Vallfogona de Riucorb (Segarra histórica, actualmente Conca de Barberà); año 1592. Hace 432 años. Los Libros Parroquiales, los auténticos padrones de la época, revelan que en aquella pequeña comunidad de poco más de 300 habitantes las niñas tenían muchas más dificultades que los niños para llegar a la edad adulta. Los Libros de Bautizos de la época muestran un equilibrio en la distribución de géneros. Es decir, que nacían tantos niños como niñas. Pero, en cambio, los Libros de Defunción revelan que, en la franja de edad de 0 a 14 años, la guadaña de la muerte abarcaba en mayor medida a las niñas. En 1592, en este grupo de edad, la diferencia era de un 25% a favor de los niños. ¿Cuál era la causa de esta supermortalidad femenina en este grupo de edad tan joven?

La supermortalidad femenina

El fenómeno de la supermortalidad femenina en las edades medieval y moderna ha sido ampliamente estudiado. Pero la investigación se ha centrado, casi exclusivamente, en el segmento de las mujeres en edad de reproducción de la época (de 14 a 44 años). El paisaje socioeconómico de la comunidad local de Vallfogona a caballo entre los siglos XVI y XVII (que es paradigmático de la Catalunya de la época y que, por tanto, es extrapolable al conjunto del país), muestra claramente la existencia de este fenómeno. En 1592, las masas de hombres y de mujeres en la franja de edad de 15 a 29 años están, excepcionalmente, equilibradas (41 hombres por 44 mujeres). Pero, en cambio, en la franja de 30 a 44 años la diferencia es abismal (48 hombres por 33 mujeres).

Representación de un grupo familiar. Preparación por|para la danza. Mathieu Le Nain (siglo XVII). Fuente Museo del Louvre
Representación de un grupo familiar. Preparación para la danza. Mathieu Le Nain (siglo XVII). Fuente: Museo del Louvre

"Murió astillada"

Esta supermortalidad femenina, que en el caso de la Vallfogona de 1592 afecta especialmente a la franja de 30 a 44 años, sería causada por la sobreexposición de aquellas mujeres a la fecundidad. Los Libros de Bautizos revelan que las mujeres que alcanzaban la edad de 40 años habrían pasado por un mínimo de media docena y un máximo de una docena y media de embarazos y partos. La misma documentación parroquial documenta la causa de algunas de estas muertes con la lapidaria expresión "murió astillada" (murió trinchada o reventada). Pero, en cambio, en ningún caso se hace mención de las causas que podrían explicar aquella supermortalidad femenina infantil. ¿Por qué motivo en Vallfogona —y en el conjunto de Catalunya— las niñas morían más que los niños?

Catalunya, primer país en iniciar el derribo del feudalismo

La explicación a aquel fenómeno se tiene que buscar en la evolución histórica de la Catalunya entre siglos XIV y XVI; y en la ideología social resultante de aquellos procesos de transformación. En 1486, después de dos mortíferas revoluciones campesinas (las guerras remensas); Catalunya fue el primer país europeo en iniciar el derribo del régimen feudal, un sistema político y económico que había sido especialmente hostil con las clases humildes de la sociedad. Durante el siglo XVI el grueso de la sociedad catalana transita de un modelo de servidumbre —propio del régimen feudal— hacia un modelo mercantil. Por decirlo de una manera rápida y comprensible, transita de un paisaje de semiesclavos a un nuevo escenario formado por pequeños propietarios o por inquilinos en condiciones muy mejoradas.

Representación de un niño en edad de trabajar. Un niño campesino inclinado. Bartolomé Esteban Murillo (siglo XVII). Fuente National Portrait Gallery. Londres
Representación de un niño en edad de trabajar. Un niño campesino inclinado. Bartolomé Esteban Murillo (siglo XVII). Fuente: National Portrait Gallery. Londres

Una nueva cultura social y económica

Esta colosal transformación impulsaría la aparición de una nueva cultura social y económica de tipo productivista. Los campesinos y los menestrales pasan a ser, como mínimo, gestores únicos —cuando no son, también, los propietarios— de sus unidades de producción. Y el funcionamiento de aquellas unidades de producción se entendían como un todo, formado por la tierra o por el obrador (la fuente de los recursos), la mano de obra familiar (la fuerza motriz del trabajo) y la producción (el resultado de su actividad). Por lo tanto, es fácil imaginar que aquella Catalunya de 1592 —que ya había derribado el régimen feudal— está dominada por un paisaje económico que, en nuestra terminología actual, podríamos definir como un "país de trabajadores autónomos" o como un "país de pequeñas empresas familiares".

