La 37 edición de la Setmana del Llibre en Catalàn, el gran acontecimiento literario del otoño, que trata de equilibrar el predominio del Sant Jordi en el mercado editorial, se inicia este viernes, en la plaza de la Catedral. Incorporará estands donde se venden libros, pero también habrá presentaciones, firmas de novedades, debates, actuaciones musicales, lecturas públicas... "Es el mayor acontecimiento cultural mayor del país, con 500.000 personas que pasan por él", explica Joan Sala, presidente de la Setmana, quién celebra que la buena salud de este encuentro coincida con un momento de gran vitalidad de la edición en catalán. La programación entera de los actos se puede encontrar en la página web de la Setmana. Hay actividades para todos los gustos.
Consolidado el resurgimiento de la Setmana
Durante mucho tiempo la Setmana del Llibre en Català estuvo buscando su ubicación idónea y el formato más adecuado. Ubicarla en la plaza de la Catedral se ha demostrado una buena opción. Al barcelonés le es fácil y cómodo desplazarse al centro de la ciudad y visitar una feria ubicada en un espacio abierto, y además, mucha gente que pasa por el barrio acaba deteniéndose en los puestos y comprando algún libro. Eso ha animado un crecimiento continuo de los expositores: este año habrá 219, un 7,5% más que el año anterior. Los organizadores prevén que, si el tiempo acompaña, las ventas puedan llegar a los 550.000 euros (hace 6 años eran sólo de 200.000).
Lo que se puede encontrar
La gran ventaja de la Setmana es que da visibilidad al libro en catalán. Muestra la gran diversidad de la oferta. Hay libros de todos los géneros y todas las temáticas: libros para adultos, para niños, para jóvenes... Libros académicos, libros de ficción, libros de fotografía, guías, manuales, revistas... Y crece de año en año. Uno de los grandes atractivos del acontecimiento es que el visitante puede localizar libros que muy a menudo no llegan a las grandes librerías: por una parte, obras de todo el dominio lingüístico (de Andorra a Balears, pasando por el País Valencià y la Catalunya interior); por otra, libros de editoriales especializadas: en temas de montaña, en gastronomía, en arte, en derecho, en filosofía... Pasar por la avenida de la Catedral es mucho más que ir a una librería: es una oportunidad que sólo se tiene una vez al año. Es una ocasión única de encontrar, junto, el grueso de la producción editorial catalana y de hallar alguna joya editorial que tal vez ni se conocía.
Las novedades
Pero el otro punto que resulta muy atractivo para los lectores es la oportunidad de establecer contacto directo con los autores y de conseguir una dedicatoria de sus libros. Cada vez hay más escritores que pasan por la Setmana para firmar sus obras, locales y extranjero. Este año la estrella del encuentro cultural será David Lagercrantz, el autor del cuarto, quinto y sexto volumen de la saga Millennium. Los editores se han coordinado para ofrecer, este año, en la Setmana, 260 novedades editoriales. Antes sacaban las novedades de otoño a finales de septiembre: han adelantado el calendario para aprovechar el estirón que facilita la Setmana y que garantiza una cierta oportunidad de promoción para sus libros. Pero ahora ya se ha consolidado, dentro del calendario cultural catalán, la convocatoria de esta feria. Según explica Joan Sala, la difusión a través de la prensa del acontecimiento ha sido clave para garantizar las visitas.
Escaparate de la literatura catalana
Uno de los elementos que más atrae a los editores es que en los últimos años la Setmana se ha convertido en una gran feria de compra y venta de derechos de traducción, y permite la internacionalización de la literatura catalana. Gracias a una iniciativa del Institut Ramon Llull, el Making Catalan Literature Travel for International Publishers and Agents, este año visitarán la feria 18 editores de 16 países, que se reunirán con 49 agencias y editoriales catalanas, en un total de 420 reuniones, con el fin de acordar posibles publicaciones. Desde la organización de la Setmana se asegura de que este es un proceso a medio plazo pero que ya se están notando los efectos positivos, a nivel de traducciones, de las ediciones anteriores de esta iniciativa (que este año llega a su tercer año).
El peligro
El principal peligro que amenaza la Setmana en este momento es la saturación. El número de expositores hace que el espacio disponible en la plaza de la Catedral esté absolutamente cubierto. Pero el Consejo de Distrito de Ciutat Vella está exigiendo una reducción del espacio útil, con el fin de proteger las murallas romanas. Los organizadores amenazan al buscar un nuevo espacio para la Setmana si no consiguen mantener el espacio útil disponible en la Catedral.
Un momento bueno para la edición en catalán
Montse Ayats, presidenta de Editors.cat, ha aprovechado la presentación de la Setmana para explicar que el mercado del libro en catalán experimenta un lento crecimiento continuo (crece ligeramente por encima de la edición en castellano). Se ha conseguido situar el libro en catalán al nivel de 2008, antes de la crisis (con más libros vendidos, pero a un precio ligeramente inferior). El 48,4% de las ventas de libros, en Catalunya, son de libros en catalán, pero si descontamos el libro de texto, se sitúa en sólo el 26,5 % (un 0,5% más que el año anterior). Algunos lectores se quejan de que no encuentran disponibles en catalán los títulos que querrían leer. Los editores hacen una buena valoración de la situación del libro en catalán, pero reclaman una mayor implicación de las instituciones y del sistema de enseñanza para garantizar que el catalán llegue a ciertos sectores donde no llega, como es el caso del cómic. Los pactos a que habían llegado los actores del sector cultural y la Generalitat para aumentar el gasto cultural (el Plan 2020) han quedado paralizados en los últimos años por falta de recursos. Y por eso ha pedido un esfuerzo de los partidos políticos para pactar unos presupuestos que otorguen más recursos a la cultura.
El más turbio: el retorno de la censura
Joan Sala, que este año se despide de la presidencia de la Setmana tras 4 años dirigiéndola, ha querido dejar clara la preocupación que tienen los editores y la misma Setmana con las denuncias que ponen en cuestión la libertad de expresión y de publicación (como la que ha interpuesto Jupol contra Comanegra). Sala ha afirmado que esta persecución de las obras de creación nos retorna "a los tiempos más oscuros".