Los Planetas, en medio de sus trifulcas internas ya habituales, están de aniversario. Se cumplen 30 años de su debut, Súper 8 (con su correspondiente gira), y 25 de Una semana en el motor de un autobús. Y al mismo tiempo, Isaki Lacuesta (con la codirección de Pol Rodríguez), estrenan Segundo Premio, película que hoy llega a las salas de cine. Y como no podía ser de otra manera, tratándose de Los Planetas, la intrahistoria sobre el proceso de creación y el rodaje de la misma ha sido compleja, pero con resultados satisfactorios. De hecho, Isaki Lacuesta acogió el proyecto con ilusión y el objetivo muy claro en su cabeza; a pesar de todo, esto no era una película sobre Los Planetas, abanderados del indie en España. Luego, las circunstancias propiciaron cambios en el método de trabajo, lo cual todavía le da más mérito a la aventura.
En origen, la cinta la tenía que hacer Jonás Trueba, pero tras unos años trabajando en la misma, desistió y abandonó la idea, un testigo que tomó el propio Isaki. A partir de ahí, un nuevo giro en el guion y una noticia que lo trastoca todo; a Luna, hija de Isaki, la diagnostican leucemia (falleció hace unos meses). Aquí es cuando acude a Pol Rodríguez para que le ayude en la codirección. Mientras, él trabajará a distancia. Una tarea ardua que ahora tiene su recompensa; ha ganado la Biznaga de Oro en el Festival de Cine de Málaga, goza del beneplácito del público que ya la ha visto (todos los que van a festivales deberían llenar las salas) y asimismo, el de una crítica que la ha aplaudido. En cualquier caso, es una película que toca la fibra de quienes vivieron toda esa escena indie tan efervescente de los noventa, el reflejo de una generación. Si bien, se disfruta igual, aunque nunca llegases a cantar Un buen día, Qué puedo hacer o, claro, Segundo premio.
Es una película que toca la fibra de quienes vivieron toda esa escena indie tan efervescente de los noventa, el reflejo de una generación
Antes de entrar a hablar de la película, tengo una curiosidad: leí que en su día barajasteis la posibilidad de hacer un documental sobre Rosalía, pero finalmente no se materializó. ¿Qué pasó?
Isaki Lacuesta: Teníamos un proyecto con ella y Netflix fueron los que dijeron que eso no era para ellos. A ver, dijeron que sí, pero con un presupuesto infame. Nos decían que no entendían por qué queríamos hacer una película tan grande. Y lo justificaban: "No te voy a decir lo que dice el algoritmo de Rosalía, pues es un 0. No sé, podemos hacer un reportajito que hable de sus padres, en la playa". Y Ramón Campos (guionista y productor) les dijo: "Si en el próximo año lo peta como pensamos que lo va a petar, ¿podéis cambiar de presupuesto?". Y dijeron: "Ya veremos, ya veremos…". Luego estuvieron un año llamando a Ramón. Lo más bonito es que el señor del algoritmo era el nieto de Buñuel, que era el jefe de Netflix de la época. Pasar de un Buñuel al otro era una metáfora maravillosa. Me acuerdo también, que el día que Obama saca su lista de reproducciones en la que estaba Rosalía, nos insistieron otra vez, y le dijimos que ella ya había volado. Incluso llegamos a grabar el concierto de Plaza Colón, por si acaso. Debe andar por ahí, espero que no lo hayan borrado. Imagina, Carlos Saura la llamó para hacer una película: hasta el final pendiente de lo que está pasando en la actualidad.
Hoy se estrena Segundo premio, aunque ya la habéis presentado en el DA´S o en el Festival de Cine de Málaga, con muy buena acogida. Supongo que eso os da tranquilidad de cara a la llegada a las salas.
Pol Rodríguez: De los estrenos que hemos tenido, la más emocionante fue el de Granada, que es el sitio al que de alguna manera pertenece la película. También estábamos pendientes de cómo respondía la gente: algunos que estaban implicados en el rodaje, otros que conocían la historia, mucho malafollá.
I.L: Otro estreno alucinante fue el que hicimos en el Capitol de Madrid, con todos los actores tocando la banda sonora, con casi mil personas cantando.
En la película hay infinidad de detalles. Una de las cosas que me llamó más la atención es la cita a esos vampiros vegetarianos. ¿Qué explicación tiene?
I.L: Estaba desde el principio, porque es un mundo muy afín al de Los Planetas, el de la ciencia ficción, con todo ese imaginario. De hecho, en Granada uno de los apodos de J es Draculín. Es una metáfora también de cómo trabajan los artistas, de cómo acabas pellizcando a tus compañeros y a ti mismo para que aquello forme parte de la obra.
La película tiene algo de resurrección. Lorca, más allá de ser el gran poeta inspirador de Granada, es el muerto que sigue desaparecido y que, por lo tanto, puede resucitar en cualquier momento, igual que Los Planetas
Luego está la presencia de Lorca. En un momento dado se explica que el poeta decía que el único lugar para escapar de Granada era el cielo.
