Estrenado ayer el miércoles, 26 de junio, y en cartel en el Poliorama hasta este domingo,Sergi López vuelve por solo seis días a hacer NON SOLUM, uno de sus espectáculos más icónicos, llevado a escena por primera vez ahora hace diecinueve años. Un monólogo existencial y delirante escrito y protagonizado por el actor de Vilanova i la Geltrú que, en un virtuoso ejercicio de interpretación, da vida a varios personajes para acabar reflexionando sobre la identidad y la diferencia. Hablamos con uno de los nombres más importantes de nuestras artes escénicas.

Me sorprende hasta dónde hemos llegado con NON SOLUM

Después de diecinueve años de espectáculo, y habiendo pasado por el Teatre Nacional, NON SOLUM vuelve.
Es una resurrección. Parecía que se había muerto. Hacía cuatro años que no lo hacía, y siete que lo había dejado de hacer con frecuencia. A diferencia del cine, el teatro siempre hace que quede gente para verte. E incluso hay que repiten. Me sorprende hasta dónde hemos llegado con el texto.

Entrevista Sergi López / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Sergi López revive durante seis días su monólogo NON SERVIUM / Foto: Carlos Baglietto

¿Ha envejecido?
El texto no ha envejecido. Pensábamos, cuando lo reprendí, que quizás no tendría ganas. Y me preocupé, porque pensaba que el público pensaría que ya lo había dicho todo. Acaba hablando de identidad, siendo un espectáculo ligero, una comedia. Durante la gira, hablo desde el día uno, el texto ha cambiado y ha variado.

¿Qué has rescrito?
Recordaba haberlo tocado mucho, el texto. Entonces siempre nos cuestionábamos qué tenía que crecer o no. Hay una parte central del espectáculo que estrenamos hace diecinueve años que tenía un contenido sexual inocente, pero en el centro del espectáculo. He decidido sacarlo. Porque tenía entidad propia, era muy icónico y todo el mundo lo recordaba como la parte grande del espectáculo. Y he decidido sacarlo, porque como decía un guionista francés: "Si una historia tiene entidad por sí sola con respecto al conjunto, sácala". Y así lo hemos hecho. Ahora el espectáculo se sustenta de todo el resto de escenas, que han adoptado mucha más importancia.

Es una resurrección. Parecía que NON SOLUM se había muerto. Hacía cuatro años que no lo hacía, y siete que lo había dejado de hacer con frecuencia. A diferencia del cine, el teatro siempre hace que quede gente para verte

Actoralmente, eres tú y muchos fantasmas.
Esta escena que saqué, justamente, era particular también. Puedo hablar con un extraterrestre o con mi madre. La mayoría de los personajes que interpreto son hombres poseídos por los otros. Pero en este caso, la escena de la cual te hablo que hemos cortado, era un hombre solo. Ahora no abandonamos nunca la idea colectiva. Cuando lo estrenamos por primera vez había tantas digresiones que el espectáculo duraba dos horas y diez minutos. Ahora me veo incapaz.

¿Por lo tanto, hablamos de una técnica de cambio constante? ¿De ver personajes diferentes? ¿Hacer como hacía el actor italiano Leopoldo Fregoli?
No lo sé. El fregolismo cambiaba la peluca, y era infantil y lúdico. Nosotros hemos querido hacer un teatro popular: hacer reír. Eso lo tenemos en común. Cambiar de disfraz aquí lo hacemos diferente. Todos los personajes que convocamos son iguales. Son todos lo mismo y nos divertía esta idea extraña y filosófica que somos todos iguales, pero todos somos diferentes.

