció al respecto y dio su opinión sobre su particular biopic.
Y es que Donald Trump se manifestó en contra de la producción y cargó contra sus responsables, aprovechando sus malas cifras en la taquilla estadounidense —en su primer fin de semana, solo recaudó 1,6 millones de dólares—. "Una película falsa y sin clase escrita sobre mí (¿acaso tienen derecho a usar ese nombre sin consentimiento?), con suerte fracasará a lo grande", escribió el presidente el pasado octubre en Truth Social, red social que lanzó tras ser suspendido permanentemente en X (antes Twitter). "Es un trabajo barato, difamatorio y políticamente repugnante, estrenado justo antes de las elecciones presidenciales de 2024, para tratar de dañar al mayor movimiento político en la historia de nuestro país", expuso el entonces candidato republicano.
Además, también se posicionó sobre una de las escenas más polémicas del filme, en la que Trump viola a su mujer y madre de sus hijos, algo que ella alegó durante el divorcio, pero que luego negó. "Mi anterior esposa, Ivana, era una persona amable y maravillosa, y tuve una gran relación con ella hasta el día de su muerte. El escritor de este montón de basura, Gabe Sherman, un delincuente de poca monta y sin talento, que hace tiempo que está ampliamente desacreditado, lo sabía, pero prefirió ignorarlo", defendió Trump en su publicación. "Es muy triste que a la escoria humana, como las personas involucradas en esta empresa que esperemos no tenga éxito, se les permita decir y hacer lo que quieran con el fin de dañar a un movimiento político, que es mucho más grande que cualquiera de nosotros", terminaba el comunicado del político.