La fuerza motriz del trabajo

Pero aquel paisaje económico no tenía la fortaleza de un sistema consolidado. Y una de sus debilidades era la fuerza motriz del trabajo; es decir, la mano de obra. Todavía no existía la ley de la oferta y la demanda que, modernamente, regularía el mercado del trabajo. Y aquella multitud de unidades de producción familiar no solo se tenían que proveer con la mano de obra familiar, sino que la capacidad de generación de esta fuerza del trabajo sería la que condicionaría el futuro de aquellas iniciativas primigenias. Dicho de otra forma, la mano de obra que acabaría decidiendo la prosperidad y el futuro de una unidad de producción dependía de la suma de la capacidad de reproducción familiar y de la de generar alimentos con el objetivo de conducir a los chiquillos hasta la edad de trabajar (8 o 9 años).

Representación de un niño y una niña. Invitación al juego de la argolla|servilletero. Bartolomé Esteban Murillo. Fuente Dulwich Picture Gallery. Londres
Representación de un niño y una niña. Invitación al juego de la argolla. Bartolomé Esteban Murillo. Fuente: Dulwich Picture Gallery. Londres

"Brazos para trabajar"

En aquel contexto histórico y cultural, el hombre consolida su papel como fuerza motriz del trabajo. Las cabrevaciones de finales del siglo XVI y principios del XVII (una especie de declaraciones de renta y de patrimonio de la época) revelan que aquellas unidades de producción que podían hacer llegar más niños a la edad de trabajar conocían una progresión económica más rápida y más destacada, y eso impulsaría una ideología que arraigaría y se proyectaría con mucha fuerza. Una ideología que primaba la descendencia masculina, no solo como una fuente de recursos inmediatos (mano de obra para la unidad de producción familiar), sino también como una garantía de progreso económico y social: "si es un niño, brazos para trabajar".

"Un estorbo para casar"

Eso no quiere decir que el papel de la mujer quedara reducido a la nada. A la mujer se le reserva el papel, casi exclusivo, de máquina reproductora. Un rol muy importante en aquel contexto histórico y cultural. Más cuando la totalidad de la sociedad catalana de la época capitula matrimonialmente, y la mujer es el principal elemento de la negociación entre unidades de producción que viven una dinámica ascendente y que persiguen estratégicas alianzas familiares con un rendimiento a medio y largo plazo. Sin embargo, la culminación de aquellos acuerdos —las capitulaciones— implican la entrega de una dote negociada que la novia aporta al nuevo matrimonio; y que solo se recupera en caso de que esta muera prematuramente antes de tener descendencia: "si es niña, un estorbo para casar".

Grabado francés de Barcelona (1642). Fuente Cartoteca de Catalunya
Grabado francés de Barcelona (1642). Fuente: Cartoteca de Catalunya

La supermortalidad femenina infantil

Todo eso apunta, claramente, hacia una ideología que fabrica un escenario cultural y económico donde las niñas reciben menos atenciones alimentarias, sanitarias y afectivas que los niños. Sobre todo en aquellas unidades de producción más humildes, más sometidas a la precariedad y a la vulnerabilidad; y que, según las fuentes documentales, son las que presentan las tasas más altas de este fenómeno. Y que explican las importantes diferencias entre las masas de niños y de niñas en los segmentos más jóvenes de población. El perfil mayoritario de la víctima de la supermortalidad femenina infantil es una niña del segmento de edad de 0 a 5 años y de una unidad de producción de recursos escasos (4 a 6 miembros). La supermortalidad femenina infantil sería la lacra de aquella Catalunya en transformación.