I.L: La película tiene algo de resurrección. Lorca, más allá de ser el gran poeta inspirador de Granada, es el muerto que sigue desaparecido y que, por lo tanto, puede resucitar en cualquier momento, igual que Los Planetas, que empiezan la película cuando están desintegrándose, cuando están a punto de morir, y tienen que aprender a resucitar, que es lo que han hecho toda su vida. De hecho, ahora acaban de separarse y van a resucitar otra vez. La película va de esto.
P.R: Y siempre es la mirada de esta resurrección a través de los demás.
El método para crear y rodar la película, también debido a esas circunstancias sobrevenidas y a la renuncia inicial de Jonás Trueba, tiene ese punto que la identifica completamente a Los Planetas. Hay esa especie de caos controlado.
I.L: Bueno, es que eso siempre es así, aunque la mayoría de las veces no se cuenta, porque las películas son complejas de hacer. En este caso es lo que se ha hecho, pues son como Los Planetas, pero exagerado. De alguna manera, las películas de artistas son como las películas de psicópatas, que viven las emociones de una persona normal pero multiplicadas por un millón. Ellos son como una banda de rock normal, pero llevada al extremo más extremo. Y eso hace que sea todo muy visible. Cuando un artista sufre, lo ves; cuando sufren Los Planetas, sufren mucho más porque lo dicen. Cuando tienen éxito es muy visible; cuando se pelean, lo hacen en público. En ese sentido son muy transparentes, o al menos dan la sensación de serlo, y me temo que vamos por el mismo camino.
P.R: Sí, y luego hay este paralelismo entre banda de rock y un equipo de cine, que necesita el uno del otro para tirar adelante. Estás a la expectativa de lo que pasará.
Cuando un artista sufre, lo ves; cuando sufren Los Planetas, sufren mucho más porque lo dicen. Cuando tienen éxito es muy visible; cuando se pelean, lo hacen en público
La película, ya sea por la imagen de algunos miembros, la fotografía o esa escena de la sobredosis de agua, tiene algo de Trainspotting.
I.L: No hay esa influencia, y me da rabia. La sobredosis de agua le pasó a un amigo. Además, hay cosas literales que pasaron a Los Planetas o que son parecidas, como por ejemplo la del playback. Y luego otras que no han pasado para nada. El caso concreto de la sobredosis de agua, le conté al guionista, Fernando Navarro, que la madre de este amigo lo pilló convulsionando en el suelo. Y Fernando, que viene del cine fantástico, dijo que lo haría levitar.
Una de las cosas que me gusta más de la película, como ya me pasó con el libro de Nando Cruz sobre la grabación de Una semana en el motor de un autobús, La historia del disco que casi acaba con Los Planetas, es que no es necesario que seas fan del grupo para disfrutar de Segundo premio. Eso le da un gran valor.
P.R: Esa era una de nuestras intenciones, cuando estábamos en el proceso de montaje, pasamos la peli a gente que era fan de Los Planetas y a otra que no lo era. A nosotros nos motivaba el amor por su música, pero podía ser una banda totalmente inventada. Nos gusta pensar eso, que no existen.
I.L: El otro día, Pol fue a Seattle a presentarla, y era un público que no los conocía, y conectaron totalmente con la película.
Nos gusta pensar que Los Planetas no existen
Para mí esta película, en cierta manera, es volver al FIB, vivir de nuevo el boom de la prensa gratuita con MondoSonoro a la cabeza, es volver a descubrir espacios de libertad muy interesantes.
I.L: Otra cosa que nos gusta es ver como los espectadores jóvenes, que no lo ven con esa nostalgia, también disfrutan de la película. Les ocurre lo mismo, al final cada generación pasa por las mismas movidas. A ellos les pasa grabando en sus casas. Es como ese beef que tuvieron Tangana y Yung Beef, acerca de si tenían que estar en una multinacional o partir desde la independencia. El debate de ellos dos, es el que tenía J con Florent. Los jóvenes ven la película como si fuera su vida, pero en un entorno retro-futurista y extrañísimo, en el que el mundo funcionaba con cabinas de teléfono en las que metías monedas. Y estaban los CDs y el vinilo, que todavía es más raro, una cosa totalmente mágica.
P.R: Esta noche la van a ver mis hijos, y tengo mucha curiosidad por ver cómo la van a percibir. Y a ver si conectan o no con ella.
El trabajo de los actores, que no son actores profesionales, sino músicos de la escena granadina, es sensacional, tanto en las interpretaciones como en la banda sonora, siendo ellos los que tocan los temas de Los Planetas que suenan en la película.
I.L: Muy contentos con lo que han hecho. Hay un gran trabajo de casting. Estuvieron ensayando seis meses. Todos ellos, si quieren, van a seguir trabajando como actores, pues tienen un gran talento interpretativo.
Y con ellos, el papel de Gonzalo Tafalla Martin "Don Gonzalo", de la tienda de discos Bora-Bora (legendaria tienda de discos granadina). Ese momento es mágico.
I.L: En el estreno nos dijeron: "Pero si parece un vendedor de discos de verdad" (risas).Sí, sí, su imagen se la curra.