Entrevista Sergi López / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Sergi López estará hasta este domingo en el Poliorama / Foto: Carlos Baglietto

Resaltar que el texto lo has escrito y ahora reescrito tú. Hablamos del valor de la escritura.
De hecho, en París, en la Escuela Lecoq, lo aprendí: ante el público siempre tienes que tener recursos para interpretar y para escribir. Cuando te encuentras interpretando alguna cosa escrita por ti, te genera una pequeña distancia. El papel del intérprete se ve reducido, pierde peso, y pasa a un segundo plano. Lo más importante es lo que defiendes. Defiendes la autoría que hay detrás.

Me consta que has dicho que no a muchos proyectos teatrales.
En teatro he dicho que no, constantemente. Cosas que dirigían grandes directores, o amigos. Gente próxima. Cuando sabes que puedes escribir tu texto, buscas momentos para escribir. Para mí es prioritario. Una vez estrenado también me interesa girarlo. En Barcelona me proponen dos meses de ensayo, uno de exhibición y funciones puntuales por el país. Solo eso son tres meses, y si yo los tuviera arrancaría una escritura mía, que es lo que ahora busco. Unos cuantos meses para empezar a arrancar una escritura un poco seria. Me ha costado mucho reservarme tres meses.

En Francia aprendí que incluso un tipo ignorante como yo puede escribir y hacer teatro

Siempre te preguntan por el cine, yo te pediré por el teatro. Qué tipo de teatro defiendes.
Un teatro popular. En París, tuve de profesor a Jacques Lecoq, que era un hombre muy culto, de derechas, y leído; pero valoraba por encima de todo un teatro popular. No puede ser una cosa incomprendida para el público, tiene que tener vocación de hacerse entender.

¿Esta convicción crees que es fruto de una época?
No, creo que la vocación transformadora todavía hoy tiene sentido y resuena. La idea de un teatro popular tiene mucha continuación aquí. En el contexto derechizado actual, lo peor que nos puede pasar es aceptar un teatro alejado. Quizás porque no formo parte del mundo teatral, me da la sensación que todavía tenemos que pinchar esta idea que el teatro es entretenimiento puro. Que es la distracción pura. El teatro tiene que molestar.

Entrevista Sergi López / FOTO: CARLOS BAGLIETTO
Sergi López durante su entrevista con Revers / Foto: Carlos Baglietto

Has hablado mucho, ya, de eso, pero en tu caso todo empezó en Francia.
Llegué en 1990. Hice tercero de BUP y lo repetí tres años. Decidí terminar. Un día tuve una epifanía: haré teatro. Yo ya hacía pastorets y teatro amateur y en Barcelona me apunté a la escuela de teatro El timbal. Allí conocí amigos con qué fundamos la compañía. Hicimos BRAMS o la kumèdia dels herrors y ganamos bastante dinero para ahorrar. Con aquel dinero me pagué dos años de estudios en París. Porque era donde todo el mundo iba y hablaba. Me cambió la vida. Allí aprendí que incluso un tipo ignorante como yo puede escribir e hice teatro.

¿La vida França-Catalunya te ha hecho más libre?
La vida me ha regalado cosas que pensaba que eran carencias. Voy a Francia a trabajar aunque no hablo bien el francés, tengo un acento catalán muy marcado. Soy curioso a pesar de no ser inquieto para leer. Además, yo soy de Vilanova. Y estoy. Es decir, no estoy en Barcelona. Y eso me ha ayudado a no estar en el mundo artístico. No me he alejado de ningún mundo. Cuando hablan de cine en Francia, no me invitan, nunca. Cuando hablan de cine en Madrid o en Barcelona, tampoco; porque ven que trabajo más en Francia que aquí. El teatro catalán es una cosa de Barcelona. Me ha protegido el hecho de ser de Vilanova. Me siento parte de la gente que hace teatro internacionalmente.

Me siento parte de la gente que hace teatro internacionalmente

¿Haréis gira con el texto?
Gira haremos, sí. Es la idea. Con Toni Albà este era el objetivo desde el inicio. Nosotros nos lo dirigimos y producimos. Somos una compañía de saltimbanquis. Y siempre que nos llaman para ir, vamos.