Lo de cagarse en los hombres en plena canción estaba inventado. Ya lo dejó claro Paquita la del Barrio con su Rata de dos patas, quizás la mejor oda que se haya hecho contra los amantes hijos de puta. O Amparo Sánchez cuando encumbró aquello de que te den, que te den por ahí que las pivas gritábamos a pleno pulmón cuando sonaba los miércoles en Apolo. La misma Shakira se subió al carro del despecho hace 18 año con No, y después con los dos temas que sacó tras la ruptura con Gerard Piqué, y Te felicito y Monotonía empezaron un salseo musical que acaba de desembocar en aguas mayores. La sesión 53 de la colombiana junto a Bizarrap es una carnicería. Nadie ha escapado del matadero, también Clara Chía y hasta la exsuegra, que vive en la casa de al lado. "Me dejaste de vecina a la suegra, con la prensa en la puerta y la deuda en Hacienda". Cuenta Jordi Basté en su editorial de esta mañana que la cantante tiene una bruja de tamaño real mirando hacia la casa de la abuela de sus hijos. O sea, es que te tienes que reír.
Lo que es innegable es que Shakira ha estado soberanamente sembrada en una letra repleta de rimas tan fáciles y previsibles que rozan el ingenio absoluto. “Entendí que no es culpa mía que te critiquen, yo solo hago música, perdón que te sal-(pausa)-pique”. Brillante. O “tiene nombre de persona buena, clara-mente no es como suena”. Tela. Toda la canción es un no parar en esta línea. Porque dirán que Shakira está loca, pero lo que le pasa a la diva de Colombia es que ha sabido (y ha querido) rentabilizar la fina línea entre lo privado y lo público en una figura de su repercusión, algo tradicionalmente reservado a las pollas viejas. Igual que expresarse sin importarle lo que digan. Lo dice ella: “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”. Tras la imagen de mujer víctima que renace de sus cenizas se esconde un ejemplo empoderador y una estratega brillante que se está embolsillando muchos millones de dólares con este culebrón mediático. Su última proeza es una innegable jugada maestra marketiniana y a los datos me remito: al escribir estas líneas, el videoclip en Youtube con un Bizarrap más testimonial que protagonista ya alcanza los 24 millones de visualizaciones en solo 9 horas. Y subiendo.
Porque, letra y puñales a parte, el tema funciona. Una tiraera dance a ritmo de bombo y rap que podría sonar perfectamente en las salas de los 90 y en las discotecas del 2023. Ahí la cantante también se apunta un tanto, adaptando su caché de estrella internacional a un estudio de grabación de 15 metros cuadrados. El argentino Gonzalo Julián Conde arrancó las BZRP Music Sessions en 2018 y por su habitación han pasado artistas urbanos como Trueno, Duki, Nicki Nicole, Villano Antillano, Anuel AA, Morad o Nathy Peluso. También Residente, que firmó otro beef memorable contra J. Balvin. O Quevedo, desconocido antes que su sesión (la 52, conocida como Quédate) se convirtiera en la canción más escuchada a nivel mundial durante varias semanas. La colombiana, aquí, también ha hecho gala de su inteligencia empresarial y de marca personal. Nunca alguien de la talla de Shakira había entrado en este universo, lo que abre la puerta a pensar qué futuro les espera a las sesiones musicales que han convertido a Bizarrap en uno de los productores más famosos del mundo, pero también a analizar los peligros de la competencia neoliberal disfrazada de cultura pop: ¿todo es prostituible por dinero y reconocimiento público? Seguramente esa es la gran pregunta de la época influencer.
Llevamos demasiado trayecto creyéndonos que la culpa de la fatalidad de una mujer siempre es otra mujer. Y así nos va: las tías seguimos en clara desventaja en el terreno del desamor
Claro que analizar las cosas desde un único punto de vista es peligroso y desleal, y claramente (ups) el tema también levanta una polvareda moral que no acaba de casar con la sororidad que esperaríamos de una tipa de su calado público. Que Shakira utilice su música para somatizar un mal golpe está bien. Que para hacerlo beba de las dinámicas patriarcales y se convierta en una suerte de semental herido es un asco. La colombiana se ha pasado el juego del rencor, llegando francamente a lo ridículo. Porque es indudablemente penoso que una artista internacional con dos décadas de experiencia y casi 80 millones de seguidores en Instagram se meta con una cría de 20. Poco empático cuando ella misma fue amante antes que pareja. También es muy triste que para sostener el amor propio se use el edadismo y la ostentación, este último un claro sesgo clasista que baja varios grados el nivel de aceptación del tema. Pero, de tener su misma rabia y recursos, ¿a caso no cantaríamos también que "Yo valgo por dos de 22. Cambiaste un Ferrari por un Twingo. Cambiaste un Rolex por un Casio”? La mayoría nos identificamos más con el Casio que con el Rolex, está claro, pero llevamos demasiado trayecto creyéndonos que la culpa de la fatalidad de una mujer siempre es otra mujer porque así nos han educado. Y así nos va: las tías seguimos en clara desventaja en el terreno del desamor.
También podría ser que nos perdiéramos cosas y que la cantante tuviera toda la razón en sus despotriques, que él fuera un perla y Clara una bad bitch, y que hacer una canción mediática sea su única oportunidad de recomponer un poco sus pedacitos esparcidos. Siempre nos faltarán datos, así que todo lo que se escriba estos días serán meras especulaciones y ganas de hacer salseo gratuito. Dudo que Shakira no haya sopesado los destrozos o las críticas de pasar del amor propio al odio machista en 3 minutos. Es una tía dolida, pero inteligente y con habitaciones propias. Digo yo que, además, estará asesorada. Digo yo que todo esto huele a estrategia a leguas. Simplemente es una loba que ha puesto por delante la pasta a la vida, porque su lógica de famosa debe decirle que no hay cosa que el dinero no pueda arreglar. Lo digo por sus hijos, que seguramente serán carne de psicólogo cuando les canten la canción en el patio del cole y les chillen que son los hijos de un putero y una cornuda. O de un blandengue y una puta. Pero su madre y su padre —que, recordemos todas juntas, fue el artífice del drama i se la peló fuerte que los cuernos salpicaran a los niños— se habrán encargado de guardarles billetes para el terapeuta en un par de huchas de barro. Quizás un día hasta les hagan una canción a duo pidiéndoles perdón y diciéndoles lo mucho que los quieren.